miércoles, 28 de diciembre de 2011

El día de Nochebuena

El día de Nochebuena siempre es un día especial, pero para mí este año lo ha sido mucho más.

Por la mañana, a eso de las once, sin que mi hermano Miguelito se enterara, mis Padrinos, MariCarmen y Jose Miguel, vinieron a casa a recogerme y los tres fuimos juntos a por Natalia, que también vino con nosotros. Una vez los cuatro juntos, montamos en coche de padrino y fuimos al Plaza Mayor, para ver una película de cine los cuatro juntos. Vimos una película en tres dimensiones que se llama Arthur Christmas: Operación regalo. ¡Me encantó! ¡Qué bien lo pasamos!

Tomamos muchas chucherías, como a mí y a mi prima Natalia nos gusta. Luego comimos en el Burger King. ¡También nos encanta comer hamburguesas en el Burger King! ¡Qué bien lo pasamos los cuatro allí!

Antes de ir a casa de mis padrinos a ver su Belén, nos montamos en un montón de vacas que hay puestas por allí en el Plaza Mayor. ¡Qué bien lo pasamos en casa de los padrinos! ¡Hasta jugamos al escondite! Después me llevaron a mi casa y nada más llegar, casi sin tiempo para contarle a mis padres lo muy bien que me lo había pasado nos dimos un baño y nos preparamos para ir a casa de mis abuelos Pepi y Miguel, que es donde este año pasamos la Nochebuena.

Yo no tenía mucha hambre pero había muchísima comida por toda la mesa. Miguel sí que se puso tibio de comer y como siempre el que se puso tibio fue mi padre. ¡Ese sí que come!

domingo, 25 de diciembre de 2011

Madrid tercer día

Para nuestro tercer y último día en Madrid también desayunamos en el hotel. ¡Qué buenos que estaban lo churros madrileños! ¡y los zumos! Y justo después, sin perder nada de tiempo, fuimos a ver la Casa Museo de Lope de Vega, que una casa muy antigua y muy grande donde vivía Lope de Vega, que también, como Miguel de Cervantes, era escritor. Mamá y papá se quedaron en la entrada porque mamá se encontraba algo mareada y decidió mejor quedarse en la puerta, mientras que tita Mª José, Francisco, Miguelito y yo entramos a visitar la casa.

Lo más sorprendente de la casa es que en aquella época se lanzaba las cacas a la calle por las ventanas. ¿Os lo podéis imaginar? ¿No os parece muy extraño? Cuando la visita terminó y volvimos a la entrada mamá ya estaba muy mejorada y continuamos nuestra visita por Madrid. Lo siguiente fue ir a la Puerta del Sol, que pillaba de camino hacia El Corte Inglés de la calle Preciados donde mis titos querían entrar a comprar un regalo para Celia, a la que tanto echábamos todos de menos.

Por el camino nos hicimos unas fotos junto a una escultura de un oso y un árbol, que por lo visto es un madroño. A pesar de ser domingo por la mañana temprano, todo volvía a estar repleto de gente por todos lados. Volvimos de El Corte Inglés con el regalo y ya comenzábamos a tener hambre, así que volvimos al Mercado de San Miguel, que tenía unas tapas muy buenas y muy ricas y además estaba muy bonito con toda la decoración de Navidad. Después de allí cogimos una mesa en un restaurante por la zona antigua de Madrid, que no parecía tan antigua. Comimos otra vez tapeando y volvimos al hotel para recoger nuestras maletas.

Tirando de las maletas dimos un largo paseo por el Paseo del Prado, que es un camino que pasa por delante del Museo del Prado y que llega hasta la estación de Atocha, que es desde donde salía nuestro tren superrápido llamado AVE de vuelta hasta casa.

La vuelta en el tren fue más tranquila porque estábamos más cansados, y además pusieron la película de Cars 2, y como nos dieron unos auriculares, pues nos los colocamos y pasamos un buen rato del viaje viendo la película, pero no mucho. Mi hermano hizo caca dos veces en ese viaje de vuelta y otra vez más tuvo que ir al servicio a hacer pipó. Yo "sólo" fui una vez a hacer caca, pero dos para hacer pipí. Mis padres se conocían bastante bien el servicio del tren.

Al llegar a Málaga recogimos nuestro coche, que tanto eché de menos en las caminatas por Madrid, y de camino a casa fue imposible no dormir en nuestro coche con los asientos tan cómodos.

Al llegar a casa nos espabilamos, nos dimos un baño y cenamos con los abuelos Pepi y Miguel que vinieron a vernos. Estábamos muy cansados pero aguantamos un poquito más para pasar más tiempo con los abuelos.

Así acabó uno de los fines de semanas más intensos de nuestras vidas, que al principio no tenía ganas de repetir pero que ya me están volviendo otra vez.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Madrid segundo día

Pasamos una noche muy buena mi hermano Miguel y yo durmiendo en la misma cama, a pesar de que Miguel, que mis padres situaron entre la pared y yo, pasó por encima mía durante la noche y se cayó de la cama. ¡Y es que no está quieto ni durmiendo! Pero no pasó nada porque allí habían colocado mis padres una almohada que había de sobra para que el golpe con fuera tan fuerte.

Unas de las mejores cosas que tenía el hotel era el desayuno. En el desayuno había unos churros muy raros, que aunque sabían a churros, eran muy distintos a los que tomamos normalmente en Fuengirola. Eran chiquititos, y además los servían fríos, y tenían forma de lazo, pero estaban buenos. Se llaman churros madrileños. Luego también había Colacao, zumos de varios sabores. ¡Cómo me puse de zumos! También había tortilla de patatas y pan de varios tipos y formas, bizcochos y algunas piezas de bollería.

Después de desayunar subimos a la habitación para recoger la ropa de abrigo y hacer algo de pipí antes de ir a empezar a descubrir Madrid. Muy cerquita de nuestro hotel está el Barrio de las Letras, que es un barrio donde vivieron muchos escritores hace mucho tiempo. Una de esas casas era la casa de Cervantes, que es el mismo escritor por el que han puesto el nombre a mi colegio. Y cerca estaba también la Casa-Museo de Lope de Vega, y también las casas de Quevedo, o Calderón de la Barca. Al final nos acercamos para pedir cita para visitar la Casa- Museo de Lope de Vega para el día siguiente.

Desde allí cogimos el metro. ¡La primera vez que Miguelito y yo tomamos el metro! Nuestro recorrido fue desde la estación de Prado hasta la de Rubén Darío, que estaba cerca del sitio que queríamos visitar: el Museo de Sorolla. ¡Qué sitio tan bonito! ¡Con tantos cuadros bonitos! Mis padres parecían muy contentos allí dentro y nunca querían salir de allí, pero al final salimos.

Volvimos al metro y nos dirigimos al centro de Madrid, a una estación que se llama Callao. ¡Jo, cuánta gente estábamos allí! Después bajamos por una calle en la que había más personas que suelo hasta la Puerta del Sol y Miguelito se volvió a quedar dormido. ¡Era la segunda vez en su vida en la Puerta del Sol, y la segunda que estaba dormido y no la vio! Pasamos por la Plaza Mayor, y hasta el Mercado de San Miguel, que estaba abarrotado.

Al final comimos donde yo quería, en Burger King. ¡Qué ricas las hamburguesas! Después para bajar la comida, fuimos a la Plaza de la Villa, y después por la Catedral de la Almudena, y el Palacio Real, la Plaza de Oriente y por la calle Arenal hasta la Puerta de Sol, donde esta vez, a la tercera, Miguelito estaba despierto por fin. Vimos un montón de personajes de Disney que estaban allí para recibir a los niños y hacerse una foto. ¡Qué emocionante!

Después de hacernos unas fotos seguimos por la Carrera de San Jerónimo, hasta el Congreso y hasta la Fuente de Neptuno y el Hotel Palace, donde hay una cafetería muy divertida y chula en la que tomamos unos batidos y unos pastelitos. ¡Qué ricos! Luego volvimos al hotel para descansar y además porque mi papá y tito Francisco se iban juntos a un concierto de música de esa que les gusta a ellos y también a Miguel. Creo que se llama rock.

Ellos se fueron al concierto pero nosotras y Miguel fuimos a cenar a la plaza de Santa Ana, cerquita del hotel y después a dormir que buena falta nos hacía.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Madrid primer día

Todo lo tenían mis padres muy bien preparado desde mucho antes de ir a Madrid, para que después cuando estuviésemos de viaje todo fuera perfecto. Papá vino a recogernos a Miguel y a mí al colegio, fuimos andando a la casa, y por el camino compramos comida en una pollería que hay cerca de casa. ¡Qué ricas las patatas y las croquetas! Rápidamente, antes de que llegase mamá nos bañamos y nos vestimos. Mamá llegó justo a tiempo para darnos el toque final. Recogimos las maletas y nos montamos en el coche.

