martes, 28 de febrero de 2012

La campeona

Desde que mi padre me enseñó que había colocado en este blog una foto de la mano de mi hermano Miguel en la que se decía que era un campeón, me entró un poquitín de envidia, y también muchas ganas de conseguir que me pusieran en la mano lo mismo a mí, para que así, mi padre, pudiera hacerme una foto en la mano para ponerla en el blog.

No he parado de intentarlo. Cada día miraba el primer plato y si me gustaba me lo comía todo corriendo, para que si el segundo plato me gustaba, entonces también me lo comía corriendo para que al terminar el postre me colocaran, escrito en mi mano, la palabra campeona.

Así que aquí coloco la prueba de que cuando se me mete algo en la cabeza... lo consigo.

viernes, 24 de febrero de 2012

Ni ay

La verdad es que últimamente mi hermano está ocupando todas las entradas de este blog. Bien sea porque hace cosas muy mal o bien porque las hace muy bien, casi todas las noticias importantes le están ocurriendo a él.

Mis padres, que llevaban un tiempo preocupados por las constantes ganas de hacer pipí de mi hermano, lo llevaron al pediatra, para ver qué opinaba él. El pediatra que es muy listo y sabe mucho, lo primero que hizo fue mandarle un análisis de orina y otro de sangre.

La primera dificultad fue despertarnos a la mañana siguiente una hora antes de lo habitual. A mí no me molestó mucho y he despertado de buen humor -como casi siempre-, pero mi hermano, que aunque tampoco es dormilón, está acostumbrado a tomarse el biberón en la cama e ir despertándose poco a poco, lo sacaron de la cama todavía dormido para recogerle una toma de orina. Hacía frío y no había despertado aún, pero mi padre se las apañó bien para recogerle la muestra estupendamente.

Mis padres habían estado gran parte de la tarde anterior prometiéndole a Miguel que si se portaba bien en el médico, cuando le sacaran sangre, le comprarían un coche de juguete nuevo, o bien, lo llevarían al Zoo.

Llegó la hora, y allí estaba Miguel, sentado sobre mi padre, mirando cómo la enfermera le pinchaba y le sacaba sangre. No dijo ni ay. Os recuerdo que tiene sólo tres años y cuatro meses. ¡Qué orgullosos estaban mis padres! ¡Qué machote! La enfermera dijo que se había portado estupendamente. ¡Estaba encantada! Le pusieron un algodón y fuimos a desayunar rápido porque justo después teníamos que ir al cole.

Por la tarde, después del comedor, de bañarnos y del inglés fuimos al dentista para revisarle el diente partido. No hace falta decir que se portó como un campeón otra vez. No sé si yo sabré portarme tan bien cuando me lo hagan a mí algún día. Le pusieron más empaste para fijar un poquito más el diente. ¿Y Sabéis qué? Me he dado cuenta de que a mi hermano le gusta hacerse el duro, y le gusta tanto que al final lo consigue.

miércoles, 22 de febrero de 2012

El buscabocas

El domingo pasado mientras esperábamos una mesa en la terraza del bar que hay junto a la plaza cerca de casa, mi hermano pequeño Miguel, que ya sabéis que está hecho un personaje, comenzó a discutir con un niño. Yo estaba dando vueltas alrededor de la plaza con la bicicleta que me trajeron los últimos Reyes Magos y no vi nada de nada, pero por lo visto por mis padres mi hermano estaba discutiendo con un niño que tenía un plástico en la mano que hacía las veces de espada. Mi hermano y ese niño, que era mucho mayor que él, estaban agarrándose el uno al otro, forcejeando. Entonces el niño mayor empujó a mi hermano, que cayó al suelo, pero lo peor de todo fue que se levantó de un salto, casi sin darle tiempo a reaccionar al otro niño, y sin pensárselo ni un instante, se lanzó a lo loco hacia el otro niño, y lo tiró. Los dos cayeron al suelo. Y desde el suelo Miguel soltaba tortazos de esos que él suelta.

