domingo, 31 de octubre de 2010

Castañas en Halloween

Pasó Halloween y este año hasta mi hermano se ha visto trabajando para este día tan monstruoso. Yo hice una careta en el cole y él hizo otra en la guardería y a los dos nos pintaron la cara para que pareciésemos diablos y monstruos. ¡Cómo me reí al ver a mi hermano Miguel intentando dar sustos! ¡No asusta ni a una hormiga!

Por la noche mi padre fue a comprar un cartucho de castañas asadas que yo no sabía muy bien qué eran, pero al menos me hacía una idea, sin embargo, el pequeñín de Miguel no tenía la más mínima idea y en cuanto vio a papá entrar por la puerta con el cartucho gritó: ¡Bien, bravo, churritos! ¡Qué gracia nos hizo a todos! Pero después, ni él ni yo consentimos en probarlas y es que ya habíamos cenado y no nos cabía nada de nada, bueno, en realidad a Miguel sí que le cupo algo después un buen biberón.

Ya ha llegado la cama de Miguel, está en nuestro cuarto pero todavía no tiene ningún colchón ni somier pero ya hay una almohada. Miguel sigue durmiendo en su cuna pero ya estamos preparando en casa su paso de cuna a cama. Mis padres no están muy seguros todavía, piensan que Miguel se va a levantar de la cama y la va a liar más de un día. Yo creo que tienen mucha razón. Ya veremos.

martes, 26 de octubre de 2010

Campanilla y el Gran Rescate

El domingo por la mañana Miguelito se despertó el primero, como casi siempre, pero yo no me enteré de nada, estaba profundamente dormida, mis padres, para que no me despertara se lo llevaron a su cuarto, pero él no hacía otra cosa que gritar Sofía desde la cama de mis padres. En cuanto lo pusieron en el suelo, salió corriendo para subirse a mi cama y gritarme Sofía en el oído. Vaya manera de despertarse. Menos mal que yo tengo siempre un buen despertar.

Papá fue a por churros mientras mamá preparaba el desayuno para todos. Les dije a mis padres que hacía mucho que no iba al cine, miraron la cartelera en el ordenador y les convencí para que me llevaran a ver Campanilla y el Gran Rescate. Mis padres querían que yo viese otra, pero yo la que quería ver era esa.

Una vez sentada en mi butaca, disfrutando de mis palomitas, descubrieron, al darse cuenta de que yo sabía todo lo que iba a pasar, que ya la había visto. Sí, mi padrino me la puso en la casa rural. ¡Vaya sorpresa se llevaron! Pero a mí me encantó verla de nuevo en el cine.

lunes, 25 de octubre de 2010

El camaleón

El viernes al salir del cole mi padre vino a recogerme. Él suele recogerme los viernes porque es el día que no trabaja por la tarde, mientras los demás días lo hace mamá. Pues el viernes, papá vino a recogerme en coche, y me preguntó si había visto alguna vez un camaleón. Yo le dije que sí, y me preguntó:
- ¿dónde?
- Pues en la tele -le contesté- ¡vaya cosa!
- ¿Quieres ver uno de verdad?
- ¡Claro!

Me llevó con el coche hasta un árbol que hay de camino del trabajo de mi padre hasta nuestra casa. Dijo que había visto justamente un camaleón en el árbol que teníamos delante hacía ya casi una hora. Nos pusimos a mirar el árbol, fija y detenidamente. Pasamos un buen rato buscando hasta que papá lo encontró, pero yo no lo veía, miraba y miraba pero no lo veía. Lo tenía al alcancé de la mano, a menos de dos palmos de mi nariz, pero hasta que mi padre no lo señaló, casi tocándolo, no lo vi. ¡Vaya camuflaje! ¡Tenía el mismísimo color de las hojas del árbol! ¡Y qué lento se movía!

Me explicó que cambiaban de color para pasar desapercibidos y que tenían la lengua muy larga, pero eso no lo vi, pero sí pude ver como movía los ojos de un lado para otro, cada uno por su lado, como si estuviera completamente bizco.