Aparcamos el coche en un hotel en Málaga, muy cerquita de la estación de trenes, donde pasaría todo el fin de semana mientras nosotros estuviésemos en Madrid. Desde el hotel fuimos a la estación de María Zambrano desde donde saldría nuestro tren hacia Madrid. Era un tren muy, muy rápido, a más de trescientos kilómetros por hora, que aunque yo no sé mucho, papá dijo que era el doble de rápido de cuando vamos en nuestro coche. Es un tren tan rápido que lo llaman AVE, porque parece que vuela.

Dentro del tren luego no parece que vaya tan rápido, aunque sí es cierto que el tiempo pasa rápido. Mis padres trajeron unas ceras de colores y unos cuadernos nuevos para pintar y lo pasamos muy bien. No nos movimos de nuestros asientos, salvo las veces que fuimos al servicio, que no fueron pocas: tres veces Miguel y tres veces yo. Y es que ir al baño era muy divertido.

Cuando llegamos a Madrid era ya de noche y hacía mucho frío. Muchísimo. Pero nuestros padres nos habían traído guantes, y gorros y bufandas y mucha ropa de abrigo. Nos montamos en un taxi que nos llevó directamente al hotel.

La habitación era muy divertida, y había una cama donde Miguel y yo íbamos a dormir juntos. ¡Qué calentitos! Al momento llegaron tito Francisco y tita María José, que estaban en su habitación esperando que llegáramos porque ellos como no tenían colegio pudieron irse por la mañana.

Salimos a comer a una plaza que había junto al hotel donde había muchos restaurantes. Se llama la Plaza de Santa Ana, y en el primer sitio que nos llamó la atención y había mesa libre entramos. Comimos bien y Miguel, que ya estaba muy cansado, se quedó frito en su carro en el mismo restaurante. Yo quería volver al hotel pero mis padres me dijeron que habíamos ido a Madrid para visitarla, y no para estar encerrados en la habitación del hotel.

Después del restaurante dimos un paseo hasta la Plaza Mayor, pero antes, para poder coger energías, me comí un donut de chocolate que estaba riquísimo. Desde la Plaza Mayor, bajamos por la Calle Mayor hasta la Puerta del Sol, donde había muchísimas personas y todo estaba muy bonito y decorado de Navidad. Miguel no vio nada de esto porque ya llevaba un buen rato dormido. Volvimos al hotel para reponer energías para el día siguiente.


domingo, 18 de diciembre de 2011

De turismo en ...

Este fin de semana ha sido un fin de semana maravilloso. Mis padres, mis tíos Mª José y Francisco, mi hermano Miguel y yo hemos ido de visita turística a una ciudad muy grande. Una de las más grandes si no la más grande de España. Una ciudad donde las calles son muy anchas, donde hay muchos museos y muchas esculturas y también muchas fuentes. Donde llega un tren que va rapidísimo y directamente desde Málaga, y donde hay muchísimos restaurantes y plazas. Pero donde sobre todo hay mucha, mucha gente.

Si todavía no lo habéis adivinado os lo digo yo. Hemos estado de visita turística en Madrid. En la capital de España ¡Y me ha encantado! Aunque también he echado un poco de menos mi casa. ¡Qué bien que ya estamos de vuelta!

Hoy estoy muy cansada y todavía casi no me ha dado tiempo a descansar, por eso, hoy sólo os pongo una foto, que ya en los próximos días os cuento más.

Os pongo una foto de todos nosotros en la Plaza Mayor. Una plaza grandísima en la que siempre había muchísima, pero muchísima gente.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Los juguetes favoritos

Mis padres dicen que cuando venga Papa Noel, o los Reyes Magos y vean la gran catidad de juguetes que tenemos en casa, posiblemente decidan volverse para atrás y darle los juguetes que eran para nosotros a alguien que los necesite más. Fue decirme eso y entrarme unas ganas horribles de deshacerme de algunos juguetes que tengo.

Mi hermano no opina lo mismo. No sé si es que no se entera o es que le da igual, pero cada vez que elijo un juguete para que mis padres se lo den a alguien que lo necesite más que nosotros, entonces, se pone como un loco, diciendo que no, que ese es suyo y cosas así.

Tiene juguetes a los que no ha mirado en mucho tiempo, pero en cuanto mis padres lo cogen y lo echan en una bolsa, en ese momento, pasa a ser su juguete favorito. Estamos apañados con él, como no cambie de parecer pronto, no vamos a recibir ningún regalo de Navidad, y todo va a ser por su culpa.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El mandril

Estaba mi padre sentado en la mesa charlando con su amigo Miguel, recién terminado los postres y en eso que mi hermano Miguelito estaba intentando tomarse el helado, y se veía a las claras que la iba a liar y manchar todo aquello que estuviese a menos de un kilómetro a la redonda, así que papá decidió sentarlo sobre sus rodillas y darle las cucharadas del helado de turrón él mismo. Todos habíamos comido ya, pero Miguelito que es algo nervioso tardó un poco más que el resto en comenzar a tomarse el helado.

Cuando papá le decía a Miguelito que abriera la boca, le pedía que la abriera bien grande y Miguelito la abría todo lo que podía. Ponía la boca muy, muy grande. Entonces papá, al verlo, le dijo que parecía un mandril -ese mono que es muy feo y abre mucho la boca (como el de la foto)- y Miguelito movió la cabeza afirmativamente. Papá le preguntó si sabía lo que era un mandril, y Miguelito volvió a mover la cabeza diciendo que sí, entonces papá, sorprendido de lo que Miguelito decía que sabía le preguntó que qué era un mandril. Y Miguelito, ni corto ni perezoso dijo que de España, del Málaga y del Mandril. Ja, ja ,ja... ¡cómo se rieron todos!

Dice mi madre que mi padre le tiene hecha un limpieza de cerebro tan grande a Miguelito que ya todo lo relaciona con lo mismo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Los adornos navideños

Ya estamos de lleno en fechas navideñas, y por eso, en casa, ya hemos realizando algunos preparativos. El jueves pasado colocamos todos nuestros adornos de Navidad por la casa, y en serio os digo que está preciosa.

No sabría decir de todos los típicos adornos de navidad cual es el que más me gusta a mí. Por un lado me encanta el árbol de navidad, tan grande, tan luminoso, con tantas bolas doradas, y luces encendiéndose y apagándose. Por otro lado está el Belén, con la Virgen, San José, el niño Jesús, la mula y el buey. Todo tan lindo y bonito. Además hecho por mi abuela Pepi. ¡Qué artista!

Además del árbol y del Belén ponemos más adornos por la casa. Uno en la misma puerta para que se vea claro que dentro estamos en Navidad.

Todo es muy bonito y navideño, pero lo que más ilusión me ha hecho colocar es una bandeja de papá Noel en el que he colocado un montón de bombones de chocolate. ¡Me encanta que esté a mi alcance! ¡Le he prometido a mis padres que cuando me vaya a tomar uno se lo voy a decir! Aunque de verdad que no sé si podré cumplirlo siempre.

martes, 6 de diciembre de 2011

Todo cerrado

Hoy martes ha sido fiesta y desde primera hora de la mañana mi hermano y yo hemos decidido que había que aprovecharlo. Por eso nos despertamos bien temprano y fuimos a meternos en la cama de nuestros padres, que aunque estaban tranquilitos rápidamente se espabilaron.

La primera decisión que tomamos fue vestirnos rápido e irnos a desayunar a la calle. Fuimos a la churrería de Pepe, nuestro vecino, donde siempre nos atienden muy bien. Todos comimos churros y algunos los mojamos en chocolates y otros en azúcar. ¡Qué ricos que están!

Desde allí fuimos a El Corte Inglés porque mis padres querían comprar algunas cosas para la Navidad, pero resultó que estaba cerrado, como también el Mercadona, y el Dani, y el Euromarket. Todos estaban cerrados. A mi padre se le ocurrió la idea de ir al Carrefour Los Patios, que aunque sospechaba que también estaría cerrado, al menos, muy cerca hay un parque que podría ser muy divertido.

¡Qué bien que estaba cerrado! ¡Y qué divertido era el parque! Tenía un tobogán bien largo y con curvas, muy pero que muy rápido, pero mejor lo comprobáis en el vídeo. Era tan rápido que como no te quitaras pronto el que venía detrás te daba un buen golpe.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Mi nueva bata

Hoy escribo en mi blog solamente para deciros que como mi bata rosa se me había quedado muy pequeña y ya estaba bastante estropeada, mi madre, que siempre es tan buena previsora y está tan atenta a todas las cosas que hay que hacer para mejorar en casa, me ha regalado una bata de Minnie. ¡Es una bata super chula y me encanta! Es una bata preciosa, supersuave, mucho más que lo era mi bata anterior, y tiene un cinturón que es una de las cosas que yo le dije a mi madre que quería cuando me la comprase, pero además, sin esperarlo, incluye un gorro que viene con lazo y orejas, de manera que cuando me lo pongo parezco una auténtica ratoncita.

Ahora cada día, al terminar del baño, estoy deseando salir y secarme para colocarme mi bata nueva de Minnie y mirarme en el espejo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Al lío

El domingo nos despertamos algo más temprano de lo habitual. La primera en despertar fui yo y me acerqué a la cama de mis padres, que me dejaron entrar un poco, hasta que Miguel nos escuchó, y entonces ya éramos cuatro.

