domingo, 30 de diciembre de 2012

Motores de vida

Mi padre dice que Miguel y yo somos motores de vida, que si bien no sé muy bien lo que significa al menos entiendo que es algo bueno, porque mi padre dice que no es algo importante, sino que es algo muy pero que muy importante, que es mucho más que simplemente importante. También dice que mi hermano y yo somos motores de vida de él, pero también de mamá y que ahora que la abuela Pepi se ha ido al cielo lo somos también del abuelo Miguel, si es que no lo éramos antes.

Dice que tenemos que ir repartiendo muchos besos y abrazos y sonrisas todo el rato porque nosotros somos los que tenemos que ir alegrando la vida de los demás y que deberíamos tener prohibido llorar siempre, excepto en aquellas ocasiones en las que no hubiese más remedio que llorar, como cuando uno se cae y se hace verdaderamente daño, y nunca por tonterías sin importancia.

jueves, 27 de diciembre de 2012

La abuela Pepi

Nuestra abuela Pepi se ha ido para siempre. Está en el cielo y desde allí nos está viendo y ayudando. Cuidando. Yo, Sofía, siempre me acordaré de ella y ya haremos todos los demás porque Miguelito nunca la olvide, porque Miguelito tiene cuatro años y todavía no comprende bien las cosas. Mejor para él.

Desde aquí le mandamos todos juntos un beso tan grande como un cielo, tan grande como la vida. Gracias abuelita Pepi por todo tu cariño. Nunca te olvidaremos y siempre te querremos.

Sofía, Abuela Pepi y Natalia

Abuela Pepi y Miguel

domingo, 23 de diciembre de 2012

El rompepantalones

Acabábamos de salir del Teatro Echegaray de ver una obra de teatro infantil superdivertida que se llamaba Piccolo Camerino, que era un mago a la vez que un payaso, y hacía un montón de cosas sorprendentes e inesperadas. No os podéis ni imaginar la de cosas que tenía metidas en una maleta, además hacía aparecer y desaparecer una gran cantidad de cosas. ¡Fue superchulo!

Justo después, al salir, coincidimos con Daniel y Jaime, a los que ya habíamos visto al entrar poco antes de comenzar el teatro, y juntos paseamos hasta el final de la calle y poco más, pero ese tiempo fue suficiente para que mi hermano Miguel y Jaime corrieran la calle siete u ocho veces hasta que en una de ellas, en la puerta de la Catedral, Miguelito cayó de rodillas y al levantarse todos vimos que tenía un gran siete en el pantalón de pana nuevo. ¡Mamá enfureció que no veas! Y papá se sorprendió porque dice que la pana es casi indestructible, y es que ya no hacen la pana como antes.

Los dos días siguientes, al recogerlo del colegio, trajo de nuevo los pantalones rotos por la rodilla. Tres pantalones con las rodillas rotas en tres días. ¡Debe ser un nuevo record mundial! Mamá dijo que iba a tener que ir de urgencias a comprarle unos pantalones. ¡Vaya con Miguelito!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El origen de los guardianes

El jueves, que fue día de fiesta, mi padrino José Miguel y mi madrina Mari Carmen habían preparado, como en otras ocasiones ya habían hecho, un día superespecial para Natalia y para mí, pero en esta ocasión también estaba incluido Miguelito. ¡Los tres juntos!

Primero vino en coche mi padrino José a recogernos a nuestra casa. En el coche ya estaba nuestra prima Natalia, pues ya la habían recogido a ella antes, y después con los tres detrás nos fuimos para el Centro Comercial Plaza Mayor. ¡Qué ilusionado iba Miguel saliendo de casa!

Allí nos esperaba Mari Carmen y una vez todos juntos mientras hacíamos tiempo para entrar en el cine nos montamos en un carrusel precioso que hay allí en el Plaza Mayor.

Entramos al cine los cinco, y mi padrino se encargó de Miguel mientras que Natalia y yo estuvimos con mi madrina Mari Carmen, aunque en realidad estuvimos los cinco todo el rato juntos. Nos compraron unas gafas y vimos una película en 3D -la primera de Miguel-, El origen de los guardianes. Ver una película en tres dimensiones, con unas palomitas, es una de las cosas que más me gusta a mí, y me parece que también a Natalia y desde el jueves a Miguel.

Después de ver la película que nos gustó mucho a todos fuimos a almorzar al Burger King. ¡Qué nos gustan las hamburguesas! Nos pusimos como kikos. Al final fuimos a merendar a su casa, donde nos encanta estar, y disfrutamos un buen rato los cinco juntos. ¡Un día perfecto!

Os ponemos una foto de los tres dentro de la sala, con las gafas colocadas, esperando que comience la película.

domingo, 9 de diciembre de 2012

El primer libro que me he leído

Os contaba en la entrada anterior que había terminado de leer un libro. Y es que el libro lo comencé mirándolo por encima, pero poco a poco se fue poniendo más interesante, hasta el extremo de que el último día estaba tan interesada que no podía dejar de leerlo.

Ha sido un libro muy divertido y emocionante y mis padres me han dicho que si soy buena, para los Reyes Magos o incluso para Papa Noel es probable que me traigan otro. ¡Qué ilusión! ¡Uy, casi olvido de contaros cuál es el libro que he leído! El libro se llama Escenas de amor en Ratford y está escrito por Tea Stilton.

Ya he comenzado otro, aunque no es de Tea Stilton y ya lo llevo por la mitad, seguro que lo termino rápido, rápido.

