viernes, 29 de junio de 2012

Mi diente

Ayer jueves por la tarde, después de comer, fui al dentista junto con mi madre y mi hermano, y esta vez no fui por mi hermano Miguel ni ninguno de sus dientes, sino por mí, porque tengo un diente que no estaba bien agarrado, se mueve más de la cuenta, y todo parecía indicar que se iba a caer, sin embargo nunca se caía. Pero hasta ahí todo es normal, el problema es que me estaba saliendo el diente que viene a ocupar su lugar justo por detrás. Primero asomaba un poco, luego un poco más y cada día más y más. Hasta que ya se podía ver claramente uno detrás de otro, así que mis padres decidieron llevarme al dentista.

El dentista dijo nada más verlo que era mejor quitarlo. Ay, qué miedo me entró, pero entonces me acordé de lo bien que se portó mi hermano cuando el dentista le empastó su diente, y también de que papá me dijo que si me portaba como una campeona y no lloraba me iba a comprar un regalito por portarme bien, así que me hice la dura y poco después, casi sin darme cuenta, ya tenía un diente de menos y una experiencia de más. Ahora estoy mellada. Mi primera mellada. ¿No es maravilloso? ¡Estoy tan contenta de estar mellada!

Después por la noche dormí algo intranquila, porque aunque tenía muy bien puesto el dientesito en la mesa de noche para que lo recogiese el Ratoncito Pérez, solamente con eso de imaginarme un ratón cerca de mi cama tampoco es que me hiciese mucha gracia. Al final vino y me dejó dos billetes de cinco euros, exactamente lo mismo que a mi amiga Marta. Le he dicho a mis padres que con mi dinero los voy a invitar a ellos y a Miguel a tomar unos helados. ¿No es genial? ¡Y otro helado para mí, claro!

martes, 26 de junio de 2012

Mi graduación

El domingo no habíamos vuelto aún a nuestra casa después de un largo camino desde Chiclana cuando paramos en la panadería para comprar pan rayado para hacer bizcochos, y es que mi madre se había comprometido en llevar un par de bizcochos para la fiesta de mi graduación. ¡Qué apañada que es mi madre!

El viaje de vuelta no fue cansado porque nos dormimos muy, muy rápido. Miguel lo hizo en la primera o la segunda curva, yo tardé unas cuantas más pero a pesar de mi intento de no caer, caí, y bien que lo hice. Estuve dormida hasta que mis padres pararon en la puerta de la panadería. ¡No es increíble! Mamá también durmió un rato, pero poco, y papá no durmió nada, claro, porque estuvo todo el rato conduciendo. Al llegar a casa Miguel y yo nos tumbamos en el sofá pues llegamos reventados, y es que eso de no hacer nada excepto jugar durante todo el fin de semana cansa mucho.

Al día siguiente fue mi graduación. ¡Qué emocionante! Tenía que recitar unos poemas en el salón de actos, delante de todos mis compañeros, de sus padres y hermanos y de los profesores. Además había muchísimas cámaras de fotos y de vídeo, con todo lo que eso impresiona. Fue muy emocionante. También nos entregaron una orla y una camiseta con un dibujo que cada uno de nosotros habíamos dibujado. Así, yo llevaba una camiseta con un dibujo mío, mi amiga Marta llevaba otra con un dibujo suyo y así todos y cada uno de nosotros. ¡Qué gran idea!

Después de pasar tantos nervios no vino nada mal tomarse un poco de bizcocho de mamá.

Aquí os pongo una foto de mis mejores amigas del cole: Marta, Sofía, Mª del Mar y Lidia.

domingo, 24 de junio de 2012

Sentados en la terraza

Papá vino en coche a recogerme de casa de la abuela Pepa y estábamos dispuestos para irnos a nuestra casa donde mamá y Miguel estarían esperándonos, pero cuando estamos papá y yo a solas, siempre, aunque me cueste confesarlo, intento sacarle algo a mi padre. De manera que le dije que hacía mucha calor y que tenía mucha sed. La primera reacción de mi padre fue decirme que cuando llegara a casa me bebiera un buen vaso de agua. Entonces, pasé a la segunda estrategia, suspiré y dije de nuevo ¡Qué calor hace y cuánta sed tengo! De manera que mi padre ya entendió lo que yo pretendía decirle, así que me preguntó ¿qué es lo que quieres? No sé -contesté-. Papá no dijo nada pero en el primer cruce que tuvo cambió el trayecto de casa. Yo me di cuenta, y comencé a balancear las piernas. Girar con el volante hacia un lado distinto que nuestro destino a casa, seguro que era algo especial.