Papá se levantó, se arregló y fue a por churros. ¡Qué ricos que están! Después, sin perder tiempo, nos arreglamos todos y fuimos a Málaga porque mis padres, como nos habíamos portado bien, nos tenían preparadas unas entradas para ir al Teatro.

Vinos una obra muy divertida de payasos que se llama Al lío. No sé si le gustó más a Miguel o a mí, pero lo que es seguro es que lo pasamos en grande. Nos reímos a carcajadas, hasta no poder más. ¡Qué divertido! Lo que más gracia me hizo fue cuando al payaso se le caían los pantalones y se le veían los calzoncillos de lunares. Y a Miguel, lo que más le gustó, es ver cómo se daban de tortas unos a los otros.

Después buscamos un sitio donde almorzar cerca del teatro, pero lo mejor de la comida, el postre, lo dejamos para tomarlo en otro lugar, en una cafetería donde hubiese pasteles, aunque al final no me tomé un pastel sino unas tortitas con chocolate. ¡Qué ricas!

Seguimos paseando por la calle Larios, que ya está adornada de Navidad, pero como aún era de día, las luces no estaban encendidas. Al menos le sacamos a nuestros padres unos globos. Una flor para mí y una pantera para Miguel. Dimos un paseo algo más largo de regreso al coche y volvimos a casa que al día siguiente había que ir al cole.

sábado, 26 de noviembre de 2011

La fiesta de la castaña

Este último viernes ha sido un viernes muy especial, desde luego no ha sido un viernes cualquiera, y es que en mi colegio tenemos una fiesta que me encanta. ¡La fiesta de la castaña! Me pongo muy contenta sólo de pensarlo. Hemos tenido que apuntarnos y pagar un euro por cada uno de nosotros, y con ese dinerito el castañero, que es el hombre que hace las castañas, viene al colegio y asa las castañas en nuestro patio mientras todos vemos como lo hace.

En realidad no es mi primer día tomando castañas porque ya fui un día a comprar castañas con mi padre. Y cuando las probé, pues, eso, que no estaban malas, pero tampoco muy buenas. Mi padre, que se acordaba que yo no me tomé ni una, me dice que para qué vamos a pagar un euro para que yo vaya a la fiesta de la castaña si no me gustan las castañas, que mejor se ahorra el euro y me quedo en clase aprendiendo. Al final, tras muchos te quieros y muchos besos le convencí para que me diera un euro, aunque luego fue mamá la encargada de dármelo, bueno, dárselo a mi señorita. Y así al final pude ir a la fiesta de la castaña.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Estrenando el sofá

Muchos podrían estar pensando que mi hermanito Miguel, ahora que no está el sofá viejo, que ya nos hemos deshecho de él, no podría dormir en el sofá nuevo. Podría pensarse eso, pero no es así, para nada. Ya ha demostrado que se queda dormido igual, aunque de manera distinta. No tiene muy claro cómo colocarse, hacia donde poner la cabeza, ni los pies, pero dormirse que es lo que realmente quiere conseguir, se duerme. No parece que esté tan cómodo pero lo consigue.

Como veis ya ha "estrenado" el sofá nuevo, cuando hablamos de dormir en el sofá. Lo malo es despertarlo para ponerle el pijama. ¡No veas qué cabreo coge!

domingo, 20 de noviembre de 2011

La mesa

Ayer sábado, como el día estaba muy lluvioso pasamos todo el día en casa. Durante la tarde, mientras papá estaba tumbado en su dormitorio leyendo, mamá en el cuarto del ordenador corrigiendo exámenes y yo estaba en la cocina pintado con las acuarelas, mi hermano Miguel, que estaba solo en el salón, la lió bien.

Durante un buen rato todo estaba tranquilo, cada cual haciendo sus cosas pero de pronto escuchamos un gran golpetazo, un bum seco. Primero llegué yo, después papá, que había escuchado el golpe pero como no oyó que nadie lloraba pues tampoco se dio mucha prisa, y mamá como vio que papá fue, pues siguió trabajando, pero cuando papá llegó llamó a mamá.

Mi hermano Miguel había volcado la mesa del salón. ¡Pero si es más pesada que él! Todos nos quedamos cuajados, sin saber qué decir. Papá estaba dispuesto a agarrar a Miguel de la oreja y llevarlo así hasta el cuarto oscuro -que es el cuarto de baño con la luz apagada- pero al acercarse a la mesa, me miró con una cara de loco que me entró un escalofrío. Tragué saliva. Papá acababa de descubrir uno de mis mayores secretos. ¡Mis pinturas secretas! (Ver foto dando un clic)

¡Vaya la que se lió! Y no pude negarlo. ¡Lo había firmado!

Pd: Lo peor es que hay cosas pintadas con rotulador que ya no se borran.

lunes, 14 de noviembre de 2011

El sofá nuevo

Este fin de semana ha vuelto a ser movidito. El viernes por la tarde nos quedamos en casa de nuestros abuelos Pepa y Felipe, mientras mis padres iban en busca y captura de un sofá. El sofá llegó al día siguiente pero venía en distintas piezas, y también compraron un puf y una estantería que hará las veces de zapatero.

Papá pasó gran parte del sábado para montarlo. Y el domingo cuando ya estaba el sofá montado en el salón y llegó la hora de sacar de casa el viejo, mi hermano Miguel no quería, decía que le gustaba más el sofá antiguo que el nuevo. Al principio no le parecía así, pero desde que mis padres le han dicho que en el sofá nuevo no se pueden subir los lápices de colores, que tampoco se puede tomar batidos y que tampoco se puede comer, ni subir con los zapatos, desde entonces, creo que prefiere el sofá viejo. Además él había encontrado la manera de encajar la cabeza para echarse un sueño sin que se le volcase la cabeza, en cambio, ahora con el sofá nuevo, no puede.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cosas de Miguel

Ya sabéis lo bicho que es mi hermano, pero también tenéis que saber que a veces se porta como es debido y todos estamos muy contentos. Hay veces que mis padres nos dicen que recojamos el salón, y él, sin rechistar ni escaquearse, lo recoge todo, mientras a lo mejor yo estoy distraida viendo los dibujos. Además casi todos los días trae en la mano escrito MB, que significa que ha comido muy bien, cosa que a mí sólo me escriben cuando me gusta la comida.

También ha aprendido muy rápidamente a hacer caca y pipí en el váter, aunque alguna que otra vez se le escapa un poquito, pero muy pocas veces. Otra cosa bien distinta es conseguir que se esté quieto, porque yo puedo estar dos horas viendo los dibujos casi sin moverme de la misma posición del sofá, pero mi hermano, es casi imposible que esté quieto viendo los dibujos, pues aunque está viéndolos también hace otras cosas, como jugar con el globo, o con los coches o con los rompecabezas, cualquier cosa para no estarse quieto.

La única forma de que esté quieto es dormido, como por ejemplo ayer, que fuimos a recoger a mi padre a la puerta del trabajo, a las ocho de la tarde y ya estaba dormido en el coche. Lo subieron a casa, le pusieron el pijama, lo metieron en la cama y ni se enteró. Dormido se tomó el biberón, que mamá preparó y después dio, y así ha estado hasta esta mañana. ¡Qué tranquilidad había en casa anoche!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Gusanitos

Ayer, mientras estábamos tranquilamente sentados en el sofá viendo los dibujos y comiendo gusanitos, a mi hermano Miguel no se le ocurrió otra cosa que meterse un gusanito por la nariz. Y claro, como es tan burro se lo metió tan para adentro que luego se partió y ahora no se lo podía sacar. Se puso muy nervioso y a llorar. Se fue corriendo hacia la cocina que es donde estaban mis padres y rápidamente le metieron la cara debajo del chorro de agua del grifo y después le intentaron sacar lo que quedaba dentro con un sacamocos. ¡Vaya tonto que es! ¡Con lo buenos que están lo gusanitos, ¿por qué se los mete por la nariz? ¡Es que tiene cada cosa! Pasó un buen rato hasta que se quedó tranquilo y todavía estuvo mucho tiempo resoplando por la nariz.

Yo, en cambio, me he portado muy bien. Me como toda la comida. Hago mis tareas. Me visto casi sola ya, aunque es verdad que sigo siendo algo desordenada y descuidada, pero poco a poco parece que estoy consiguiendo serlo menos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

La trompeta de juguete azul

Papá estaba leyendo sentado tranquilamente en el sofá del salón y mi hermano estaba alrededor de él tocando la trompeta de juguete azul, todo el rato, de un lado para otro, pitando y pitando, papá le dijo que jugara con otra cosa que no podía leer con tanto ruido, pero Miguel nada, toca que te toca, y a ser posible, cada vez más y más fuerte. En una de estas que Miguel soltó despistado la trompeta sobre la mesa, papá, en un instante, le quitó el pitorro que hace que suene la trompeta de juguete y la volvió a dejar en su sitio. Al momento Miguel volvió a llevarse la trompeta a la boca pero ya no pitaba, algo había pasado, la miraba, soplaba, luego soplaba más y más fuerte, pero nada, no conseguía hacer que sonara, de pronto la trompeta no funcionaba, entonces se dirigió a papá, le dio la trompeta de juguete azul y le dijo, papi hay que cambiar las pilas. Toma.