De vuelta a casa, sentada en mi asiento del coche, le dije a mi padre:
- ¿Quieres saber una cosa, papá?
- Dime
- ¿Sabes cual es mi animal favorito?
- No
- Los camaleones rosas.

¡Qué lastima que Miguel estaba dormido y no pudo venir con nosotros!

sábado, 23 de octubre de 2010

Todo ha mejorado

Miguel ha mejorado y esa es la mejor noticia posible. La fiebre, poco a poco, ha ido templándose y hasta por fin desaparecer, aunque a Miguel todavía no le ha vuelto completamente esas ganas de comer que él tiene casi siempre.

El viernes lo volvimos a llevar al pediatra, sobretodo para que viese su evolución. Todo estaba mucho mejor, las llagas no eran tan grandes y ya estaba casi superado, desde luego la energía sólo la perdió un par de días pero ya está de nuevo como él es de forma natural, porque sabed que mi hermano no gatea ni anda, él corre y salta.

Pero lo importante es que está mejor, yo llevo acompañada a mi garganta una tos tonta, que no se va, pero no me impide comer, ni dormir, ni nada de nada.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Llagas en la garganta

Hoy mi hermanito Miguel está un poco triste. Está malito. Ya anoche cuando mi padre volvió a la casa después de trabajar, comenzó a tener fiebre. Estaba tristón, pero no mucho. Se sentó junto a papá, en el sofá, para ver el fútbol y allí, echando la cabecita en su costado, se quedó dormido. Después, en la cuna, se tomó el biberón y le dimos la medicina para que se curase.

Durante la noche ha estado bien y ha dormido incluso mejor que en otras noches, pero por la mañana estaba otra vez con fiebre. Comprobamos que no estaba del todo bien, como en él es habitual, por lo que no ha ido a la guardería, sino que se ha quedado, muy bien cuidado como siempre, con nuestra abuela Pepa. Yo, en cambio, me fui al cole pero echándolo mucho de menos.

Al terminar de almorzar mi madre lo ha llevado al pediatra que ha visto que tiene muchas y grandes llagas en la garganta, y por eso no tiene mucho apetito, aunque, sin embargo, sí que ha comido bastantes guisantes. ¡Le encantan! Esperemos que tomando el Dalcy y el Apiretal, se vaya mejorando poco a poco. ¡Ay!

lunes, 18 de octubre de 2010

Salvar al Sr. Pérez

Este pasado fin de semana ha sido muy especial, como muchos de los fines de semanas que vivo. Y es que debéis comprender que cuando tienes casi cuatro años y medio, puedo aseguraros que todo parece muy especial. El sábado por sorpresa mi madre pudo ir junto con mi padre al fútbol. Normalmente mi padre va al fútbol junto con mi padrino y sus amigos, pero en este partido, en lugar de mi padrino iba mi abuelo Miguel, y al faltar otro compañero pudo ir mamá.

Mamá me dijo que antes de yo nacer ella iba muchas veces al fútbol, aunque no tanto como papá, pero al estar más ocupada conmigo y luego además con Miguel pues eso, que hacía mucho que no iba. Por eso Miguel y yo nos quedamos a dormir en casa de nuestra abuela Pepi.

Nuestras abuelas siempre nos cuidan muy bien. Son muy atentas, cariñosas y besuconas con nosotros, y a nosotros nos encanta estar con ellas.

El domingo por la mañana mis padres nos recogieron y dejaron a Miguel en casa de nuestra otra abuela. La abuela Pepa. ¿Y qué hicieron conmigo? ¿Lo imagináis? ¡Pues nos fuimos al teatro!¡Sí, al Teatro Echegaray! Vimos una obra que se llama: Salvar al Señor Pérez. ¿Y sabéis qué? Yo ayudé a salvar al pobre Ratoncito Pérez, que estaba agotado porque a los niños de ahora se les caen mucho los dientes de tomar tantas golosinas, pero afortunadamente entre todos los que estábamos allí conseguimos salvarle la vida. ¿Verdad que es increíble? Lo pasamos fenomenal y después de tantas emociones fuimos a almorzar al Pimpi. Desde allí volvimos a Fuengirola a por Miguel, pero como estaba dormido mis padres me llevaron a tomar un helado. ¡Qué suerte tengo! Luego en la casa le expliqué todo a Miguel y sabed que me prestaba mucha atención.