Cinco minutos más tarde estábamos los dos sentados en el paseo marítimo tomándonos una horchata cada uno. ¡Qué buena que está la horchata! ¡Está tan fresquita! ¡Sobre todo cuando se tiene tanta sed! ¡Estaba disfrutando tanto al tomarme la horchata que casi no hablé durante todo el rato en el que me la bebí! A la hora de irnos y pagar, papá compró medio litro para llevar. ¡Cómo se acuerda de mamá y de Miguel! Durante el camino de vuelta a casa le propuse a papá que le podríamos contar a mamá y a Miguel que nos habíamos tomado unas horchatas sin ellos y cuando nos dijeran que teníamos mucha cara, entonces, podríamos decirles que le habíamos traído también horchata para ellos. ¡Jo, qué sorpresa tan estupenda les dimos!

miércoles, 20 de junio de 2012

La nariz de payaso

En el último post escribí que mi hermano Miguel llegó al hotel de Chiclana que parecía que llegaba de una guerra. Lo decía porque tenía una herida enorme en la nariz, otra en la frente -aunque en la foto no se ve bien- era aún más grande y también tres o cuatro en las rodillas. Por si fuese poco tiene cardenales por todas las partes del cuerpo, hay veces que hasta en el culo. Así que hemos decidido poner una foto donde se ve la pupa que tenía en la nariz que le hacía parecer un payaso.

Esa pupa se la hizo el miércoles o el jueves, no me acuerdo ahora, pero la foto se hizo el sábado y aunque parezca mentira hoy miércoles casi no se nota nada de la herida en la nariz. Hay que fijarse mucho y tener muy buena vista para poder apreciar la herida. ¡Y es que mi hermano cicatriza como nadie! ¡Jo, qué suerte tiene el tío!

lunes, 18 de junio de 2012

Un fin de semana en Chiclana

Este fin de semana hemos estado con toda la familia de mi madre en Chiclana, bueno en realidad en un hotel que está muy cerca de Chiclana. Entramos y pasamos todo el fin de semana encerrados allí. Nuestras ocupaciones principales dentro del hotel han sido estar a tiempo antes de que cerrasen los comedores y poco más.

Todo el tiempo que no estábamos en los comedores es porque estábamos en la piscina, en la playa o durmiendo en la habitación. Bueno alguna vez vimos unas actuaciones que ha sido una de las cosas, sino la que más me ha gustado de todo el fin de semana. Me encantó ver cómo una mujer cogía unos aros con fuego por todas partes. Como mi padre, que estaba viendo el fútbol, no lo vio tuve que explicarle que no se quemaba porque seguramente le habían enseñado desde pequeña para no quemarse y que por eso era un profesional de los aros.

Miguel y Daniel, mi hermano y mi primo, llegaron al hotel como si volvieran de la guerra, con heridas por todas partes, y después durante todo el tiempo no se separaron para nada, pero mientras estaban juntos, estaban todo el rato peleando. Cualquier cosa era suficiente, si no era por un coche, era por un rastrillo, por una concha o por lo que fuese, porque en realidad peleaban por cualquier cosa, pero cuando el otro no estaba, entonces no sabían pasar el rato el uno sin el otro. ¡Vaya dos!

Yo, con tanta piscina, he mejorado mi técnica al nadar y ya sé meter la cabeza debajo del agua, aunque no mucho, pero no importa, el verano acaba de comenzar, bueno ni siquiera eso, porque aún no ha comenzado.

Lo peor del fin de semana, por decir algo, son las fotos, mis primos: Celia y Daniel y Miguel y yo, no podíamos hacer otra cosa que estar todo el rato posando para fotos, parecíamos estrellas de cine. Menos mal que no teníamos que firmar autógrafos.

Todo lo demás ha sido fantástico: los desayunos, las tres piscinas, ¡sí tres piscinas!, el día de playa, los paseos por el hotel, las atracciones de las noches, los heladitos que me comí, las risas con mis titos, mi cama a la hora de acostarme... todo, hasta la siestecita que me di en el camino de vuelta han sido lo mejor del fin de semana.

jueves, 14 de junio de 2012

El parque para nosotros

El miércoles, después de mis clases de baile y de los entrenamientos de fútbol de Miguel, mientras esperábamos que llegara la hora del ensayo de la actuación de fin de curso de mi hermano, mi padre, después de darnos la merienda, nos dejó pasar un buen rato en el parque.

Me encanta ir al parque a una de esas horas en las que no hay nadie en el parque, porque es entero y completamente para nosotros. Vamos desde un sitio para otro, sin tener que hacer cola en nada. Si me quiero tirar cinco veces seguidas desde el tobogán, o si quiero ir cambiando de columpio tres veces, cualquier cosa que se me ocurra, la puedo hacer, incluso cosas que no se deben. Viendo el vídeo me entenderéis mejor. Podéis comprobar que mi hermano Miguel se mueve como pez en el agua en cuanto hace cualquiera de las cosas que no se deben hacer.

domingo, 10 de junio de 2012

Se acerca el veranito

Estamos de lleno en la época del año que es mi favorita. Se acerca el tiempo de playa, de piscinas, de heladitos, espetos de sardinas y cosas así. Esta semana pasada por una razón u otra me he tomado junto a mis padres tres helados en la heladería que hay cerca de casa. ¡Vaya suerte que tenemos! ¡Y es que la heladería que está cerca de casa es la mejor heladería del mundo!