Pd: Os cuelgo una foto en la que se puede ver uno de los momentos de gira por nuestra casa.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Comportamientos

Esta semana mi madre ha ido a hablar con mi profesora para ver cómo iba todo, y mi señorita le ha dicho que voy muy bien. Que estoy aprendiendo a leer muy rápido, y que escribo también muy bien, y que además dibujo estupendamente y que la única cosa que dice que hago regular es que no paro de charlar. Le ha dicho algo que yo no le había contado a mis padres, pero porque se me había casualmente olvidado, ¿eh?, y es que tuvo que separarnos a mí y a mi compañera porque hablamos mucho, según mi seño nos tiramos mucho tiempo cascando y por eso nos tuvo que separar, pero que en todo lo demás voy muy bien.

Pero, sin embargo, mi señorita, que no es la señorita de mi hermano Miguel, le dijo a mi madre: "el otro, ese es otra cosa, o eso parece", luego le contó, sin que ella sea su señorita, que es muy nervioso, y que no escucha mucho y que va un poco a su bola, y lo peor es que en todas las peleas que hay en el colegio está metido él, incluso con los niños que hay en mi clase, que son dos años mayor que él. Además dijo que con lo chiquitillo que es, encima, se mete con los más grandes. ¡Ya dice papá que algún día le van a dar bien!

lunes, 31 de octubre de 2011

Truco o trato

Hoy entramos en Halloween, que es una fiesta fantasmal y monstruosa, y cada día más, pero no nos da miedo porque en casa estamos preparados para lo peor, listos para que cualquier monstruo que quiera pueda aparecer por la puerta, porque nosotros, en casa, tenemos muchos pero que muchos caramelos y chucherías para todos aquellos seres muertos o vivientes que quieran hacer truco o trato. Además puede que le demos algún sustito que otro. Ja ja ja....


miércoles, 26 de octubre de 2011

A simple vista

El mismo domingo, poco después de escribir en este blog, mi hermano, en una de esas carreras que se da, viniendo como una moto desde su cuarto hasta el salón, sin explicarnos todavía bien cómo, de repente, se pegó un tortazo de los buenos. Se ve que corría mucho y dando la curva del salón se le cruzaron las piernas o qué se yo y aterrizó con la frente. Fue un sonido seco y fuerte. Todos pensábamos que se habría hecho algo gordo nada más oirlo. Rápidamente mis padres acudieron para lavarle la frente y ver qué le había pasado. Es muy difícil porque Miguel lo primero que hace es llevarse ambas manos a la frente y no las quiere quitar. No había sangre, pero sí un morado sobre el que se podía apreciar a simple vista como iba creciendo.

Mi madre suele tener polos helados en el congelador para estos casos. Así que lo primero que hicimos fue eso, colocarle el polo en la herida. Luego un antiflamatorio. ¡Qué buen rato se tiró llorando y diciendo "me duele, me duele". ¡Y vaya susto que nos dio a todos! Cualquier día se parte algo. Menos mal que por ahora es de plástico.

Pero todo eso ya pasó, y ya no se queja, pero, sin embargo, lo que tiene ahora es una fiebre alta, con muchos mocos y mucho mucho sueño. Por eso hoy se ha quedado sin ir al cole, en casa de mi abuela Pepa, que además es su cumpleaños.

domingo, 23 de octubre de 2011

Guyi Guyi

El sábado celebramos el cumpleaños de mi tita Rosi, y aunque estaba lloviendo muchísimo, fuimos a juntarnos todos en la casa de campo donde tito Chiqui tiene sus caballos. Allí hay mucho barro y por eso fuimos preparados y llevamos unas botas de agua. ¡Jo, qué divertido es llevar botas de agua a un sitio donde hay mucho barro! Podéis imaginar cómo nos pusimos. Lo pasamos genial y después tomamos tarta de chocolate, con lo que nos quedó un día muy marrón.

Hoy domingo ha sido también un día muy divertido porque hemos ido a Málaga, al teatro y hemos visto una obra de teatro muy divertida que se llama Guyi Guyi. Trata de un cocodrilo que nace en una familia de patos, entonces cree ser un pato, pero claro, en realidad es un cocodrilo que cree ser un pato, pero un día se da cuenta que es un cocodrilo y que además los cocodrilos comen patos. Miguel se lo pasó genial, disfrutaba con la boca abierta con la historia y la emoción, y también reía igual que yo, sólo que yo además eché unas lagrimitas en un momento tierno y triste que había, pero no cuento más y mejor vais a verla.

Después fuimos a uno de mis restaurantes favoritos, que es una pizzería que hay en Málaga donde ponen unos macarrones con tomate que están para chuparse los dedos y después tienen la tarta de chocolate más sabrosa y apetitosa del mundo entero. Mis padres tuvieron que pedir dos porque yo devoraba como si fuese un cocodrilo hambriento.

Al terminar la obra nos pudimos hacer fotos y darle la mano al cocodrilo y a su mamá pato. ¡Qué guay!

jueves, 20 de octubre de 2011

El parte de heridos

Estos últimos días están resultando algo accidentados en casa. Todo comenzó ayer miércoles cuando estábamos por la tarde en la celebración del cumpleaños de mi amiga Ana, cuando mi madre sufrió uno de sus mareos. ¡Qué mal lo pasó! Pero por lo menos no le duró mucho y pudo recuperarse tan bien y con tantas ganas como ella nos tiene acostumbrados.

Hoy, mientras papá iba de camino a la natación, y todos estábamos todavía dormidos en casa, papá se cayó al suelo por meter, sin darse cuenta, el pie en un hoyo, que provocó que se le doblara el tobillo que ahora tiene hinchado como una pelota y casi que anda a la pata coja.

Pero la peor parte se la llevó Miguel, que por la tarde, mientras mamá estaba recogiendo la cocina, papá en el trabajo y yo viendo los dibujos, se subió, escalando, por el mueble del salón para coger el estuche de colores y se cayó, con la mala suerte de que se dio con la estantería en la barriga, justo debajo de las costillas, de manera que se ha hecho una herida pero bien buena.

Os ponemos una foto donde se puede ver la herida y también cómo lo han curado mis padres. Hay que decir que la foto asusta mucho, y viéndolo en carne y hueso todavía más, pero a Miguel no parece afectarle mucho y sigue dando saltos y brincos y corre y se tira al suelo y hace lo mismo que hacía antes y sin protestar lo más mínimo.

Desde entonces ando por la casa con pies de plomo porque me temo que cualquier desgracia puede estar a punto de ocurrirme.

lunes, 17 de octubre de 2011

Con razón

El fin de semana ha sido muy tranquilote, porque después de feria es lo que nos apetecía a todos. El viernes por la noche, después de pasar toda la tarde viendo muchos dibujos, pedimos pizza para tomar en casa. Mis padres se piden una grande para ellos, y mi hermano y yo tomamos una pequeña para nosotros. A todos en nuestra casa nos gusta la pizza. ¡Delicious!

Luego el sábado todo el rato en casa. Papá estaba algo malito, con muchos mocos y dolor de garganta, así que pasamos todo el rato dibujando, jugando con los globos y poniendo cosas por medio.

Pero el domingo mamá nos llevó al parque, aunque al final fuimos a tres parques. Uno detrás de otro. Yo con mi patineta y Miguel con su moto. Papá se quedó en casa descansando. Al volver a casa, poco antes de la hora de almorzar, me cambié los pantalones que había roto por la rodilla al caerme al suelo. Miguel también se cayó pero no rompió nada de ropa, pero sí que se hizo una herida en el brazo, pero poca cosa. Nos arreglamos y fuimos a almorzar a un restaurante chino.

En el restaurante chino no me porté lo bien que mis padres hubiesen deseado. Primero porque no me gusta casi nada. Sólo el pan de gambas, que yo lo llamo patatas chinas y un poco de fideos de arroz, y una mijita de pollo. Pero no me gustan ni las gambas, ni las zanahorias, ni el bambú, ni las setas, ni los guisantes, ni la soja, ni casi nada de lo que había para comer. Mi padre se enfadó mucho. Muchísimo. Porque dice -con razón- que no es que no me gusten las cosas, es que ni siquiera las pruebo, y que eso es justo lo que le disgusta. Se pasó toda la tarde sin ganas de mirarme. Rehuyéndome. Y eso es lo que más me duele.

Le prometí que probaría más comidas y que iba a ser más buena, y sólo me perdonó poco antes de dormirme, cuando yo estaba lloriqueando en la cama.

