martes, 29 de noviembre de 2011

Al lío

El domingo nos despertamos algo más temprano de lo habitual. La primera en despertar fui yo y me acerqué a la cama de mis padres, que me dejaron entrar un poco, hasta que Miguel nos escuchó, y entonces ya éramos cuatro.

Papá se levantó, se arregló y fue a por churros. ¡Qué ricos que están! Después, sin perder tiempo, nos arreglamos todos y fuimos a Málaga porque mis padres, como nos habíamos portado bien, nos tenían preparadas unas entradas para ir al Teatro.

Vinos una obra muy divertida de payasos que se llama Al lío. No sé si le gustó más a Miguel o a mí, pero lo que es seguro es que lo pasamos en grande. Nos reímos a carcajadas, hasta no poder más. ¡Qué divertido! Lo que más gracia me hizo fue cuando al payaso se le caían los pantalones y se le veían los calzoncillos de lunares. Y a Miguel, lo que más le gustó, es ver cómo se daban de tortas unos a los otros.

Después buscamos un sitio donde almorzar cerca del teatro, pero lo mejor de la comida, el postre, lo dejamos para tomarlo en otro lugar, en una cafetería donde hubiese pasteles, aunque al final no me tomé un pastel sino unas tortitas con chocolate. ¡Qué ricas!

Seguimos paseando por la calle Larios, que ya está adornada de Navidad, pero como aún era de día, las luces no estaban encendidas. Al menos le sacamos a nuestros padres unos globos. Una flor para mí y una pantera para Miguel. Dimos un paseo algo más largo de regreso al coche y volvimos a casa que al día siguiente había que ir al cole.

sábado, 26 de noviembre de 2011

La fiesta de la castaña

Este último viernes ha sido un viernes muy especial, desde luego no ha sido un viernes cualquiera, y es que en mi colegio tenemos una fiesta que me encanta. ¡La fiesta de la castaña! Me pongo muy contenta sólo de pensarlo. Hemos tenido que apuntarnos y pagar un euro por cada uno de nosotros, y con ese dinerito el castañero, que es el hombre que hace las castañas, viene al colegio y asa las castañas en nuestro patio mientras todos vemos como lo hace.

En realidad no es mi primer día tomando castañas porque ya fui un día a comprar castañas con mi padre. Y cuando las probé, pues, eso, que no estaban malas, pero tampoco muy buenas. Mi padre, que se acordaba que yo no me tomé ni una, me dice que para qué vamos a pagar un euro para que yo vaya a la fiesta de la castaña si no me gustan las castañas, que mejor se ahorra el euro y me quedo en clase aprendiendo. Al final, tras muchos te quieros y muchos besos le convencí para que me diera un euro, aunque luego fue mamá la encargada de dármelo, bueno, dárselo a mi señorita. Y así al final pude ir a la fiesta de la castaña.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Estrenando el sofá

Muchos podrían estar pensando que mi hermanito Miguel, ahora que no está el sofá viejo, que ya nos hemos deshecho de él, no podría dormir en el sofá nuevo. Podría pensarse eso, pero no es así, para nada. Ya ha demostrado que se queda dormido igual, aunque de manera distinta. No tiene muy claro cómo colocarse, hacia donde poner la cabeza, ni los pies, pero dormirse que es lo que realmente quiere conseguir, se duerme. No parece que esté tan cómodo pero lo consigue.

Como veis ya ha "estrenado" el sofá nuevo, cuando hablamos de dormir en el sofá. Lo malo es despertarlo para ponerle el pijama. ¡No veas qué cabreo coge!

domingo, 20 de noviembre de 2011

La mesa

Ayer sábado, como el día estaba muy lluvioso pasamos todo el día en casa. Durante la tarde, mientras papá estaba tumbado en su dormitorio leyendo, mamá en el cuarto del ordenador corrigiendo exámenes y yo estaba en la cocina pintado con las acuarelas, mi hermano Miguel, que estaba solo en el salón, la lió bien.

Durante un buen rato todo estaba tranquilo, cada cual haciendo sus cosas pero de pronto escuchamos un gran golpetazo, un bum seco. Primero llegué yo, después papá, que había escuchado el golpe pero como no oyó que nadie lloraba pues tampoco se dio mucha prisa, y mamá como vio que papá fue, pues siguió trabajando, pero cuando papá llegó llamó a mamá.

Mi hermano Miguel había volcado la mesa del salón. ¡Pero si es más pesada que él! Todos nos quedamos cuajados, sin saber qué decir. Papá estaba dispuesto a agarrar a Miguel de la oreja y llevarlo así hasta el cuarto oscuro -que es el cuarto de baño con la luz apagada- pero al acercarse a la mesa, me miró con una cara de loco que me entró un escalofrío. Tragué saliva. Papá acababa de descubrir uno de mis mayores secretos. ¡Mis pinturas secretas! (Ver foto dando un clic)

¡Vaya la que se lió! Y no pude negarlo. ¡Lo había firmado!

Pd: Lo peor es que hay cosas pintadas con rotulador que ya no se borran.

lunes, 14 de noviembre de 2011

El sofá nuevo

Este fin de semana ha vuelto a ser movidito. El viernes por la tarde nos quedamos en casa de nuestros abuelos Pepa y Felipe, mientras mis padres iban en busca y captura de un sofá. El sofá llegó al día siguiente pero venía en distintas piezas, y también compraron un puf y una estantería que hará las veces de zapatero.

