domingo, 30 de septiembre de 2012

La tarde perfecta

Pues el viernes, como ya he contado, llovió mucho, muchísimo, y nos evacuaron de clase antes de la hora prevista de salida, y mi padre vino a recogernos, y vimos la tele que tanto nos gusta, pero antes de ver la tele que tanto nos gusta y después de recogernos, cuando nos evacuaron del cole, entre medio, fuimos al asador de pollos, a comprar un pollo asado con patatas fritas. Por lo que Miguel y yo estábamos doblemente contentos porque estábamos viendo la tele, pero además sabíamos que íbamos a comer en casa, y no en el comedor del cole, y que además de almorzar en casa, íbamos a tomar pollo asado con patatas fritas, que es una de nuestras comidas favoritas.

Todo iba de maravilla, porque además era viernes y el día siguiente sábado, y el otro domingo. Todo iba de maravilla, digo, pero todavía mejoró, pues de repente sonó el timbre de la puerta y apareció mamá, que también había sido evacuada en previsión de la lluvias que se esperaban. Así que pudimos comer los cuatro juntos, en el salón. Los cuatro en la mesa con el pollo asado con patatas. Riquísimo.

Luego por la tarde teníamos inglés, pero como llovía, y además se esperaba que lloviese muchísimo más, mis padres dijeron que íbamos a quedarnos en casa, y a Miguel y a mí no nos dio ninguna pena, ni mucho menos, todo lo contrario, dimos palmas de alegría de saber que podíamos quedarnos en casa, viendo la tele que tanto nos gusta, mientras en la calle llovía, y nosotros desde el sofá, con las cortinas abiertas veíamos como llovía. ¡No es una tarde perfecta!

viernes, 28 de septiembre de 2012

El fin de semana más largo

Por fin era viernes, ya estábamos mi hermano y yo cansados de tanto ajetreo de la semana. Y es que después de las vacaciones se nos hace un poco larga la semana, especialmente los lunes. Así que el viernes estábamos algo más cansados de lo habitual y encima, como estaba lloviendo y papá tenía que hacer unas cosas en Málaga, resulta que tuvimos que ir a llevar a mamá al trabajo antes de lo previsto, por lo que nos tuvimos que despertar más temprano todavía.

Levantarnos temprano no es algo que nos cueste a ninguno de los dos, ni a Miguel ni a mí. Yo soy buenísima para levantarme temprano y mi hermano, sin ser tan bueno como yo, tampoco es malo. Es más, somos dos niños estupendos para levantarnos. Pues de esa manera tan alegre nos despertamos y estaba lloviendo, y mucho. Y cuando llueve, hay que darse aún más prisa porque hay siempre más jaleo para moverse con el coche por las calles.

Pero lo bueno de los días de lluvia es que si hay suerte y llueve mucho, muchísimo, y encima hay predicción de que va a llover todavía más, entonces, decidieron evacuarnos de las clases, de manera que llamaron a mi padre y a mi madre para que vinieran a recogernos y poder salir de las clases casi tres horas antes de la hora prevista de salida. ¿No es estupendo? Mi padre se sorprendió de vernos tan contentos; sobre todo a mí que iba contenta cantando que ¡Fuengirola se va a inundar! La cosa es que nos recogió mucho antes de la hora de salida y fuimos para casa, para tumbarnos en el sofá y disfrutar de la tele, que nos encanta.

Os pongo una foto de como nos quedamos después de la evacuación y de cómo comenzamos a disfrutar del fin de semana más largo.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Días revueltos

Los días están revueltos y nosotros, en casa, para no ser menos, también. Un día de esta semana, sin venir a cuento, y casi sin enterarme, mientras me colocaba en la fila de entrada al colegio, de pronto me paré, y sin esperarlo, vomité. Rápidamente me recompuse, el profesor José Miguel, que se dio cuenta, nos dijo que nos apartáramos del vómito y que después me acompañaba para limpiarme, pero yo no esperé y me limpié yo solita como si nada. Luego entré en clase de Religión y nadie sabía nada ni nadie se enteró.