Mi hermano, en cambio, come de todo, prueba todo lo que le ponen por delante, sin problemas. A veces le gusta, a veces no, pero prueba todo. Lo que él hace mal que yo no, es que ha aprendido a eructar y aunque lo hace muy flojito, ahora está todo el día eructando y él mismo se dice burro y se ríe.

viernes, 14 de octubre de 2011

2000 días de Sofía

Aunque sólo tengo 5 años y unos pocos meses, llevo en este planeta, justo hoy, 2000 días. ¿Verdad que es increíble? A mí también me lo parece. Contar dos mil días es contar muchos dedos como días. No podría recordar cada uno de mis dos mil días, pero sí puedo decir que casi todos, quitando unos cuantos que he estado enferma, los he disfrutado todo lo mejor que he podido y sabido. Y es que esto de vivir es un juego muy divertido y siempre hay cosas buenas que hacer.

Mis padres siempre me dicen que cuando yo no estaba en este mundo, antes de que naciera, estaban mucho más tranquilos, y no tenían que recoger tantos líos de la casa, ni levantarse tan temprano, pero, sin embargo, también dicen que ahora que estamos mi hermano y yo son mucho más felices. ¿Verdad que es bonito?

¿Sabéis qué? Ya estoy deseando cumplir 2000 días más.

Os pongo una foto de noviembre de 2006, cuando yo aún tenía siete meses. ¿Verdad que estaba guapa?


jueves, 13 de octubre de 2011

Buñuelos y jamón

Ya se acabó la Feria, y ahora comienza el día a día de siempre. Las clases en el colegio, las clases de inglés, hacer las tareas en casa y muchas más cosas por el estilo. Pero me han dicho mis padres que en poco tiempo, casi sin darnos cuenta, están aquí las Navidades, y que antes de que lleguen las Navidades tenemos algunas cosas chulas que hacer, que ya irán poco a poco contándome. ¡Qué ilusión!

Mientras llegan esas cosas chulas que vamos a hacer, me gusta recordar todas las cosas que hemos hecho en la Feria. Sobre todo en los muchísimos cacharritos que me he montado, tanto mi hermano como yo. Ayer, sin ir más lejos, me monté en el Dragón con mi padre, y justo detrás nuestra se montaron Nacho y Mariano. También monté en los coches choques con Nacho. ¡Dos veces! Después en el tren de la bruja y lo más divertido de todo: en el coche de caballos de tito Chiqui. ¡Qué bonito es! ¡Y qué bien lo pasamos!

Miguel ayer no se montón en muchas cosas porque vino todo el rato a ver cómo me montaba yo, menos una vez que se montó en el trenecito junto con Daniel. También vimos en los cosas en las que se montó Blanca. ¡Jo, qué valiente es!

Todos los días que hemos ido a la Feria, que han sido cuatro, tanto mi hermano como yo hemos ido vestidos de gitanos, y cada día hemos vuelto con un montón de globos. Ahora tenemos la casa llena, y eso que Miguel cuando puede explota alguno.

Otra cosa que he hecho cada día ha sido tomarme unos buñuelitos con chocolate blanco. ¡Qué ricos están! Y Miguel todos los días ha comido jamón. ¡Jo, cómo le gusta el jamón!

miércoles, 12 de octubre de 2011

Explotando globos

Seguimos de feria, y seguimos pasándolo en grande. Tanto a mi hermano como a mí nos encanta disfrazarnos para ir a la feria. A mí me gusta ir disfrazada de gitana y a él de vaquero. Mis padres siempre nos dicen que si nos portamos bien y si nos comemos la comida, nos llevarán a los cacharritos y por ahora siempre nos han llevado, lo que quiere decir que no nos portamos tan mal.

De todos los cacharritos en los que me he montado, que son bastantes, el que más me gusta es el del Dragón, porque coge mucha velocidad, y parece un coche de carreras, y ayer me monté con mi padrino que me invitó. También me gusta el Tronquito que es parecido al Dragón aunque algo más lento, pero tiene que a veces va para atrás, es decir, de espaldas. En esta atracción sí que se puede montar mi hermano y es la que más le gusta. Pero ayer, que fue el cumpleaños de mi padrino José Miguel y nos invitó a todos a almorzar en la Feria, nos montamos dos veces seguidas. ¡No os podéis imaginar qué paso! ¡Miguel se durmió montado en la atracción! ¡NO ES SORPRENDENTE! Todos nos quedamos pasmados. Mis padres dicen que les dio un poco de pena porque seguro que estaba demasiado cansado para montarse dos veces seguidas. Yo creo que es así, porque en realidad a mí también me entró sueño y durante un rato iba montada con los ojos cerrados.

También me monté con mi prima Natalia en los coches choques para niños, aunque todo el tiempo conducía ella porque a mí no me gusta mucho conducir y además ella lo hace muy bien.

Antes, mientras estábamos en la caseta donde almorzamos, jugamos a muchos juegos que prepararon unos payasos en la pista de baile, y jugué tan bien que gané un premio, mientras mi hermano se pasó todo el rato explotando globos, que es una de sus diversiones favoritas.

domingo, 9 de octubre de 2011

El cumpleaños de verdad

El siete de octubre fue el cumpleaños de mi hermano Miguel, el de verdad, y ese día sí que fue un día super especial, y es que mi hermano tiene la suerte que su cumpleaños es el mismo día en el que comienza la feria de nuestra localidad. Así que mi hermano casi siempre cuando llega su cumpleaños se viste de vaquero, como Woody el de Toy Story. Le encanta ir vestido de vaquero. Yo también me disfrazo de gitana, con un vestido igualito del de mamá pero en chico. En la familia el único que no se disfraza es mi padre.

Fuimos a un restaurante a almorzar con un montón de amigos, primos, titos, padrinos y de todo. Le cantamos el cumpleaños feliz por tercer día seguido, y por tercer día seguido volvió a soplar la vela del tres sobre una tarta.

Al terminar desde el restaurante dando una larga caminata llegamos a la feria donde nos montamos en los cacharritos. Primero en un coche de carreras y después en un tronco de madera que se movía muchísimo. ¡Qué divertidos son los cacharritos!

Estuvimos en la feria hasta después de cenar y se nos hizo de noche y pudimos ver un buen rato todas las luces de la feria. Pero antes de volvernos a la casa nos montamos por última vez ese día. Bueno en realidad me monté porque Miguel se quedó dormido en su carro. Y de despedida, antes de volver a la casa, me comí unos buñuelitos con azúcar. ¡Qué ricos!

sábado, 8 de octubre de 2011

La corona

Al día siguiente de la celebración de Miguel había cole, así que también nos tuvimos que levantar temprano para no llegar tarde. Además como mis padres habían decidido llevar una tarta a la clase de mi hermano para que pudiera compartirla con sus nuevos amigos del cole, teníamos pensado llegar algo más pronto aún.

Al recogerlo del cole la seño dijo que había comido regular, pero que eso es algo que suele ocurrir a todos los niños cuando se hinchan antes de comer tarta. Y ya son dos los días que se hincha de comer tarta.

Además le pusieron una corona, como si fuese un príncipe, y todos sus compañeros le cantaron cumpleaños feliz, y es un chico excelente y cosas así durante un buen rato. Luego jugó con su corona y llegó a casa con ella. ¡Cualquiera se la quita ahora!

viernes, 7 de octubre de 2011

Celebrando el cumpleños de Miguel

El miércoles no era el cumpleaños de mi hermano Miguel, sino que era dos días antes, pero aún así, lo celebramos ese día.

Por la mañana no dejó de ser un día como otro cualquiera. Levantándonos pronto, desayunando, vistiéndonos, e ir al cole. Después al comedor y algo más tarde tranquilitos en casa, hasta que de pronto, mamá nos dijo que había que darse prisa porque había que bañarse y vestirse que después teníamos que ir al parque que hay cerca de nuestra casa para celebrar allí el cumpleaños de Miguel, donde iban a venir muchas personas.

Vinieron muchísimas personas y no sé si olvidaré al alguno porque siempre olvido alguno. Vinieron nuestros abuelos: Pepa, Pepi, Miguel y Felipe. Vinieron nuestros padrinos: Cristina, David, Mª Carmen y José. También vinieron nuestros titos y nuestros primos: Ana, Paco, y Natalia; Rosi, Chiqui y Daniel; Mª José, Francisco y Celia y también amigos de nuestros padres: Juanfra, Lidia, Elena; Mamen, Pepe; Micky, Ignacio y Adrián. Además vinieron titos y primos de mi madre: Nieves y Mariano, Mª José, Blanca y Nacho; Paqui, Carmen, Miguel e Iker; Trini y Pepe, Isabel y Paco. Espero no olvidar a nadie...

También hubo más de uno al que le hubiese gustado venir pero que al final, por una cosa o por otra, no pudieron.

Miguel recibió muchísimos regalos. De todo tipo. Estaba muy contento y feliz. Se lo pasó en grande. Bueno, lo pasamos en grande todos.

martes, 4 de octubre de 2011

El pinchazo

El viernes pasado tras volver del colegio y arreglarnos un poco en casa, fuimos a la consulta de nuestro médico, el pediatra Jesús Romero, porque mi hermano Miguelito cumple en los próximos días tres años y por eso le tocaba la revisión de los tres años.