Papá pasó gran parte del sábado para montarlo. Y el domingo cuando ya estaba el sofá montado en el salón y llegó la hora de sacar de casa el viejo, mi hermano Miguel no quería, decía que le gustaba más el sofá antiguo que el nuevo. Al principio no le parecía así, pero desde que mis padres le han dicho que en el sofá nuevo no se pueden subir los lápices de colores, que tampoco se puede tomar batidos y que tampoco se puede comer, ni subir con los zapatos, desde entonces, creo que prefiere el sofá viejo. Además él había encontrado la manera de encajar la cabeza para echarse un sueño sin que se le volcase la cabeza, en cambio, ahora con el sofá nuevo, no puede.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cosas de Miguel

Ya sabéis lo bicho que es mi hermano, pero también tenéis que saber que a veces se porta como es debido y todos estamos muy contentos. Hay veces que mis padres nos dicen que recojamos el salón, y él, sin rechistar ni escaquearse, lo recoge todo, mientras a lo mejor yo estoy distraida viendo los dibujos. Además casi todos los días trae en la mano escrito MB, que significa que ha comido muy bien, cosa que a mí sólo me escriben cuando me gusta la comida.

También ha aprendido muy rápidamente a hacer caca y pipí en el váter, aunque alguna que otra vez se le escapa un poquito, pero muy pocas veces. Otra cosa bien distinta es conseguir que se esté quieto, porque yo puedo estar dos horas viendo los dibujos casi sin moverme de la misma posición del sofá, pero mi hermano, es casi imposible que esté quieto viendo los dibujos, pues aunque está viéndolos también hace otras cosas, como jugar con el globo, o con los coches o con los rompecabezas, cualquier cosa para no estarse quieto.

La única forma de que esté quieto es dormido, como por ejemplo ayer, que fuimos a recoger a mi padre a la puerta del trabajo, a las ocho de la tarde y ya estaba dormido en el coche. Lo subieron a casa, le pusieron el pijama, lo metieron en la cama y ni se enteró. Dormido se tomó el biberón, que mamá preparó y después dio, y así ha estado hasta esta mañana. ¡Qué tranquilidad había en casa anoche!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Gusanitos

Ayer, mientras estábamos tranquilamente sentados en el sofá viendo los dibujos y comiendo gusanitos, a mi hermano Miguel no se le ocurrió otra cosa que meterse un gusanito por la nariz. Y claro, como es tan burro se lo metió tan para adentro que luego se partió y ahora no se lo podía sacar. Se puso muy nervioso y a llorar. Se fue corriendo hacia la cocina que es donde estaban mis padres y rápidamente le metieron la cara debajo del chorro de agua del grifo y después le intentaron sacar lo que quedaba dentro con un sacamocos. ¡Vaya tonto que es! ¡Con lo buenos que están lo gusanitos, ¿por qué se los mete por la nariz? ¡Es que tiene cada cosa! Pasó un buen rato hasta que se quedó tranquilo y todavía estuvo mucho tiempo resoplando por la nariz.

Yo, en cambio, me he portado muy bien. Me como toda la comida. Hago mis tareas. Me visto casi sola ya, aunque es verdad que sigo siendo algo desordenada y descuidada, pero poco a poco parece que estoy consiguiendo serlo menos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

La trompeta de juguete azul

Papá estaba leyendo sentado tranquilamente en el sofá del salón y mi hermano estaba alrededor de él tocando la trompeta de juguete azul, todo el rato, de un lado para otro, pitando y pitando, papá le dijo que jugara con otra cosa que no podía leer con tanto ruido, pero Miguel nada, toca que te toca, y a ser posible, cada vez más y más fuerte. En una de estas que Miguel soltó despistado la trompeta sobre la mesa, papá, en un instante, le quitó el pitorro que hace que suene la trompeta de juguete y la volvió a dejar en su sitio. Al momento Miguel volvió a llevarse la trompeta a la boca pero ya no pitaba, algo había pasado, la miraba, soplaba, luego soplaba más y más fuerte, pero nada, no conseguía hacer que sonara, de pronto la trompeta no funcionaba, entonces se dirigió a papá, le dio la trompeta de juguete azul y le dijo, papi hay que cambiar las pilas. Toma.

Pd: Os cuelgo una foto en la que se puede ver uno de los momentos de gira por nuestra casa.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Comportamientos

Esta semana mi madre ha ido a hablar con mi profesora para ver cómo iba todo, y mi señorita le ha dicho que voy muy bien. Que estoy aprendiendo a leer muy rápido, y que escribo también muy bien, y que además dibujo estupendamente y que la única cosa que dice que hago regular es que no paro de charlar. Le ha dicho algo que yo no le había contado a mis padres, pero porque se me había casualmente olvidado, ¿eh?, y es que tuvo que separarnos a mí y a mi compañera porque hablamos mucho, según mi seño nos tiramos mucho tiempo cascando y por eso nos tuvo que separar, pero que en todo lo demás voy muy bien.

Pero, sin embargo, mi señorita, que no es la señorita de mi hermano Miguel, le dijo a mi madre: "el otro, ese es otra cosa, o eso parece", luego le contó, sin que ella sea su señorita, que es muy nervioso, y que no escucha mucho y que va un poco a su bola, y lo peor es que en todas las peleas que hay en el colegio está metido él, incluso con los niños que hay en mi clase, que son dos años mayor que él. Además dijo que con lo chiquitillo que es, encima, se mete con los más grandes. ¡Ya dice papá que algún día le van a dar bien!