Yo creo que quiere venir la próxima vez.

domingo, 17 de octubre de 2010

Fin de Feria de verdad

Antes de despedir la Feria del todo, -aunque verdaderamente ya ha terminado- no quiero pasar página en nuestro blog sin poner una foto donde se pueda ver lo guapa que está mi mamá vestida de gitana. Y ya que pongo una última foto final, voy a colocar una en la que estemos los cuatro. ¡Toda la familia al completo! ¡Adiós Feria!


¿Os he dicho que cada día que he ido de Feria me he tomado unos buñuelitos? Uhmm, ¡cómo los echo de menos!

jueves, 14 de octubre de 2010

Fin de Feria

Ya se acabó la Feria y bien que la exprimimos. Al final fuimos cuatro días en total y me pude poner mis tres vestidos, tan sólo repetí uno, el verde de lunares blanco, que es el que mi madre tiene igual, por lo que los dos días que me lo puse fuimos a juego. ¡Qué guapas íbamos!

Miguelito también se vistió los cuatro días, los cuatro con la misma ropa. Le encanta vestirse de corto, aunque él dice que viste de vaquero, porque mi padre le dijo que parecía un vaquero y así se quedó: Miguelito el vaquero. En cuanto ve que le vamos a vestir de corto se pone muy contento, a gritar: ¡bravo, bravo! ¡de vaquero, de vaquero! ¡Qué gracioso! Sin embargo cuando le preguntamos si quiere ir a la feria dice que no, que le da susto, pero sí quiere ir a los cacharritos. ¡No es nadie! Y es que cuando mi hermano va por la feria, no quiere ir andando, va en brazos o en el carro porque los caballos le dan miedo, como los petardos. Se abraza que no hay quien lo suelte. ¡Qué chiquitín!

En cuanto mi madre le viste con la ropa de corto y le coloca las botas, se pone a taconear por toda la casa. ¡Pobres vecinos de abajo! Por eso sólo se las ponemos antes de salir. Además Miguel andando con botas es muy peligroso, sobretodo porque él no anda, corre, y además, porque con el mármol de la casa se resbala mucho y se cae. De hecho se dio un tortazo bien grande en la sien, que pudo haberse hecho algo verdaderamente malo, pero es así y no hay quien lo cambie.

Yo he terminado reventada cada día de feria de tanto andar con tacones, de cargar con el pesado vestido de gitana, la peineta, los pendientes, las pulseras... ¡cuánto esfuerzo! Pero ha valido la pena porque lo he pasado boooomba.

lunes, 11 de octubre de 2010

En la Feria 2010

Ya os he escrito antes en éste nuestro blog que el cumpleaños de Miguelito lo hemos celebrado por todo lo alto varias veces, en realidad tres veces. Primero en la guardería, después en el parque que hay junto a nuestra casa y finalmente en la Feria.

En la Feria, aunque no lo creáis, mi hermanito resulta ser un poco asustón. En principio le gusta la Feria , especialmente cuando se monta en los cacharros y todo eso, sin embargo, cuando está de pie, cogido de la mano de algunos de mis padres y escucha un petardo, un grito, una sirena o cualquier cosa que sobresalga de volumen, aunque sea un hombre vendiendo una muñeco Bob Esponja, entonces, cuando ésto ocurre, rápidamente pide que le cojamos en brazos, y cuando está en el carro no quiere bajarse, se hunde agachando la cabeza, incluso a veces se tapa la cara. ¡Valiente miedica!

Por mi parte, me he montado en muchísimos cacharro, tantos que no podría recordarlos todos, pero ahora mismo puedo recordar que me he montado en un dragón, en un coche, en un autobús, en un barco, en un saltamontés y en muchas cosas más, en serio, y algunas veces más de una vez.