He de decir que se portó muy pero que muy bien y que todas las pruebas que le realizó el pediatra fueron estupendamente bien, incluso aumentó el percentil que tenía de altura, aunque sólo un punto, ahora mide 92 cm. El percentil del peso sí que lo aumentó más, 8 puntos, casi 15 kilos pesa, algo que se veía venir porque ahora come más que antes y cada día más cosas distintas.

Pero de todo, lo que más me sorprendió fue cuando Jesús dijo a mi madre que lo tumbara y que papá le sostuviera el brazo porque le iba a poner una inyección. Miguel miró la aguja de la jeringa y vio cómo el pediatra le pinchaba, y no hizo nada para evitarlo, tan sólo soltó un pequeño ay, casi que no se escuchó. En seguida dijo que le picaba, pero no soltó ni media lágrima. Está hecho un tío valiente.

viernes, 30 de septiembre de 2011

El Santo de Miguel

Esta semana también estamos muy liados, y así me parece que va seguir siendo durante un buen tiempo, y como estamos muy liados pues casi no nos da tiempo a otra cosa que a eso de estar liados. Si embargo, tuvimos algo de tiempo para divertirnos un poco más de la cuenta el día del jueves, que fue el santo de mi hermano Miguel y también de mi abuelo Miguel.

A mi abuelo no lo pudimos ver y darle felicidades en persona porque estaba de viaje pero a mi hermano sí que nos lo comimos a besos los tres en casa.

Miguel es muy pillín y aunque no tiene ni idea de qué significa eso del santo, si que se da cuenta de que es un día especial y distinto para todos, pero sobre todo para él.

Mis padres le regalaron unas botas de agua y se puso muy contento y feliz y ya estaba loco para ir a la calle y pisar charcos, pero tuvimos que explicarle que no había charcos en ese momento porque no había llovido. También le han regalado ropa entre los abuelos, titos y padrinos, pero de todos los regalos que ha recibido el que más ilusión le hizo al principio fue un reloj de Buzz Lightyear. Luego cuando lo tuvo un buen rato puesto decía que le molestaba y ahora cuesta que se lo ponga, y es que no está acostumbrado a llevar reloj.

Ahora os pongo una foto mía porque como casi todo ha sido de Miguel pues para variar.

martes, 27 de septiembre de 2011

De un lado para otro

Últimamente hemos estado un poquitín vagos y no hemos actualizado nuestro blog, pero lo que pasa es que con el ajetreo diario que tenemos apenas nos queda tiempo para sentarnos a escribir. Y es que esto de ser hija de padres trabajadores es muy duro. Por la mañana al cole, luego al comedor, otro día al inglés, otro a casa de una abuela, otro a casa de la otra y casi no tengo tiempo de disfrutar de los dibujos de la tele. Todo el día de un lado para otro.

Por eso cuando llega el fin de semana lo que apetece es quedarse tranquilitos. Este viernes y sábado, además, mi hermano Miguel tuvo fiebre, y mami aunque no tuvo fiebre sí estuvo malita. Así que mi padres decidieron ir al Hospital para que nos viera un médico. Y la verdad es que después de ver al médico y tormase las medicinas que les había recetado la doctora, tanto uno como el otro han mejorado muchísimo.

Mamá ha mejorado mucho y Miguel muchísimo. Tanto, que el domingo ya pudimos ir al parque que está cerca de la casa y pasar un buen rato jugando y después comiendo en el restaurante que está allí mismo en el parque. Y como nos portamos bien, o al menos no muy mal, de postre, nos dejaron tomarnos un helado para cada uno. Uhmmm... luego toda la tarde tirados en el sofá viendo los dibujos... ¡Me encanta!

martes, 20 de septiembre de 2011

El primer día

El lunes de la semana pasada, día 12 de septiembre, fue un día muy pero que muy importante. Mi hermano Miguel fue al cole por primera vez en su vida. Mis padres estaban algo preocupados por si lloraría al entrar. También estaban algo preocupados porque Miguel sabe pedir pipí, pero lo pide tan tarde que como no se dé prisa se le escapa unas gotillas.

Tampoco sabe aún limpiarse cuando hace caca. Pero lo peor de todo es que cuando hace pipí, al sentarse, siempre se quita los pantalones y también los calzoncillos, y luego no sabe ponérselos y le tienen que ayudar. Sin embargo, en el cole nadie le va a ayudar porque tiene que salir de la clase e ir solo al servicio que está justo al lado, para luego, volver a la clase. En casa no lo consigue casi nunca, pero es verdad que el váter está más alto que en el cole.

Sólo puedo decir que cuando mamá habló con la señorita le dijo que todo fue bien. Y no sólo no lloró al entrar sino que empujaba a los demás para entrar el primero. Mamá le preguntó a la señorita si había hecho pipí bien y le dijo que sí. ¡Os lo podéis creer! Está hecho un prenda bueno.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Salmonetes y bambú

El miércoles, que era el día que de verdad mamá cumplía taitantos, al salir de clase, mamá vino a recogernos y allí mismo nos arregló, porque estábamos muy sucios y muy despeinados. Mamá nos invitó a almorzar junto con los abuelos Pepa y Felipe y también mi padre que estaban esperándonos para comer pescaitos en La Paz Garrido. ¡Qué bien comimos!

El que más comió fue mi hermano Miguel, comió como pocas veces ha comido. Se hinchó de coquinas, se hinchó de boquerones, de calamares y también probó pulpo, patatas y salmonetes. El tío le dio a todo. Y por si fuese poco también se tomó un helado al final. Yo también me porté bien porque comí muchos boquerones y calamares, alguna patata y un salmonete, que yo no quería comer porque los pescados naranjas no me atraen mucho, pero hice un esfuerzo porque era el cumpleaños de mi madre y porque si no me lo comía me quedaba sin helado.

Después papá se fue a trabajar y nosotros estuvimos un rato pequeño con los abuelos y después para la casa.

En la casa me lo paso muy bien. Me encanta estar en casa. Tengo tantísimas cosas que siempre tengo cosas que hacer y nunca me aburro. Además estamos fresquitos con el aire acondicionado. Además también tenemos varios canales de dibujos animados, lo que hace que muchas veces cueste trabajo sacarme de casa.

Por la noche, para rematar el día, pedimos comida china y probé por primera vez bambú, que es la comida favorita de los osos panda, pero no me gustó mucho.

sábado, 17 de septiembre de 2011

En el Elola

El miércoles fue el cumpleaños de mamá, que cumplió taitantos. Pero nosotros comenzamos la celebración el día antes, el martes, en cuanto papá llegó del trabajo y nos llevó a ver a mamá practicar su clase de pilates. Las clases de aerobic las recibe muy cerca de casa, en el Complejo Deportivo Elola, así que resultó un paseo corto. Fue muy divertido ir a verla practicar aerobic, pero qué calor hacía allí dentro. Miguel nada más entrar dijo que hacía mucho calor. Hasta con lo chico que es se dio cuenta. Estuvimos un buen rato sentados en la grada animando a mamá, que era de todas las que estaban en la clase, la que hacía mejor la gimnasia. Bueno ella y tita Rosi que estaba junto a ella.

Después vimos a muchísima gente más practicando deporte. Vimos a gente practicando fútbol, otro fútbol pero en un campo más pequeño y con una pelota más chiquitita. También vimos a gente jugando al balonmano, al pádel y a natación. ¡Jo, qué grande era la piscina! ¡Es la piscina más grande que nunca he visto! En esa piscina es en la que papá nada algunas mañanas. Ver a tanta gente practicar deporte afectó a Miguel que desde ese momento se tiró todo el camino de vuelta a casa dando patadas y saltos. ¡No paraba ni un segundo!

Al llegar a casa nos pusimos los pijamas y cenamos porque queríamos estar listos para que cuando mamá llegara y se duchara, le pudiésemos dar los regalos de su cumple.

Miguel le regaló unos pantalones y yo un libro en inglés, en el que no hay ni un solo dibujo. Parecía muy contenta y nosotros nos fuimos satisfechos a la cama por haber visto a mamá tan feliz.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La desición rápida

El sábado por la mañana me desperté algo perezosa y no tenía muchas ganas de ir a la playa, que es lo que, en principio, yo tenía previsto. Me quedé con mi padre, pero no en casa, sino que fuimos juntos al rastro.

Yo sabía que si iba al rastro le podría sacar algo a mi padre. Algún regalín. Se lo pregunté antes de ir para asegurarme y me dijo que sí, pero que sólo en el caso de que me portara bien. Así que decidí no ir a la playa y sí al rastro acompañando a mi padre.

Hacía mucho calor, muchísimo, y había que caminar un buen rato, pero no me quejé nada. Papá se entretenía mirando libros y yo muñecas, él miraba discos y yo más muñecas. Había muchísimas. Cada pocos minutos le preguntaba a papá si me estaba portando bien y él me decía que sí. Hasta que ya empezaba a estar muy cansada y con mucha sed. Creo que papá al darse cuenta de mi cansancio, porque casi caminaba arrastrando las manos por el suelo de lo doblada que iba, me dijo que me compraría una cosa, pero sólo una. O bien un libro de dibujos que estaba mirando en ese momento y tenía entre mis manos, o bien, bajábamos un buen trecho y me compraba una muñeca preciosa que me había gustado un rato antes. Tenía que tomar una decisión.