Voy a poner una nueva Etiqueta para que podamos ver los libros que leo de una sola mirada.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Capanilla: El secreto de las hadas

Ayer domingo hicimos un montón de cosas divertidas. Para empezar, por la mañana, fuimos al cine. Fuimos mi hermano Miguel, mi madre, nuestra abuela Pepa y yo. Vimos una película superdivertida que yo tenía muchas ganas de ver, y que una vez vista, recomiendo a todo el mundo. La película se llama Campanilla: El secreto de las hadas. Es tan divertida que creo que no debe haber nadie a quien no le guste.

Otra de las cosas que nos gusta a nosotros del cine son las palomitas. ¡Nos encantan! Comer palomitas es una de las cosas que mejor se puede hacer en el cine, bueno, comer palomitas y ver una película.

Después de ver la película fuimos a casa de los abuelos Pepa y Felipe y seguidamente fuimos a un restaurante donde almorzar. Estando allí llegó papá que había ido a visitar a la abuela Pepi y no había podido venir al cine. No importa porque papá estuvo deseándole a la abuela que se ponga buena de nuestra parte.

En el restaurante estuvieron también Blanca, Nacho, Celia y Marianito. ¡Qué bien lo pasamos todos juntos! Después del almuerzo regresamos a la casa porque mis padres tenían muchas cosas que hacer y me tumbé a leer un buen rato mientras Miguel jugaba en el ipad. ¿Sabéis qué? Terminé de leerme mi primer libro, pero bueno eso os lo contaré en mi próxima entrada.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Ya conté que mi hermano se hizo un buen chichonazo el otro día, y que era tan grande que llamaba la atención, bueno, pues desde ayer tiene dos, uno a cada lado de la frente. Menos mal que no se dio el segundo en el mismo sitio porque si no hubiese liado una buena. Además, por si fuese poco, el primero de los dos chichones, el más grande, se le está bajando el hematoma y se le ha puesto el ojo un poco morado. Mis padres no le han dado mucha importancia porque ya saben bien lo que es eso pues a mí ya me ocurrió una vez.

Lo peor de todo es que esta mañana mientras Miguelito estaba en la fila del colegio, le enseñaba a sus amigos la frente señalándole con los dedos los dos chichones y encima lo hacía como si fuesen dos trofeos y para nada lo hace triste, sino todo lo contrario, parece que está orgulloso. Le tira de la camiseta a los amigos y les señala su frente con dos dedos explicándoles que tiene dos, uno en cada lado, que quede claro ¿eh?.

En la foto que mi padre hizo mientras Miguel dormía (único momento del día en el que se está quieto), si os fijáis bien, se pueden ver los dos chichones y el morado del ojo.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Chichonazo

Parece ser que iba corriendo como él suele, junto a un amigo, su amigo Guillermo, y corría a toda prisa, como si le siguieran dos o tres leones o tigres o bichos así, y de repente, como por arte de magia, la pared estaba justo delante y mi hermano corriendo a toda pastilla mirando para el lado y justo cuando miró para delante, pumba, bombazo en la cabeza, en el lado derecho de su frente para ser exactos. Chichonazo que te crió.

Entonces llegaron los encargados del recreo, luego los maestros, luego llegó mamá y después el médico que le hizo la radiografía de la frente para ver si la tenía afectada por dentro o solo era un gigante hinchazón.

Dentro de lo que cabe, al final hubo suerte y todo se quedó en un buen susto, un susto de los grandes. Ahora está con esta cara que se le ha quedado, una cara deforme por un lado. Si es que yo creo que no tiene arreglo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

En el Teatro Cervantes

Como dije habíamos pasado una semana regular con los vómitos, pero el domingo, el día 4 de noviembre, teníamos previsto asistir a una obra de teatro. Una obra de teatro que también es un musical. Además de tener de divertido que se cantaba en ella, también era en un lugar distinto del que solemos. En esta ocasión la actuación era en el Teatro Cervantes, que es mucho más grande que el Teatro Echegaray. Es mucho más grande y más bonito, aunque algo más antiguo. Tiene el techo pintado y todo está más decorado..

La obra que fuimos a ver era Caperucita Roja, que era un poco distinta de la historia que yo conozco. En la obra de teatro que vimos el lobo era bueno ¿Os imagináis? ¡Un lobo bueno! Mi padre dice que el lobo suele ser malo pero que en esa obra han encontrado uno de los pocos lobos buenos que hay. ¡Qué suerte tuvieron! Lo pasamos muy bien. Cantando y participando desde nuestro asiento con la obra.

Después de la obra de Teatro fuimos para el Hospital donde estaba nuestra abuelita Pepi que iban a hacerle una prueba muy importante. Mis padres pudieron entrar al hospital pero nosotros dos, Miguel y yo, no pudimos y nos quedamos fuera con mis padrinos Mari Carmen y José Miguel, que cuidaron muy bien de nosotros y nos invitaron a almorzar mientras mis padres estuvieron en la habitación con la abuela.

Aquí os ponemos unas fotos que nos hicimos en la puerta del Teatro Cervantes. ¡El Teatro se llama como mi Colegio!

domingo, 11 de noviembre de 2012

Una semana revuelta

En esta última semana mi hermano y yo hemos pasado por una pequeña mala racha. Primero fui yo, que sin venir a cuento, de buenas a primeras, comencé a sentir un poco de dolor de barriga al principio y después, sin hacer nada, me encontré vomitando. Por suerte mis padres no me llevaron al colegio y me quedé en casa de la abuela Pepa, ya que la abuela Pepi sigue enferma, y casi sin hacer nada me recuperé.