Todos y cada uno de los helados que pruebo están deliciosos. Ya he probado el de turrón, el de stracciatella, y el de chocolate, y los tres estaban riquísimos. No sé cual voy a probar la próxima ocasión, porque hay tantos y todos tienen tan buena pinta. Umm

Además, por si no fuese suficiente, de vez en cuando mi padre da un salto en el coche hasta la churrería donde trabaja nuestro amigo Juanfra y nos trae churros con chocolate. ¡Me encantan! ¿No es genial? Normalmente yo me tomo dos churros y Miguel también, aunque en ocasiones me como tres, depende del hambre que tenga.

martes, 5 de junio de 2012

Tumbado en el sofá

Este fin de semana pasado, el sábado, para celebrar el cumpleaños de mi prima Natalia, mis titos Ana y Paco vinieron a recogerme a casa y junto con Natalia nos fuimos los cuatro a pasar un día maravilloso. Me fui muy contenta pues ante mí tenía un día completo junto con mi prima y mis titos para pasarlo bomba.

Mientras, mi hermano Miguel se quedó con mis padres, pero tampoco se quedaron en casa. Primero fueron al Burger King a comer, como también hicimos Natalia y yo, sólo que a otro Burger distinto, en el que yo no había estado ni comido antes. Después al cine, a ver una película, y sabéis qué. Sin saberlo nosotros ni ellos fuimos a ver la misma película -Lorax, en busca de la trúfula perdida-, pero en cines distintos. Miguel me dijo después cuando me vio que había comido palomitas, y que también se había montado en un coche de carreras rojo que tenía un montón de luces de colores y que también se había tomado un helado. Luego, mis padres y él volvieron a casa y dijo que estuvo un buen rato viendo la tele solo, tumbado en el sofá, y me dijo que había visto muchos dibujos, pero a mí no me importó porque yo lo había pasado en grande junto a Natalia en la celebración de su cumpleaños, y que incluso había cenado en un restaurante y que me había tomado dos helados y no uno. ¿No es maravilloso?

Él no me lo dijo, pero mis padres me dijeron que Miguel había estado preguntando por mí, y también cada cierto tiempo preguntaba cuándo iba a volver, y es que está tan acostumbrado a estar junto a mí, que cuando no estoy me echa de menos. ¿No es muy mono este niño?

sábado, 2 de junio de 2012

Haciendo el ganso

Una de las cosas de ir de tiendas es jugar un poco a disfrazarse. A mí me encanta y a mi hermano pequeño, Miguel, también comienza a gustarle eso de disfrazarse en las tiendas. No sé qué es más divertido si disfrazarme yo o ver a mi hermano disfrazarse. Da igual, lo pasamos genial el uno con el otro. Él me da algo alocado que ponerme y luego yo le doy otra cosa aún más alocada. ¡Es superdivertido!

Aunque es superdivertido a mis padres no le hace tanta gracia que estemos todo el rato haciendo el tonto en los probadores, y aunque se ponen serios con nosotros para que no hagamos ciertas cosas, también es verdad que, en ocasiones, no pueden evitar reírse y echarnos una foto como en esta ocasión. ¿Verdad que Miguelito está muy gracioso?

Dice papá que en la foto parece mayor de lo que es. Y que mirándolo le da un poco de vértigo sólo de pensar lo que pueda ocurrir en el futuro.

viernes, 1 de junio de 2012

En la playa

Esta semana ha sido bastante tranquila. Durante la semana todo ha sido normal salvo que la señorita le ha dicho a mis padres que voy un poco lenta a la hora de hacer las tareas en clase, pero no porque las haga mal, sino porque las hago muy despacito, porque me encanta colorear y hacer las cosas muy bien. Aunque también, tengo que decirlo, me gusta mucho charlar con las amigas, y claro, con tanto contarnos lo bien que lo pasamos pues se nos pasa el tiempo y cuando llega el momento de terminar, pues no hemos terminado. Ains...

El sábado fue el primer día de playa. Nos llevó mamá, y fuimos junto con Lidia y Elena, tita Rosi y Daniel y después llegó tita Cristina. ¡Qué bien lo pasamos juntos en la playa! Daniel y Miguel son un caso aparte. No paran de correr de un lado para otro, de traer cubos de agua, de lavarse las manos en la orilla y de llenárselas de arena de nuevo un segundo después. ¡Vaya tarea!

El domingo fuimos otra vez a la playa. Esta vez fuimos con los abuelos Pepa y Felipe, tito David y tita Cristina, mamá, papá, Miguel y yo. Estuvimos más tranquilitos que el otro día pero también me lo pasé pipa. El agua estaba superfría pero ni a Miguel ni a mí nos importó, especialmente a mí, que me pase un buen rato flotando en el agua con mis manguitos. ¡Qué divertido es flotar! A la hora de comer había bocadillo de tortilla de patatas, que es uno de mis platos favoritos, sino el que más. Uhmm...