Cinco minutos después estábamos sentados en un bar, donde había aire acondicionado. Papá con una cerveza y yo con un zumo de melocotón. Los dos comiendo de unas patatas fritas que nos pusieron de acompañamiento. Y también los dos leyendo nuestros libros nuevos.

Aquí os pongo una foto mía, disfrazada de no sé qué en el cumpleaños de Celia.

lunes, 12 de septiembre de 2011

En el cumple de mi abuelo Felipe

Si el miércoles celebramos el cumpleaños de mi abuelo Miguel yendo todos juntos a cenar el viernes hicimos lo mismo pero por el cumpleaños de mi abuelo Felipe. Vinieron todos mis titos y primas por parte de mi madre, los abuelos y nosotros. Fuimos a tomar pescaditos fritos, aunque yo que estoy últimamente muy caprichosa y mis padres están algo enfadados por eso, me tomé patatas fritas con huevo.

Mis padres dicen que mi hermano Miguel y mi primo Daniel se portaron mejor que yo, por lo menos en lo que a comer se refiere, porque yo comencé diciendo que me dolía la tripa y que no quería comer y luego me comí las patatas con huevo. Mi padre dice que me lo he comido porque iba con los abuelos pero que cuando vaya con mis padres voy a pasar hambre si no me como la comida que me ponen por delante. ¡Jo!

Le pregunté a mi padre cuales eran los números que le pondrían a la tarta de mi abuelo y me dijo que iba a tener suerte porque no había tarta, de manera que me podría tomar un helado. ¡Qué suerte la mía!

viernes, 9 de septiembre de 2011

71 tacos

El miércoles fue el cumpleaños de mi abuelito Miguel, que cumplía 71 años, y que, aunque es el mayor de todos mis abuelos, está todavía muy en forma y con ganas de guerra. Nos juntamos en el Restaurante Los Manueles, invitados por los abuelos, a cenar para celebrar que otro año más cumplía años. ¡Y los que le quedan!

Fuimos todos mis titos por parte de mi padre: mis padrinos Mª Carmen y José, mis titos Ana y Paco, con Natalia. También vinieron a acompañarnos algunos de los hermanos de mi abuelo: mis tío-abuelos Antonio y Vicky; y Ani y José Luis. ¡Lo pasamos genial!

Mi papá dice que el abuelo ha cumplido 71 tacos cuando en realidad ha cumplido 71 años. No entiendo nada.

También he de decir que me porté regulín porque yo quería tomar un helado, y sin embargo lo que había era tarta, entonces como yo tenía antojo de helado en lugar de tarta, me puse a llorar y no quise tomarme la tarta, hasta que, tras un buen rato, me convencieron para tomarme la tarta, que por cierto estaba buenísima.

martes, 6 de septiembre de 2011

En el Carmen Thyssen

Ya ha comenzado la tarea diaria del trabajo para mis padres, pero todavía no para nosotros, los pequeñines de la casa. No importa, porque aunque mis padres trabajen, aún les queda algo de tiempo para hacer cosas superespeciales con nosotros.

El sábado por la mañana, por ejemplo, mi madre nos llevó a la piscina junto con Lidia y Elena, y un poco más tarde, llegó Juanfra. Volvimos a casa para almorzar y justo después nos bañamos rápido y nos largamos para Málaga, donde habíamos quedado con nuestros amigos Daniel y Jaime, y con sus padres y su tía, claro. Lo primero que hicimos fue visitar el Museo Carmen Thyssen, que a mí se me hizo algo pesado y aburrido, pero mis padres parecían estar muy contentos y a gusto. Especialmente mi padre y Miguel -el papá de Daniel y Jaime- que iban por detrás de nosotros, más tranquilos, disfrutando de los cuadros.

Desde allí fuimos a un restaurante asturiano que ellos conocían, donde nos comimos unas croquetas para chuparse los dedos, además de boquerones fritos que nos vuelven locos a todos. Luego dimos un paseo hasta la heladería Casa Mira, donde me pedí un helado de cucurucho que no fui capaz de tomarme entero de lo grande que era. Miguel se pidió uno igual de grande y casi se lo toma, pero al final se dio cuenta que no podía y se lo dio a mis padres. De vuelta a casa en coche no recuerdo nada.

Al día siguiente también hicimos cosas especiales. Fuimos a la playa los cuatro juntos. Fuimos a la playa que es mi favorita, porque el agua cubre muy poco y puedo estar jugando en la orilla todo el rato, además mis padres se colocan en primera fila y están muy pendientes de nosotros. Mi hermano no hay día que no se llene la boca de arena, y cuando no es la boca son los ojos. ¡Siempre pasa algo con él! Al menos esta vez no le entraron ganas de hacer caca.

Desde la playa, todavía con arena en los pies, fuimos al chiringuito. ¡Nos encanta! Me tomé seis sardinas. ¡Un espeto estero para mí! ¿No es increíble? Pues figuraos que el canijo de mi hermano se tomó otras seis sardinas. ¡Otro espeto entero para él! ¡Y eso que también comimos calamares fritos! Después para despedir el día de playa, tomamos un helado riquísimo. Miguel un Frigopie y yo un Sandwich de nata. ¡Qué rico todo!

Volvimos a casa y pasamos toda la tarde tranquilos en casa, donde vinieron a visitarnos los abuelos Pepi y Miguel, que tuvieron la suerte de venir cuando mi madre estaba haciendo crepes.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El último día

El último día de las vacaciones de mis padres teníamos decidido ir todos juntos a desayunar a la calle. Fuimos a la churrería de Pepe, nuestro vecino, y tomamos churros con chocolate y yo también un poco con azúcar, que casi me gustan más.

Desde la churrería, directamente, fuimos a la playa, porque ya íbamos preparados con los bañadores y las toallas y las sillas y la sombrilla y todo. No había apenas ninguna ola, el agua parecía estar en calma, y quizás un poco más caliente que el día anterior, pero sólo muy poco. Qué bien se pasa y qué rápido pasa el tiempo en la playa. Mis padres leyendo y Miguel y yo haciendo castillos. El único problema fue cuando a Miguel le entró ganas de hacer caca y mamá tuvo que dejarlo todo y llevarlo corriendo al chiringuito, porque ya se sabe que Miguel está aprendiendo bastante bien pero cuando dice: que sale, que sale, hay que darse mucha pero que mucha prisa.

Desde la playa fuimos almorzar a uno de los sitios que más nos gustan a Miguel y a mí. Se llama Myramar y tienen unas hamburguesitas chiquititas, con queso y con unos huevos chiquititos que están riquísimos. Después volvimos a la casa a comer helado y descansamos porque después yo tenía una cita que llevo mucho tiempo deseando que llegase: el cumpleaños de mi amiguita María del Mar. ¡Qué bien lo paso en los cumpleaños! ¡Y Miguel no digamos!

jueves, 1 de septiembre de 2011

Burros y sardinas

Si pensaba yo que el día anterior había sido muy bueno, el siguiente no fue mucho peor.

Me desperté algo temprano porque tenía muchas ganas de ir al baño, y comprobé que mi padre ya estaba despierto, sentado delante del ordenador. Le dije que tenía hambre y me dijo que me invitaba a desayunar en la calle. ¡Acepté sin dudarlo! Mi madre se levantó para vestirme y volvió a la cama mientras Miguel seguía dormido y mi padre y yo nos fuimos a Mijas.

Fuimos a Mijas porque allí es donde trabaja mi padrino, al que fuimos a visitar. Los tres juntos: mi padre, mi padrino y yo fuimos a desayunar juntos. Me tomé un Colacao y un pan con mantequilla que me invitó mi padrino ¡Qué rico estaba y qué divertida es Mijas con tantos burros! Fuimos en coche un buen rato muy despacito detrás de un burro que se había soltado e iba solo. Al terminar de desayunar bajamos hacia Fuengirola pero antes paramos en el garaje porque el coche llevaba unos días con un sonido extraño, que a mis padres les preocupaba. Nos dijeron en el garaje que lo iban a mirar y que nos tomaramos algo en el bar, y que en 15 ó 20 minutos volviésemos. Así que fuimos al bar que hay cerca y tomé un botellín de agua. Al rato el hombre del garaje vino al bar y le devolvió las llaves del coche a papá y le dijo que lo había aparcado en la misma puerta del bar, que estaba arreglado y lo mejor fue que le dijo a papi que no le debía nada. ¡Qué bien!

Fuimos a casa y nos preparamos para ir a la playa. ¿No es divertido? Fuimos a la playa los cuatro, y nos instalamos muy cerquita de la orilla. El agua estaba algo fría, pero a mí no me importó. Lo pasamos genial haciendo castillos de arena y después fuimos a almorzar al chiringuito. ¡Cómo me puse de sardinas! Primero comimos boquerones, luego calamares y para terminar me tomé cuatro sardinas, ¿y sabéis qué? Mi hermano Miguel se tomó otras cuatro. Mi madre dice que ya mismo en lugar de pedir tres espetos vamos a tener que pedir cuatro. Uno para cada uno.