No habían pasado unos pocos días y entonces le tocó a Miguelito. Más o menos vino a ser lo mismo que me pasó a mí. Estaba cenando, dijo que no quería cenar más, mamá le insistió para que comiera más porque  había para cenar lenguado y cuando hay pescado para cenar siempre hay que empujarnos más, y Miguel comió más, pero fue acostarse después de la cena y venga vomitar sobre la colcha, las sábanas y el pijama. Después otro poco en el pasillo, y al final, después de estar un buen rato intentado vomitar sin nada que echar se quedó dormido. No lloramos mucho ni él ni yo cuando vomitamos, más bien nada. Sabemos que esas cosas pasan y que no hay que llorar por ello. No sirve de nada.

Luego por la mañana se encontró mejor y comió algo pero enseguida lo volvió a vomitar. Por la tarde fue mejorando, por la noche se tomó otro biberón y al día siguiente, es decir, hoy, ya está tomando bombones de chocolate.

sábado, 3 de noviembre de 2012

En la cabeza de Miguel

Después del baño, mamá me miró el pelo concienzudamente porque hay aviso en el cole de que hay niños con piojos. Después de mirarme y remirarme una y otra vez y de que mamá diese el visto bueno y después de comprobar que no tenía piojos, entonces llamó a Miguel para comprobar que tampoco tuviese, que aunque por ahora nunca ha tenido -toquemos madera-, no quiere decir que no vaya a tener. Entonces mamá mientras rebuscaba en la cabeza de Miguel con la lendrera, se llevó una buena sorpresa, o más bien un buen susto, y no creáis que es porque Miguel tuviese un bicho por la cabeza dándole vueltas. No, nada de eso. Mamá descubrió que Miguel tenía una cicatriz con sangre en la cabeza. Chichón incluido.

Papá vino a verlo y sí, tenía un buen golpe. Y además había sangrado. La herida parecía limpia pero estaba claro que Miguel se había llevado un buen trompazo. Le preguntaron cómo se había hecho la herida, y Miguel se encogía de hombros. Le preguntaron si recordaba cuándo se había dado un golpe en la cabeza y Miguel seguía encogiéndose de hombros. No recordaba nada. Es tan bruto y tan animal que se cae, se da un golpetazo en la cabeza, sangra y ni llora, ni se queja ni nada. Se pone de pie y a seguir jugando como un animal. Mamá dice que cualquier día va a pasar algo gordo porque este niño es un inconsciente. Cualquier día se va a hacer algo gordo y él como si nada. ¡Será posible!

Otro día mientras jugábamos por la casa, salí corriendo y Miguel detrás mía, quería pillarme, entonces me subí tirándome encima de la cama de mis padres y Miguel que venía detrás mía resbaló, porque sólo iba con calcetines y se cayó contra la mesita de noche de mi padre. Bombazo en la cara. Casi se lleva un ojo por delante. Si es que es muy bruto.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Mi primer partido

Hacía mucho tiempo que mi padre me había dicho que un día me iba a llevar con él al fútbol. Uno de estos días decía siempre. Pero para que yo fuese tendría que quedar un carnet libre para que así pudiese entrar mi madre con él, y Miguel y yo pudiésemos entrar gratis, por ser niños. Un día porque no faltaba nadie, otro porque tampoco faltaba nadie, y es que claro como el Málaga, nuestro equipo, está jugando tan bien, pues nadie quiere faltar. A veces sobraba algún carnet, pero al final, por una razón u otra, no era para mí. Cuando no es de noche, es que está lloviendo o es entre semana, y siempre había una razón por la que no podía ir.

Pero llegó el día en el que por fin podíamos ir al fútbol. Así que mi padre, Miguel y yo nos vestimos con la camiseta del Málaga y nos fuimos para Málaga, para ver un partido de fútbol en directo, en La Rosaleda.

A la entrada nos enteramos que desde esta temporada los niños no entran gratis. Ninguno. Ni siquiera Miguel. Así que hicimos cola para comprar entradas de niños en la zona donde está sentado mi padre, pero ya se habían agotado. Así que mis padres decidieron que fuese yo con mi padre y mi madre se quedaría con Miguel en el centro comercial.

Así que fui al fútbol. Con nosotros estuvo el abuelo Miguel,  mi padrino José, Alberto (un amigo de ellos) y  mi padre. El partido era contra el Valladolid y al final ganamos el partido pero nos costó mucho ganarlo, porque empezamos perdiendo. Incluso fallamos un penalti. Pero al final pude disfrutar de la celebración de un gol en el estadio, el otro gol, el definitivo, el que sirvió para conseguir el 2-1 del final del partido, lo escuchamos desde fuera del estadio pues nos salimos cinco minutos antes para salir rápido hacia Fuengirola. No importó, me lo pasé genial. Comiendo gusanitos, chucherías, disfrutando del ambiente. ¡Cómo me acordé de Miguel! ¡Seguro que se lo hubiese pasado superbien!

sábado, 27 de octubre de 2012

El arcoiris y el examen

El lunes fue un día muy importante para mí pues ha sido la primera vez que he visto un arcoiris, pero no me refiero a un arcoiris en la tele, ni en un libro, ni pintado en una pizarra, no, me refiero a un arcoiris de verdad, de esos que están en el cielo sólo algunos días -muy pocos- y además poco rato. Es una cosa tan difícil de ver que yo en seis años nunca los había visto. Mi hermano, que estaba junto a mí, no lo vio, yo le decía mira para allá mira para allá pero él no lo entendía. Al menos mamá, que estaba con nosotros sí lo vio. Nada más llegar a casa se lo contamos a papá. Miguel estaba bastante apenado porque no lo consiguió ver, pero le dijimos que no pasaba nada que otro día lo vería él y sería más especial y con eso se contentó.