Mi padre acudió rápidamente para separarlos. Regañó a mi hermano y le dijo que se fuese a jugar y que dejara a los niños mayores y que no se metiera en más peleas. Mi hermano se fue con pocas ganas y en cuanto mi padre le dio la espalda para volver al sitio desde donde mi madre estaba viéndolo todo, volvió a la carga.

No saben mis padres muy bien cómo fue pero un minuto después estaba correteando muy feliz por el parque con el plástico como si fuese una espada. ¡Valiente elemento! En esta ocasión fue mi madre la que le quitó el plástico y lo tiró, y le advirtió de que no se acercara más a lo mayores y que se dedicara a jugar o si no lo iban a sacar del parque. Todo terminó ahí.

Pero mis padres se quedaron pasmados comprobando cómo Miguel, desde el suelo se lanzó a lo kamikaze contra otro niño mucho mayor que él, el cual, además, tenía una especie de espada de plástico en la mano. Mis padres dicen que mi hermano no le teme a nadie ni a nada, y que por eso el otro día, por ejemplo, el dentista le tuvo que pegar un diente.

jueves, 16 de febrero de 2012

En el dentista

El martes pasado, tras llevar mis padres varios días observando a Miguel, y llegar a la conclusión de que, después de todos estos días, no termina de mejorarle el diente, tenían que llevarlo al dentista. Cada vez que mastica algo lo hace con el otro lado de la boca, no es capaz de morder ni una simple galleta, ni un plátano ni nada. Todo lo parte antes y se lo lleva a la boca ya partido. Estaba claro que tenía un problema con su diente.

Mis padres sabían que el diente se le movía, pero tenían la esperanza de que se le fuese poco a poco fijando y dejara de molestarle, pero parecía que no iba por buen camino, así que, sin más pérdida de tiempo lo llevaron al dentista.

¡Aunque parezca increíble, no os podéis ni imaginar lo bien que se portó Miguel en el dentista! ¡No rechistó ni una sola vez! ¡No lloró! ¡No cerró la boca! Y lo más importante, se estuvo todo el rato muy quietecito y con la boca muy abierta. Justo como mis padres le habían dicho que hiciese. Incluso cuando el dentista le puso empaste para fijarle el diente con los dos de los lados, aguantó el tirón. Todo un hombretón. ¡Qué orgullosos estaban mis padres! ¡No echó ni una sola lágrima! Y eso que era bastante molesto.

El dentista dijo que tenía afectados las dos paletas superiores, pero que una casi no tenía importancia. En total tres fisuras interiores en los dos dientes. Al terminar el dentista le regaló un gorila de plástico y estaba contentísimo. A mí me entraron ganas de que me miraran la boca, y se lo dijimos al dentista y me miró, pero lo hizo de pie, sin sentarme en el sillón ese tan chulo que tienen. En cualquier caso también me dieron un regalo: un corderito de plástico.

Mis padres están tan contentos con Miguel y Miguel de él mismo, que dice que quiere volver al dentista para la revisión. ¡Qué valiente!

martes, 14 de febrero de 2012

El regalo

Hoy es San Valentín, un día muy especial para los que están enamorados, como por ejemplo mis padres, y también para mí, que estoy enamorada de mi hermano Miguel, y también él de mí, o por lo menos en eso hemos quedado, pero hoy, al llegar al cole, hay un compañero mío de clase, un tanto especial, que se llama Javier, que me ha traído un regalo para la fecha de hoy, además lo traía muy bien envuelto en una bolsita de plástico trasparente, con un lazo. Dentro venían dos bombones. Uno para mí y otro para mi hermano. ¡Cómo conoce mis gustos! ¿Verdad que es emocionante?

Luego mis padres me han preguntado varias veces si era mi novio y les he dicho una y otra vez que no, que "solo" es mi mejor amigo, pero al insistir mucho mis padres con sus preguntas tuve que decirles que sí, que es un poco novio mío, un medio novio, pero que no lo dijeran a nadie porque es un secreto.