Volvimos a la casa y mi madre me puso un gran vaso con helado de turrón. ¡Uno de mis favoritos! ¡Cómo me puse de helado! Luego pasamos toda la tarde en casa jugando y por la noche: pizza. ¡Yuuuupi!

martes, 30 de agosto de 2011

Los Pitufos

Ayer por la tarde fue un día especial como pocos lo son. Para comer mi madre cocinó huevos rellenos, que han pasado de ser una comida que yo no quería probar nunca, a ser una de mis comidas favoritas de entre todas las comidas que hay en el mundo mundial. Luego, por si no fuese bastante ya para ser un día especial, por la tarde, fuimos al cine, para ver la nueva película de Los Pitufos. ¡Jo, cómo me gustó la película! ¿He dicho me gustó? Pues debería haber dicho nos gustó, porque Miguel lo pasó bomba como yo y mis padres también parecían disfrutar. ¡Qué divertida y qué bien lo pasamos!

Además, mis padres me compraron un paquete de palomitas para mí, y uno bien grande de gusanitos para Miguel, que compartimos, aunque Miguel no debe todavía comer muchas palomitas, y un botellín de agua para cada uno de nosotros. Teníamos los mejores asientos de todo el cine porque había muy poca gente y estábamos totalmente en el centro del centro -lo sé porque papá me lo explicó-.

Al salir del cine papá nos explicó que durante la película, en un momento que salí junto con mi madre al servicio porque ya no podía aguantar más para hacer pipí, mi hermano le preguntó a mi padre dónde estábamos, porque estaba tan metido en la película que ni se enteró de que me había ido, entonces se incorporó y comenzó a gritar Sofíiiiia, mamaaaaaá, porque la película volvía a ponerse interesante y no quería que nos la perdiésemos. Por lo visto un niño que estaba sentado delante se volvió a mirar a Miguel, que estaba formando tanto jaleo, y Miguel sacó la mano del paquete de gusanitos y le saludó diciéndole: ¡hola!. Valiente elemento.

Después del cine, de camino a casa, para rematar el día, tomamos un helado cada uno. ¿No es genial? Me pedí un cucurucho de nata, y otro para Miguel. ¡Qué bien dormimos después en nuestra camita por la noche!

lunes, 29 de agosto de 2011

Aprovechando el tiempo

Ya se nos están acabando las vacaciones, pero aún estamos en los últimos días. Sigo intentando aprovechar el tiempo, jugando con mis cosas, con mi hermano, aunque a veces discutimos, y cosas así. Es verdad que a veces echo de menos a mis amiguitas, y me entran ganas de llorar, pero sé que ya mismo estaré otra vez jugando con ellas.

A mi hermano le debe pasar algo parecido porque de vez en cuando se acuerda de la guardería, y cuando por la mañana mis padres lo están vistiendo, pregunta si lo llevamos a la guarde y cuando le dicen que no, pregunta: ¿no?, con algo de tristeza, pero pronto se le pasa.

Y no es que lo estemos pasando mal, todo lo contrario, lo que pasa es que teníamos una rutina que nos gustaba y nos gusta compartir nuestras cosas con nuestros amigos.

Mis padres dicen que cuando volvamos al cole no nos vamos a querer levantar por la mañana y es que hoy, por ejemplo, me he despertado a las once menos cuarto, que es muy tarde. Mi hermano se ha despertado una hora antes que yo, más o menos, pero se ha estado quietecito viendo los dibujos en la tele mientras se tomaba el biberón.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Gormiti versus Fresita

Mi hermano y yo estamos comenzando a tener problemas con los dibujos, a mi hermano le gustan unos que a mí también me gustan pero prefiero otros. A Miguel le gusta mucho, muchísimo ver la película de Cars. Todo los días la ve una vez, o si no todos, casi y cuando no está viendo Cars lo que más le gusta, incluso más que ver Cars es Gormiti, que son sus dibujos favoritos. A mí no es que no me gusten pero no tanto como a Miguel. Además a Miguel le gusta tanto que se mete en los dibujos tan profundamente que luego se pasa un buen rato dando tortas. ¡Es lo que más le gusta!

A mí, sin embargo, me gustan más los dibujos pacíficos, sobre todo en los que salen princesas y cosas de color rosa. Me encantan los dibujos de Fresita, o de Mickey Mouse y cosas así, pero a mi hermano no parece que le hagan tanta gracia y cuando lleva un rato viéndolos se cansa y pide que pongamos otros dibujos.

Os coloco una foto en la que se nos ve a Miguel y a mí jugando en mi cama con una linterna y las luces apagadas.

martes, 23 de agosto de 2011

No sale

La semana pasada mis padres se rieron un buen rato a costa de mi hermano Miguel, y es que Miguel está aprendiendo a hacer caca -ya lo tiene prácticamente controlado- y también está aprendiendo a hablar y tiene unas ocurrencias que nadie puede evitar reír.

Resulta que le entró uno de esos ataques instantáneos de hacer caca, que cuando le entran no puede esperar, hay que ponerlo rápidamente porque si no parece que se va a hacer caca encima, aunque luego nunca se hace. Así que mi padre, que es el que estaba en casa más libre, lo puso en el váter y pasó que no podía hacer caca. Miguel decía una y otra vez que "no sale", puso las manos con las palmas hacia arriba preguntando "qué pasa, qué pasa, no sale" y luego dijo "el váter está roto". Y mi padre se hinchó a reír.

lunes, 22 de agosto de 2011

Pidiendo

El sábado pasado fue el primer día en los dos años y diez meses que tiene mi hermano Miguel que durmió sin pañal. Mis padres estaban dándose cuenta de que ya apenas manchaba el pañal, y durante el día siempre pide pipí y nunca se le escapa nada, por lo que decidieron que durmiera sin pañal, y por ahora, que lleva dos noches, ninguna de las dos noches se ha hecho pipí, es más se despierta a medianoche pidiendo hacer pipí en el váter.

La verdad es que a mí me costó mucho aprender a hacer pipí, y con cinco años todavía no lo había conseguido, sin embargo, mi hermano, ya lo tiene casi controlado. Me ha ganado, pero yo le gano en otras cosas, como en hablar, que hablo y hablaba con su edad mucho mejor. Así es la vida.

domingo, 21 de agosto de 2011

Con los abuelos Pepi y Miguel

Con los abuelos Pepi y Miguel también lo pasamos en grande. Estando allí Miguel no se cayó de la cama pero yo sí que me di un buen topetazo con la pared, y es que ya lo dice mi padre, cuando no es uno es otro, la cosa es estar siempre liados.

Uno de los días mientras me quedaba con mis abuelos Pepi y Miguel, mi padrino vino a recogernos y fuimos a su casa y también a la piscina que hay en su edificio. ¡Jo, qué bien lo pasamos juntos! Ya es la segunda vez que voy este verano. Mi madrina me explica muchas cosas y es muy atenta y paciente conmigo, mientras que mi padrino aguanta muchas de las patadas que Miguelito reparte. ¡Sólo le gusta jugar con los coches y dando patadas! ¡Valiente elemento!

Una de las cosas que me enseñaron mis padrinos que yo luego le expliqué a mis padres es a tomarme las uvas con las pipas, sin quitárselas primero. ¡Qué fácil es! Yo aprendí rápido pero mi prima Natalia no lo aprendió bien.

Otro de los días fui a casa de tita Ana y Paco, sin Miguel, y me llevaron a la feria de Benalmádena y estuvimos en la calle hasta tardísimo. Nos montamos en los coches choque y en el trenecito de los payasos donde me dieron un globo, pero se me explotó enseguida. ¡Que día tan especial junto a mi prima Natalia! ¡Dormimos juntas en su cama! ¿No es divertido?

sábado, 20 de agosto de 2011

Con los abuelos Pepa y Felipe

Ya estoy de vuelta y no creáis que he estado sin hacer nada porque no he parado. Como mis padres han estado de viaje, y en el viaje que han hecho había que andar mucho, tanto mi hermano como yo preferimos quedarnos en casa de los abuelos donde no hay que andar tanto, ni mucho menos, aunque tampoco paramos y además nos cuidan muy pero que muy bien.

Primero pasamos tres días en casa de mi abuela Pepa y mi abuelo Felipe y todo fueron cosas buenas, a pesar de que mi hermano Miguel se cayó una vez de la cama durmiendo, y es que no para ni durmiendo. ¡Vaya susto que se llevó!

Los abuelos nos llevaron junto con mi primito Daniel, con el que hace tan buenas migas mi hermano Miguel; fuimos a la piscina que tienen mis titos en el bloque de vivienda donde viven. Es una piscina chiquitita pero lo pasamos en grande. También nos llevaron al parque que hay junto su casa donde lo pasamos en grande, y también fuimos a cenar a un restaurante donde coincidimos con Blanca y con Nacho. ¡Qué bien lo pasamos juntos!

Se nos pasaron los tres días casi sin darnos cuenta y entonces vinieron a recogernos los abuelos Pepi y Miguel.