Eso ocurrió el lunes de la semana pasada, pues estoy escribiendo con bastante retraso, pero el viernes de la semana pasada, creo que era 19 de octubre, realicé mi primer examen. ¡Qué emoción! Estaba un poco nerviosa, a pesar de que llevo la lectura muy bien y la escritura también, pero todos sabéis que incluso los mayores, algunas veces, se equivocan, se atrancan a la hora de leer y claro, yo no me quería equivocar y por eso tenía un poco de nervios, pero muy pocos.

Os pongo una foto mía de esta pasada feria de cuando me monté en los coches choques. ¡Qué divertido!


viernes, 26 de octubre de 2012

Carita de angelito

Después de la Feria y después de nuestro viaje a Baeza y Úbeda llegó la hora de volver al cole.

El cole es muy divertido. Ves a tus amigos, hablas con ellos, les cuentas las cosas que has hecho, a donde has ido y un montón de cosas más. Miguel, por lo que se ve lo entiende de otra manera. Cuando papá fue el martes a recogerlo después del comedor, lo encontró sentado, apartado de los demás, castigado. Las encargadas del recreo, y también las del patio después del comedor, le dijeron que estaba castigado por pelearse. Se había peleado con tres niños en el rato pequeño que dura el recreo, uno detrás de otro. Además dijo que habían tenido que separarlo, que estaban repartiéndose tortas como si fuesen mayores, sobre todo él. Y que de alguna manera Miguel siempre está metido en todas. ¡Con la carita de angelito que tiene! Dijeron que no había pelea en el recreo que no estuviese él. Dijeron que comer comía muy bien pero que pegar lo hacía mejor, y que además no hacía ni caso, que le regañaban y era como si sonaran pajaritos en el cielo, como quien escucha llover.

Imaginad la cara de mi padre. Todas las maestras encargadas de vigilar el patio ya conocen a Miguel. Dice papá que no se conocen el nombre de muchos niños del colegio pero que el de Miguel se lo saben todas. Además le cuentan que se pelea con niños mayores que él y que no tiene miedo a nada. Papá dice no es que sea valiente sino que es un inconsciente.

Así que nada más llegar a casa papá agarró una moto de las que tiene Miguel y se la rompió y la tiró, lo dejó sin dibujos durante toda la tarde y además lo puso a hacer una cartilla de ejercicios que tenemos en casa. ¡Cómo lloró Miguel cuando papá le rompió la moto! Papá le advirtió que como le dijesen otra vez en el colegio que se había peleado o portado mal se iba a quedar si juguetes y sin dibujos durante mucho, mucho tiempo.

miércoles, 24 de octubre de 2012

En tren turístico

Una de las cosas más divertidas que hemos hecho en estos días que hemos pasado en Baeza y en Úbeda ha sido montamos en un tren turístico, de esos que van dando vuelta por toda la ciudad, o por toda la parte importante que hay que visitar.

Nos montamos en un tren turístico en Baeza y al día siguiente en otro cuando visitamos Úbeda. El de Baeza andaba muy despacito por muchas calles estrechas, y un poco más rápido por las plazas, pero el tren turístico de Úbeda iba embalado, parecía que llevara prisa o que le estaban empujando. Me gusta montarme en los trenes turísticos pero a mi hermano Miguel más aún. Desde que vio el tren paseando por la calle el primer día no paró de pedirle a mis padres que nos montáramos, que por favor, que va a ser bueno, que nos montáramos, que él tenía dinerito, que va a ser bueno, que porfi que porfa, que si ésto que si lo otro. ¡Vaya pesado! Al final, claro, nos montamos. Íbamos a montarnos de todas maneras, no sé por qué se pone tan pesado.

También fuimos a un parque que hay cerca del piso de los padres de Miguel en Baeza. Lo pasamos  bien jugando en el parque junto con Dani y Jaime.

En el camino de vuelta a Fuengirola todos nos quedamos dormidos en el coche, como viene siendo habitual, bueno, todos menos papá que él tiene que conducir. Nos despertamos justo cuando paró en la puerta de una Venta que ya habíamos estado antes pero que yo no recordaba: La Venta Talillas que está en Villanueva del Trabuco, y donde se comen estupendamente. Miguel y yo comimos un flamenquín riquísimo y mis padres compartieron migas y choto, por lo visto riquísimo también. Después de la comida llegó el postre. Yo me tomé un arroz con leche, Miguel un helado, mamá una tarta al whisky y papá un café, para no dormirse. Echamos otros sueñecito y cuando nos dimos cuenta estábamos en el aparcamiento de casa. ¡Qué fácil es viajar así!

domingo, 21 de octubre de 2012

En Baeza y en Úbeda

No había acabado aún la feria y nos fuimos de viaje. Mis padres habían programado un viaje para visitar Baeza y Úbeda y lo íbamos a hacer junto con Daniel, Jaime, Sagri, Juani y Miguel. Todos juntos. Bueno, en dos coches.