¿Verdad que Javier es muy atento?

viernes, 10 de febrero de 2012

Mis fotos

Mi hermano Miguel ya ha aprendido por fin a contar hasta diez. ¡Ya era hora! Y una vez que ha aprendido no le vale con decirlo, tiene que decirlo corriendo, como de carretilla, y cuando no lo hace así se lía a veces. Si le preguntas cuál número va detrás del cinco, seguro que no tiene ni idea, pero sí es capaz de decirlo cuando lo hace de carretilla.

Esta semana, parece que se ha portado mejor, o por lo menos en el colegio no han tenido que llamar la atención a mis padres por el comportamiento de mi hermano. Es posible que se haya portado mejor con los compañeros pero en cuanto al resto, no lo tengo tan claro. Ayer jueves llegó con un morado en la cara, y además sangre en el labio y en la encía. Mis padres pensaban que se había roto un diente o algo parecido, pero no, simplemente lo tiene un poco cascado o desconchado, una parte muy pequeña, pero le duele bastante, hasta el punto de que no puede comer un plátano, si no se le ha cortado un trozo antes. ¡Valiente elemento!

Aquí os pongo una de las fotos que he hecho yo misma con la cámara de fotografías que me regalaron los Reyes Magos. ¡Verdad que está chula!

lunes, 6 de febrero de 2012

Las gafas de mamá

Ayer pusimos una foto en este blog de cuando Miguel se hizo una foto con las gafas de mamá. Hoy voy a poner una de cuando me las puse yo. Papá dice que me parezco mucho a mamá, y que estoy muy graciosa pero que mejor que no tenga gafas porque eso significará que tengo la vista muy bien y no las necesito.

Por otro lado decir que Miguel ahora le ha dado una patada en la espinilla a un compañero de su clase y la señorita está últimamente muy enfadada con él, así que podéis imaginaros como están mis padres, que dicen que no le van a dejar pasar ni media.

Yo, en cambio, cada día soy más buena y me porto mejor. Estoy aprendiendo a leer sin que mis padres se den ni cuenta. Y además también estoy aprendiendo a escribir. Todavía tengo mucho que mejorar, pero voy más que bien. Mi señorita dice que voy la más adelantada, con diferencia, de mi clase. Que además de hacerlo todo bien, encima acabo la primera. Lo que también dice es que soy demasiado charlatana. ¿Qué le voy a hacer?

domingo, 5 de febrero de 2012

Revoltoso y pegón

El jueves mi padre vino a recogernos al colegio y en cuanto entró en la clase, la monitora de comedor le entregó a mi padre una nota que le había dejado la señorita en su mochila. En la nota decía esto:

"Miguel ha mordido hoy en el patio en la pierna a un niño de 5 años y le ha dejado marcados los dientes. He hablado con él pero es necesario que habléis también en casa porque ha tenido un día además muy revoltoso y pegón."

¡Jo, la cara que pusieron mi padre primero y mi madre después! Él no hacía otra cosa que decir que no lo iba a hacer más, que iba a ser bueno y en cuanto se acercaba a cualquiera de mis padres le decía con voz mimosa: te quiero muchísimo. ¡Será chantajista!

viernes, 3 de febrero de 2012

Los avances

Cada mañana, mientras mis padres visten a Miguel, bien sea mi padre, o bien mi madre, le piden a Miguel que cuente del uno a diez. Todos los días. Por la mañana, y por la noche, al vestirse para ir al cole y al ponerse el pijama Incluso algunos días que son tres veces, porque antes de salir por la tarde, si es que vamos a algún sitio, hay que volverlo a vestir y otra vez a contar. De manera que ya, desde hace unos días, parece que, por fin, ha aprendido a contar. Podéis imaginar lo contento que mis padres están con este avance, pequeño y grande a la vez.

Sin embargo cuando papá lo recogió del cole y la monitora del comedor le dijo que había comido muy mal, todo avance se fue al traste. ¡Jo, cómo se enfadó!

Le explicó la monitora a papá, que hay veces que come muy bien, otras bien, otras regular, y algunas muy mal, pero que ayer había comido peor que muy mal. O sea, que no había comido prácticamente nada. Luego al llegar a casa se pasó todo el rato pidiéndole a mamá que le diera jamón. ¡Será caradura!