Luego está Miguelito que dice que quiere ayudar, y que ya es mayor. ¡Con sólo tres años! Bueno casi cuatro. Y va y dice que sabe quitarse la ropa y meterse en la bañera él solito. Y resulta que a la hora de la verdad, cuando lo hace, va y se mete en la bañera con un calcetín en el pie, porque se le había olvidado. ¡Será posible! ¡El que se cree mayor!

Otro día mi padre muy enfurecido le dice que se ponga a recoger, que tenía todo el salón patas arriba, con juguetes por todos los lados: por lo alto del sofá, por debajo de la mesa, repartidos por todo lo ancho del suelo del salón, por encima de los muebles, vamos, por todas partes. Y le dice que o recoge todo rápidamente o le tira un juguete a la basura. Entonces Miguel, como un relámpago se pone rápido a recoger, pero en cuanto papá sale de la habitación, se pone a jugar, se distrae y en seguida está otra vez sacando cosas en lugar de recogiendo. Cuando papá  vuelve y ve el panorama, le pregunta a Miguel que qué le ha dicho papá que tenía que hacer y como respuesta se encoge de hombros y dice que no se acuerda. ¿Será posible? Y es que es así, de verdad, se le olvida cualquier cosa en dos minutos.

domingo, 23 de septiembre de 2012

El comienzo del curso

Ya empezó el curso, y ya tengo mi mochila nueva, mis colores nuevos, los lápices nuevos, el sacapuntas, la goma de borrar, incluso algo de ropa nueva y, lo más importante, unos tenis chulísimos nuevos. Este año además tengo una profesora nueva, que no ha venido mucho por clase porque esta embarazada y, bueno en realidad no sé bien lo que le pasa, pero esta semana ha estado toda la semana sin venir. Espero que sea algo pequeño y se recupere pronto y podamos estar con ella.

Una de las cosas nuevas de este curso es que ya he pasado al patio grande, que es sólo para los mayores, y aunque nosotros somos los más pequeños de los grandes, nos hace ilusión estar en el patio grande y no en el chico, donde está mi hermano. Aunque por otro lado echo de menos encontrarme con mi hermano en el patio y cuidar de él. Al menos estoy con él en el comedor, y aunque no nos sentamos juntos siempre estoy pendiente de él.

Mi hermano que está aprendiendo muchísimas cosas y de manera muy rápida. Hace nada no sabía contar hasta diez y ahora, casi sin darnos cuenta ya lo hace hasta veinte. Y tenéis que ver cómo se está soltado a hablar. De vez en cuando suelta algunas palabras que no os podéis ni imaginar.

Otra de las cosas que están coincidiendo con el inicio del curso es que nos entra el sueño más temprano. Miguel y yo estamos cenando, por ejemplo, a las nueve y media de la noche y estamos con los ojos pesados, deseando irnos a la cama. ¡Qué sueño da el cole!

Os colocamos una fotos en la que salimos Miguel y yo en uno de los últimos días de playa. Apurando los últimos días del verano.

martes, 18 de septiembre de 2012

Papá visto por Miguel

Mi hermano Miguel no es, ni mucho menos, tan buen dibujante como yo. Él prefiere pasar el tiempo jugando con sus juguetes, chocando con los coches, o simplemente, viendo los dibujos. A mí, sin embargo, lo que más me gusta es dibujar. Me encanta hacer dibujos y lo que es peor, que una vez que me pongo es difícil pararme.

Hoy os colocamos uno de esos dibujos que mi hermano hace de vez en cuando. Es un dibujo que Miguel hizo a mi padre, bueno, en realidad lo dibujó a él. Es muy gracioso ver cómo le pintó las manos, y el pelo de la cabeza, o lo que aún es mejor, el pelo de la barba. También es gracioso cómo ha pintado el punto de la letra "i", la "g" o la "e" de su nombre. ¿Verdad que es gracioso?

domingo, 16 de septiembre de 2012

Mamá cumple años

El viernes fue el cumpleaños de mi madre y cumplía 40 años, que es un número muy bonito, y entre todos decidimos que había que festejarlo por todo lo alto, así que el viernes ni mi hermano ni yo nos quedamos en el comedor pues vinieron a recogernos antes. 