Una de las razones por las que fuimos a Baeza es que los padres de Miguel tienen un piso allí en Baeza y nos lo dejaron para el puente. Un piso donde quedarnos todos juntos fue lo mejor de todo, porque así pudimos jugar el mayor tiempo posible.

En Baeza y en Úbeda, que están muy cerquita una de la otra, hicimos muchísimas cosas. Paseamos viendo un montón de plazas, y calles y monumentos de todas las clases. También fuimos a muchos restaurantes y bares. Un día para desayunar me tomé churros con Colacao, y también mojé los churros en chocolate y para terminar me bebí un zumo de naranja.

Una de las cosas más divertidas del viaje es que dormimos en una cama hinchable, que estaba muy blandita y se dormía superbien, y, por si fuese poco, también se saltaba muy bien encima de ella.

Os pongo una foto del segundo día, cuando visitamos Úbeda, en frente de la Iglesia del Salvador.

jueves, 18 de octubre de 2012

Segundo y último día de feria

A la feria de este año fuimos dos días, el domingo que era el verdadero cumpleaños de Miguel y el martes. El martes fuimos por la tarde, después del cole. En esta ocasión fuimos los cuatro: mamá, papá, Miguel y yo. Lo único importante para nosotros, quiero decir para Miguel y para mí era montarnos en el máximo número de cacharritos posibles.

Estando en la feria nos encontramos con los abuelos Felipe y Pepa, que nos dieron un buen dinerito para montarnos en las atracciones. También nos encontramos con nuestro primo Daniel y con tita Rosi y tito Chiqui, que además iba en su coche de caballos. También coincidimos con Natalia y con tita Ana y tito Paco. ¡Qué contenta me puse cuando vi a Natalia!

Hicimos muchísimas cosas. Bailé con Minnie en una caseta, nos dimos una vuelta por el recinto ferial en el coche de caballos de tito Chiqui, nos montamos en más atracciones de las que puedo recordar ahora mismo, y después fuimos a cenar. Miguel se tomó una hamburguesa y yo un perrito caliente y antes de irnos de vuelta a casa, pues al día siguiente teníamos colegio, paramos en un puesto de buñuelos y tanto Miguel como yo nos pedimos uno para cada uno. ¡Qué corto se hizo el camino con los buñuelos y los globos! En realidad el globo porque a mi hermano el globo le duró bien poco porque decidió sentarse encima para explotarlo. ¡Será tonto!

lunes, 15 de octubre de 2012

El día del cuarto cumpleaños de Miguel

Después del día intenso de la celebración del cumpleaños de Miguelito, todavía al día siguiente teníamos previstas más actividades, en esta ocasión almorzar con un montón de amigos, y justo después a la feria, porque el día del cumpleaños de Miguel, el verdadero cumpleaños de Miguel, es el día que comienza la feria de Fuengirola y se lía una bien buena.

El día del cumpleaños de Miguel es también un día muy divertido para mí, y en realidad para toda la familia, pues desde el día que nació siempre es un día en el que me visto de gitana, pero además también vamos a comer con los amigos y a pasear por la feria y a montarnos en los cacharros. Un día de los buenos de verdad. Así que este año tampoco íbamos a ser menos, de manera que nos despertamos más bien tarde después del ajetreo del día anterior y después de desayunar comenzó la carrera para la feria.

Miguel se vistió de gitano y mamá y yo nos vestimos de gitana, mientras que mi padre, al que no le hace mucha gracia eso de disfrazarse, se quedó como siempre. Una vez todos arreglados bajamos andando al centro, donde habíamos quedado con muchísimos amigos para almorzar todos juntos y después todos -menos algunos hombres que se fueron a ver el fútbol- nos fuimos para la feria. ¡Qué divertida es la feria! ¡Qué divertidos los coches choques, y el saltamontes, y el dragón! ¡Qué bien lo pasamos!

Cuando estábamos muy cansados, antes de volver de casa, ya de noche, tomamos unos buñuelos con chocolate blanco que estaban para chuparse los dedos.

Os pongo una foto para que veáis lo guapos que íbamos.

martes, 9 de octubre de 2012

Los cuatro años de Miguel

El sábado por fin llegó el día de la celebración del cumpleaños de Miguel en un parque de bolas. ¡Qué ganas tenía Miguel! Cuando mis padres le dijeron que ese era el día en el que íbamos a celebrar su cumpleaños en el parque de bolas, se puso contentísimo.

Todo comenzó para nosotros el sábado a las doce del mediodía cuando fuimos al parque a recoger las llaves y a llevar las primeras cosas. Nada más entrar mis padres se pusieron a hablar con la mujer que estaba encargada, que si la luz, que si el aire acondicionado, que si la distribución de las mesas y mientras mi hermano y yo, los dos solos, disfrutando del parque a tope. ¡Un parque de bolas sólo para nosotros! ¡Qué divertido! Luego la mujer se fue y mis padres estuvieron un buen rato dando vueltas de la casa al parque trayendo las bebidas, la comida, la piñata, los vasos y los platos. ¡Un buen montón de cosas! Cuando terminaron, ¿adivináis qué hicieron? Sí, se metieron con nosotros en el parque. ¡Los cuatro dentro del parque! ¡Qué divertido! Jugamos a una lucha de bolas, unos tirándonos bolas a los otros. ¡Cuánta diversión! ¡Lo pasamos pipa!