Fuimos dos días seguidos a la Feria, al tercero descansamos porque llovió y aprovechamos para comer, aunque yo nos los prové, unos callos que hizo mi abuela Pepi, y el cuarto día, es decir ayer, me encontré un poco pachucha desde por la mañana y vomité hasta cinco veces, por lo que nos quedamos en casa, pero hoy ya me encuentro mejorada y veremos qué pasa.


sábado, 9 de octubre de 2010

Celebrando el cumpleaños de Miguel

Llegó el comienzo de la Feria, y por lo tanto el cumpleaños de mi hermanito Miguel, que cumple siempre el primer día de las fiestas. Eso significa que mis padres no trabajan el día de su cumpleaños y podemos celebrarlo a lo grande.

Primero celebró su cumple en la guardería -la misma a la que fui yo cuando era pequeña-, llevando chucherías para todos y bailando en corro con sus compañeros y cantando cumpleaños feliz muchas veces, hasta quedar agotado.

Después lo celebramos en el parque junto a nuestra casa, donde también los he celebrado yo mis años anteriores. Es un sitio estupendo. Está junto a un parque donde hay columpios, toboganes y muchas cosas más. También hay un bar donde los mayores pueden tomar cerveza y comida, mientras los peques tomamos zumos y hamburguesas con patatas, luego, casi al final, cuando ya es totalmente de noche sacamos una tarta para todos y una vela con el número dos para que Miguelito la soplara, como así hizo y bien pronto que la apagó.

Pero por si todas estas celebraciones fuesen pocas, todo ocurrió antes de su verdadero día de cumpleaños, que éste sí que nos fuimos a la Feria de verdad. Yo vestida de gitana, mi hermano de corto y mamá también de gitana. Primero fuimos a almorzar un montón de amigos todos juntos y luego a los cacharritos. ¡Sí, los cacharritos! ¡Cuánta diversión!

martes, 5 de octubre de 2010

La oreja

Siguen pasando los días y cada vez está más cerca el inicio de la feria y también el cumpleaños de mi hermanito. Ya va a cumplir 2 añitos y aunque él se cree muy mayor y quiere hacer cosas de mayores, como beber en un vaso de cristal o comer solo con tenedor, todavía es muy pequeñín y hay muchas cosas que ha de aprender.

Yo le digo que para aprender me ha de escuchar pero Miguel no es muy paciente, ni se está quieto el tiempo suficiente para que yo le explique cosas. Supongo que con los años se irá calmando porque por ahora está muy intranquilo. Tan nervioso es que papá para que se tranquilice y haga lo que se le dice hay veces que le tiene que tirar de la oreja. No le gusta nada que le tiren de la oreja. En eso sí que nos parecemos.

sábado, 2 de octubre de 2010

Tareas

Están pasando tantas cosas que no sé por donde empezar. Como ya sabéis hace tiempo que he comenzado el colegio, y aunque he faltado una semana completa porque estaba malita, una vez que he vuelto me he visto completamente envuelta en cantidad de actividades. Este curso en el colegio tengo una clase de gimnasia los viernes, sí como las que yo he visto algunas veces en los dibujos. Mi primera clase de gimnasia ha sido divertidísima y muy entretenida y ya estoy deseando que llegue el viernes que viene, aunque a mamá no le hizo mucha gracia ver cómo puse toda mi ropa de deporte. Sucia, sucia, sucia, y es que estando mucho rato tirados por el suelo y eso, es muy difícil no manchar la ropa. También he retomado mis clases de inglés y estoy apunto de iniciar otras de baile. Ya veis lo ocupada que voy de un lado para otro durante toda la semana.

Por otro lado mi hermanito Miguel está aprendiendo a hacer pipí en el orinal. En la guardería ya lo ha conseguido pero en casa sólo una vez, y es que en la guardería ve cómo muchos niños lo hacen mientras que aquí, en casa, no le hace mucha gracia, pero a base de premios lo está consiguiendo.

La mala noticia es que yo no estoy llevando bien eso de no hacerme pipí por las noches. Comencé muy bien pero anoche, por ejemplo, me hice pipí en la cama dos veces... vaya tarea para mamá, que es la que se encarga en casa de lavar la ropa!