Ya teníamos previsto que el día del cumpleaños de mi madre íbamos a ir al restaurante chino, que es un sitio que nos gusta a todos. Lo que más me gusta a mí es el pollo chino, que en realidad es un pollo con setas y bambú, pero del que yo sólo me tomo el pollo, aunque también me encanta las patatas chinas, que mi madre dice que se llama pan de gambas, pero yo lo llamo patatas chinas y todos nos entendemos. A mi hermano le gustan también mucho las patatas chinas, aunque en realidad a mi hermano, como a mi padre y a mi madre, le gusta todo. Comió arroz tres delicias y fideos chinos y cerdo picante y bambú y setas y pollo chino, claro.

Desde el restaurante chino, nada más acabar con el postre helado, sin perder el tiempo, fuimos a recoger los saladitos y el hielo y después a una caseta donde se iba a celebrar la fiesta de cumpleaños de mamá. ¡Jo, qué fiesta tan buena! Mientras mi madre limpiaba el polvo de las mesas y mi padre el de las sillas, mi hermano y yo colocábamos todas y cada una de las sillas en su sitio, que fue muy cansado, y una vez que las montamos todas, ellos fregaron el suelo y nosotros descansamos un rato sentados. Al terminar volvimos a casa y nos arreglamos corriendo para volver y estar listos para la fiesta. ¡Jo, qué fiesta tan divertida! ¡Cuánta gente había! ¡Lo pasamos genial! ¡Todo estaba riquísimo! Miguel y yo lo pasamos en grande. Y cuando llegó la hora de la tarta ya estábamos machacados. Menos mal que los abuelos se iban y quisieron llevarnos con ellos a su casa porque mis padres querían quedarse más rato y nosotros no podíamos más con nuestros cuerpos. ¡Qué bien se descansa también en casa de mis abuelos Pepa y Felipe!

En la foto -de izquierda a derecha- estamos:  Marta, Adrián, Sofía, Natalia, Daniel, Miguel, Jaime y Daniel.

jueves, 13 de septiembre de 2012

De vuelta al cole

El lunes fue el primer día de cole. Mi primer día en primero de primaria, y también el primer día de Miguel en el curso de cuatro años; y eso que Miguel no tiene aún cuatro años, aunque es cierto que está a punto de cumplirlos. ¡Qué emocionante!

Este año al pasar a primero de primaria cambiamos de patio y ahora no  voy a poder estar en el mismo patio que Miguel y no voy a poder, como hacía el año pasado, cuidar de él, pero bueno, cada día que pasa es mayor y más responsable, aunque todavía le queda un buen trecho. En su clase ahora hay más niños, porque cuando el año pasado estaba en el primer curso de todos, en el de los tres años, los niños se repartían en tres cursos, este año, pasan a ser dos. Así que ahora en su clase han entrado siete u ocho compañeros nuevos.

En mi clase, en primero de primaria, estamos los mismos que estábamos el año pasado, pero nos han cambiado de profesora, y este año también parece que tenemos una muy buena, por lo menos a mí desde el principio me está pareciendo superbuena.

Lo mejor es que los dos estamos muy pero que muy ilusionados con el principio del curso, y aunque parezca imposible, no nos está costando levantarnos por la mañana, y es que nuestra ilusión gana a nuestro cansancio y al sueño. Incluso estamos comiendo bastante bien en el comedor. ¿No es maravilloso?

Os ponemos una foto que mamá hizo un día que pilló a Miguelito sacando todos los juguetes. ¡Menos mal que luego los recoge él!



lunes, 10 de septiembre de 2012

En la biblioteca

El viernes pasado salimos a la calle Papá, Miguel y yo en busca de unas cuantas bombillas que se habían fundido y nos habíamos quedado sin reservas para sustituirlas. Fuimos andando a pesar de que hacía mucho calor, aunque eso sí, fuimos buscando las aceras con más sombra. Durante el camino y especialmente en la tienda, mi padre nos prometió que si nos portábamos perfectamente, y la palabra es muy importante, porque papá decía que bien no era suficiente, sino que teníamos que hacerlo perfectamente, entonces, si conseguíamos portarnos perfectamente, en ese caso y sólo en ese caso, nos llevaría a la biblioteca.