Después, como teníamos que ir a recoger las pulgitas -unos panes chiquititos para hacer minibocadillos-, de camino de vuelta de la panadería paramos a almorzar en un sitio que ponen las albóndigas favoritas de Miguel. ¡Vaya sorpresa! Y de postre un helado. Después volvimos a casa, a ducharnos y vestirnos para estar guapos para la fiesta de cumpleaños de Miguel. Esperábamos muchísimos amigos de Miguel, y algunas amigas, y mis titos, abuelos y primos. Todos juntos celebrando que Miguel cumplía cuatro años.

Hubo de todo. Bocadillos, bizcochos, batidos, gusanitos, patatas fritas, aceitunas, queso, ensaladillas rusa, tortillas de patatas, embutidos, gominolas, zumos, globos, una piñata y por supuesto una tarta enorme de Gormiti, regalo del abuelo Miguel y la abuela Pepi. Todo estupendo. También hubo muchísimos regalos para Miguel, tantos que no sabía a donde acudir. Estaba muy nervioso. Todo el rato de un sitio para otro pasándoselo bomba, como yo. No terminamos hasta las once de la noche, que vino la mujer encargada a recoger las llaves, y entonces, después de que ya habíamos recogido todo, dimos los treinta pasos hasta la casa, y los otros veinte hasta la cama. ¡Qué rápido nos dormimos! ¡No aguantamos despiertos ni dos minutos! ¡Vaya día tan estupendo!

Os ponemos un par de fotos. Una de la mañana cuando estuvimos los cuatro dentro del parque jugando y otra por la tarde, justo encendiendo la vela de cuatro años para que Miguel la soplara.

lunes, 8 de octubre de 2012

La primera celebración

El viernes pasado no era el cumpleaños de Miguel, que en realidad era el domingo, pero como el domingo no hay cole y el lunes tampoco, porque es fiesta, y el martes era posible que algunos niños no fueran al cole, mis padres decidieron que el mejor día para celebrar su cumpleaños en el cole era el viernes. Así que el viernes llevaron antes de comenzar las clases una tarta para que pudiera compartirla con los niños de su clase.

Da la casualidad de que en la clase de Miguel, que no hay ni veinticinco alumnos, hay dos que cumplen el mismo día. Mi hermano Miguel y su amigo Hugo. Tanto Hugo como Miguel nacieron el mismo día, que ya en realidad es un día señalado, porque es un día de fiesta en nuestra localidad. Así Miguel llevó una tarta y Hugo llevó unos paquetes de regalos, donde hay globos, golosinas, palotes y cosas así.

Imaginad cómo lo tuvieron que pasar en la clase de Miguel y Hugo, pues si ya es divertido celebrar un cumpleaños en clase, dos debe ser divertidísimo. Yo nunca he celebrado en mi clase dos cumpleaños el mismo día.

Esa tarde, al volver del cole y después del inglés, en casa, Miguel estaba nervioso porque al día siguiente íbamos a celebrar su cumpleaños con un montón de amigos en un parque de bolas, uno que está justo al lado de casa, donde Miguel tenía muchas ganas de celebrarlo, porque cada día que pasa por la puerta le entran ganas de entrar y nunca puede. Bueno sí, una vez estuvo en un cumpleaños allí y desde entonces dice que es el más superchulo y desde entonces dice que quiere celebrar su cumpleaños allí.

Os pongo una foto de un minuto antes de irnos para que Miguel y yo nos fuésemos al cole donde mi hermano celebraría su cumpleaños. La mancha del polo celeste es de agua, no preocuparos. Es que Miguel es así.

jueves, 4 de octubre de 2012

El Potaje Mágico

El domingo pasado, como final de fiesta de un fin de semana divertidísimo fuimos los cuatro juntos al teatro, al Teatro Echegaray. La obra era una obra muy distinta a todas las que habíamos hecho antes, pues no sólo nos hacían reír, sino que también, y además muy a menudo, hicieron magia. ¡La primera vez que Miguel y yo vimos magia!

¡La magia es superdivertida! El mago tiene una sombrero que por lo visto se llama chistera y de repente es capaz de sacar cualquier cosa de dentro: pañuelos de muchos colores, un periódico, un palo larguísimo y también una paloma. La paloma aparecía y desaparecía que parecía imposible. También sacó a un niño de el público y lo puso tumbado entre dos sillas, y luego quitó una silla y el niño continuaba tumbado. ¡Teníais que ver la cara que se nos quedó a Miguel y a mí! Lo pasamos genial y ya estamos deseando volver al teatro, a ver magia o lo que sea. La obra se llamaba El Potaje Mágico.

Nada más terminar la obra de teatro buscamos un sitio donde pudiésemos almorzar porque tanto Miguel como yo estábamos muertos de hambre. Fuimos a un lugar que se llama La Bodega de El patio, y mi padre y mi madre se pidieron y se comieron una paella negra, negra, negra, que ninguno de los dos, ni mi hermano ni yo, quisimos probar. Nosotros preferimos tomar una comida menos oscura.

Al terminar, de camino al coche, dando un largo paseo, pasamos justo por delante de la Heladería Casa Mira, y claro, no quisimos evitar tomarnos un cucurucho cada uno, igual que Miguel no pudo evitar quedarse dormido en el coche de vuelta a casa.

lunes, 1 de octubre de 2012

El santo de Miguel

El sábado, después de la evacuación del viernes, era un día muy importante pues era el santo de mi hermano, pero también de mi abuelo y de mi padrino. ¡Qué día tan importante!

Nada más despertarnos, después de que papá volviese con el pan, le dimos los regalos a Miguelito. Una mochila de Bob Esponja para ir al cole este nuevo curso, una camiseta de fútbol del Málaga, nuestro equipo, y también un Gormiti de esos feos. No hace falta decir que lo que más ilusión le hizo fue el Gormiti ese feísimo, pero es que le encanta jugar con ellos.

Después, a media mañana, nos separamos, y mamá y yo fuimos a El Corte Inglés, pues teníamos que hacer algunos recados, mientras Miguel y papá se quedaron en casa, y mientras estuvieron esperándonos llegaron tita María José, tito Francisco y Celia y le trajeron un regalito a Miguel, que según he escuchado no le hizo mucho caso porque como era ropa, enseguida la soltó y se puso con el Gormiti. No tengo claro si ni siquiera dio las gracias.

Llegamos a casa mamá y yo y los recogimos porque íbamos a almorzar a casa del abuelo Miguel que también era su santo y tenía muchas ganas de vernos. Allí recibió otro regalo. Unos tenis Puma de color azul, muy parecidos a los que tiene también Puma pero en rojos. ¡Siempre vienen bien unos tenis! Y también el abuelo tenía preparados unos coches de Gormitis, que estos sí que le hicieron ilusión. Allí comimos superbien, y después de comer nos esperaba una tarta de manzana que habíamos llevado nosotros. ¡También riquísima!

Después de la tarta y el café, el abuelo y papá se fueron al fútbol, que por lo visto estuvo muy bien. Nosotros regresamos a la casa con mamá donde más tarde nos visitó tita Rosi, tito Chiqui y Daniel. ¡Qué locura se monta cuando Daniel y Miguel se juntan! ¡Se vuelven locos! También le trajeron otro regalito, otra cosa de ropa, pero lo que a Miguel le importó no fue la ropa sino que Daniel se quedó a cenar y pudieron jugar un buen rato juntos.

Aquí os colocamos una foto de Miguelito con su camiseta nueva del Málaga, que le queda un poco larga, pero que aún así está muy gracioso, ¿verdad?

domingo, 30 de septiembre de 2012

La tarde perfecta

Pues el viernes, como ya he contado, llovió mucho, muchísimo, y nos evacuaron de clase antes de la hora prevista de salida, y mi padre vino a recogernos, y vimos la tele que tanto nos gusta, pero antes de ver la tele que tanto nos gusta y después de recogernos, cuando nos evacuaron del cole, entre medio, fuimos al asador de pollos, a comprar un pollo asado con patatas fritas. Por lo que Miguel y yo estábamos doblemente contentos porque estábamos viendo la tele, pero además sabíamos que íbamos a comer en casa, y no en el comedor del cole, y que además de almorzar en casa, íbamos a tomar pollo asado con patatas fritas, que es una de nuestras comidas favoritas.

Todo iba de maravilla, porque además era viernes y el día siguiente sábado, y el otro domingo. Todo iba de maravilla, digo, pero todavía mejoró, pues de repente sonó el timbre de la puerta y apareció mamá, que también había sido evacuada en previsión de la lluvias que se esperaban. Así que pudimos comer los cuatro juntos, en el salón. Los cuatro en la mesa con el pollo asado con patatas. Riquísimo.

Luego por la tarde teníamos inglés, pero como llovía, y además se esperaba que lloviese muchísimo más, mis padres dijeron que íbamos a quedarnos en casa, y a Miguel y a mí no nos dio ninguna pena, ni mucho menos, todo lo contrario, dimos palmas de alegría de saber que podíamos quedarnos en casa, viendo la tele que tanto nos gusta, mientras en la calle llovía, y nosotros desde el sofá, con las cortinas abiertas veíamos como llovía. ¡No es una tarde perfecta!

viernes, 28 de septiembre de 2012

El fin de semana más largo

Por fin era viernes, ya estábamos mi hermano y yo cansados de tanto ajetreo de la semana. Y es que después de las vacaciones se nos hace un poco larga la semana, especialmente los lunes. Así que el viernes estábamos algo más cansados de lo habitual y encima, como estaba lloviendo y papá tenía que hacer unas cosas en Málaga, resulta que tuvimos que ir a llevar a mamá al trabajo antes de lo previsto, por lo que nos tuvimos que despertar más temprano todavía.

Levantarnos temprano no es algo que nos cueste a ninguno de los dos, ni a Miguel ni a mí. Yo soy buenísima para levantarme temprano y mi hermano, sin ser tan bueno como yo, tampoco es malo. Es más, somos dos niños estupendos para levantarnos. Pues de esa manera tan alegre nos despertamos y estaba lloviendo, y mucho. Y cuando llueve, hay que darse aún más prisa porque hay siempre más jaleo para moverse con el coche por las calles.

Pero lo bueno de los días de lluvia es que si hay suerte y llueve mucho, muchísimo, y encima hay predicción de que va a llover todavía más, entonces, decidieron evacuarnos de las clases, de manera que llamaron a mi padre y a mi madre para que vinieran a recogernos y poder salir de las clases casi tres horas antes de la hora prevista de salida. ¿No es estupendo? Mi padre se sorprendió de vernos tan contentos; sobre todo a mí que iba contenta cantando que ¡Fuengirola se va a inundar! La cosa es que nos recogió mucho antes de la hora de salida y fuimos para casa, para tumbarnos en el sofá y disfrutar de la tele, que nos encanta.