Veinte minutos después estábamos entrando en la fresquita sala de la biblioteca y papá dijo que había traído unas fotos y nuestros carnets de identidad para hacernos socios. De manera que mientras mi hermano y yo buscábamos algunos libros que llevarnos, mi papá hablaba con la mujer que cuida de la biblioteca -la bibliotecaria- y nos sacó el carnet de la biblioteca. Dijo que una vez que teníamos los carnets podíamos llevarnos un libro cada uno. Yo elegí Witch, El juicio final y mi hermano se llevó uno de la letra "i" que se titula La "i" tiene su punto, que es para niños de tres años. ¡Nuestros primeros libros de la biblioteca! Como papá no tiene carnet ni se lo hizo, porque no traía un par de fotos suyas, se llevó un libro con mi carnet.

Ahora tenemos un tiempo para leerlos y disfrutar de ellos, pero sobretodo hay que tener mucho cuidado con ellos porque después tenemos que devolverlos y puede que detrás de nosotros otros niños quieran leerlos. ¿No es divertido?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sardinas a tutiplén

Mi hermano pequeño Miguel y yo somos unos verdaderos enamorados de las sardinas en espeto. Simplemente nos encantan, por eso, cada vez que mis padres nos llevan a la playa les pedimos que nos lleven a comer sardinas, pero siempre no puede ser. A veces llevamos bocadillos a la playa, otras veces, cuando vamos con los abuelos Pepa y Felipe, ellos llevan comidas y comemos con ellos en la playa, pero ya no bocadillos sino con mesa y mantel, otras volvemos a casa y otras comemos en la calle pero no en un chiringuito, que es más caro, pero algunas veces, mis padres nos dan el antojo y comemos sardinas en los chiringuitos, que son el único sitio, que nosotros sepamos, donde las hacen bien.

Normalmente mis padres piden sardinas de entrada y después piden unos calamares, o unos boquerones fritos, a veces una fritura malagueña, según les dé, pero siempre pedimos las sardinas. Eso es fundamental.

A mi hermano Miguel le gusta tanto que aunque se tome un espeto para él solo, le parece poco y siempre dice que quiere más, entonces mis padres le dicen que tome calamares y boquerones o lo que sea, y se los come, pero ya no se lo come con tantas ganas.

La última vez que fuimos al chiringuito mis padres, para que mi hermano y yo nos hartásemos de sardinas, pidieron solo sardinas, nada más, para que nos hinchásemos. Teníais que ver la cara que pusimos cuando vimos las sardinas. Mi hermano, ahí donde lo ven, tan menudito, se comió, al menos, 14 sardinas. ¡Y tiene tres años!

lunes, 3 de septiembre de 2012

Repitiendo

Todavía estaba Nacho con nosotros en casa y uno de esos días, mientras papá fue a La Rosaleda para ver un partido muy importante del Málaga, nosotros fuimos al cine. Queríamos ver Piratas pero al llegar al cine había tal cola que fue imposible entrar en la sala a la hora que nosotros queríamos. Así que decidimos elegir otra película, porque estaba claro que Piratas no podríamos verla.

Entre las películas que podíamos elegir estaba Brave que yo ya la había visto en el cine con mis padrinos y con Natalia, pero yo era la única que la había visto. Le dije a mi madre que por mí no había ningún problema, porque no me importaba lo más mínimo verla de nuevo. Y eso fue lo que hicimos.

No sé si ver Brave fue una buena elección, porque para mí no había ningún problema pero Nacho, que estaba sentado justo a mi vera, no paraba de quejarse de que yo no callaba y de que pasaba todo el tiempo contándole lo que iba a ocurrir justo después. Dice que soy una destripapelículas. ¡Jo, qué enfadado se ponía Nacho cada vez que yo le contaba algo! Pero es que me cuesta muchísimo estarme callada cuando conozco algo que los demás desconocen.

Después fuimos al Burger King que está junto al cine, al mismo que habíamos ido dos días antes después del zoológico. Tampoco nos importó repetir. Al contrario, nos encanta el Burger King.