Os pongo una foto de como nos quedamos después de la evacuación y de cómo comenzamos a disfrutar del fin de semana más largo.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Días revueltos

Los días están revueltos y nosotros, en casa, para no ser menos, también. Un día de esta semana, sin venir a cuento, y casi sin enterarme, mientras me colocaba en la fila de entrada al colegio, de pronto me paré, y sin esperarlo, vomité. Rápidamente me recompuse, el profesor José Miguel, que se dio cuenta, nos dijo que nos apartáramos del vómito y que después me acompañaba para limpiarme, pero yo no esperé y me limpié yo solita como si nada. Luego entré en clase de Religión y nadie sabía nada ni nadie se enteró.

Luego está Miguelito que dice que quiere ayudar, y que ya es mayor. ¡Con sólo tres años! Bueno casi cuatro. Y va y dice que sabe quitarse la ropa y meterse en la bañera él solito. Y resulta que a la hora de la verdad, cuando lo hace, va y se mete en la bañera con un calcetín en el pie, porque se le había olvidado. ¡Será posible! ¡El que se cree mayor!

Otro día mi padre muy enfurecido le dice que se ponga a recoger, que tenía todo el salón patas arriba, con juguetes por todos los lados: por lo alto del sofá, por debajo de la mesa, repartidos por todo lo ancho del suelo del salón, por encima de los muebles, vamos, por todas partes. Y le dice que o recoge todo rápidamente o le tira un juguete a la basura. Entonces Miguel, como un relámpago se pone rápido a recoger, pero en cuanto papá sale de la habitación, se pone a jugar, se distrae y en seguida está otra vez sacando cosas en lugar de recogiendo. Cuando papá  vuelve y ve el panorama, le pregunta a Miguel que qué le ha dicho papá que tenía que hacer y como respuesta se encoge de hombros y dice que no se acuerda. ¿Será posible? Y es que es así, de verdad, se le olvida cualquier cosa en dos minutos.

domingo, 23 de septiembre de 2012

El comienzo del curso

Ya empezó el curso, y ya tengo mi mochila nueva, mis colores nuevos, los lápices nuevos, el sacapuntas, la goma de borrar, incluso algo de ropa nueva y, lo más importante, unos tenis chulísimos nuevos. Este año además tengo una profesora nueva, que no ha venido mucho por clase porque esta embarazada y, bueno en realidad no sé bien lo que le pasa, pero esta semana ha estado toda la semana sin venir. Espero que sea algo pequeño y se recupere pronto y podamos estar con ella.

Una de las cosas nuevas de este curso es que ya he pasado al patio grande, que es sólo para los mayores, y aunque nosotros somos los más pequeños de los grandes, nos hace ilusión estar en el patio grande y no en el chico, donde está mi hermano. Aunque por otro lado echo de menos encontrarme con mi hermano en el patio y cuidar de él. Al menos estoy con él en el comedor, y aunque no nos sentamos juntos siempre estoy pendiente de él.

Mi hermano que está aprendiendo muchísimas cosas y de manera muy rápida. Hace nada no sabía contar hasta diez y ahora, casi sin darnos cuenta ya lo hace hasta veinte. Y tenéis que ver cómo se está soltado a hablar. De vez en cuando suelta algunas palabras que no os podéis ni imaginar.

Otra de las cosas que están coincidiendo con el inicio del curso es que nos entra el sueño más temprano. Miguel y yo estamos cenando, por ejemplo, a las nueve y media de la noche y estamos con los ojos pesados, deseando irnos a la cama. ¡Qué sueño da el cole!

Os colocamos una fotos en la que salimos Miguel y yo en uno de los últimos días de playa. Apurando los últimos días del verano.

martes, 18 de septiembre de 2012

Papá visto por Miguel

Mi hermano Miguel no es, ni mucho menos, tan buen dibujante como yo. Él prefiere pasar el tiempo jugando con sus juguetes, chocando con los coches, o simplemente, viendo los dibujos. A mí, sin embargo, lo que más me gusta es dibujar. Me encanta hacer dibujos y lo que es peor, que una vez que me pongo es difícil pararme.

Hoy os colocamos uno de esos dibujos que mi hermano hace de vez en cuando. Es un dibujo que Miguel hizo a mi padre, bueno, en realidad lo dibujó a él. Es muy gracioso ver cómo le pintó las manos, y el pelo de la cabeza, o lo que aún es mejor, el pelo de la barba. También es gracioso cómo ha pintado el punto de la letra "i", la "g" o la "e" de su nombre. ¿Verdad que es gracioso?

domingo, 16 de septiembre de 2012

Mamá cumple años

El viernes fue el cumpleaños de mi madre y cumplía 40 años, que es un número muy bonito, y entre todos decidimos que había que festejarlo por todo lo alto, así que el viernes ni mi hermano ni yo nos quedamos en el comedor pues vinieron a recogernos antes. 

Ya teníamos previsto que el día del cumpleaños de mi madre íbamos a ir al restaurante chino, que es un sitio que nos gusta a todos. Lo que más me gusta a mí es el pollo chino, que en realidad es un pollo con setas y bambú, pero del que yo sólo me tomo el pollo, aunque también me encanta las patatas chinas, que mi madre dice que se llama pan de gambas, pero yo lo llamo patatas chinas y todos nos entendemos. A mi hermano le gustan también mucho las patatas chinas, aunque en realidad a mi hermano, como a mi padre y a mi madre, le gusta todo. Comió arroz tres delicias y fideos chinos y cerdo picante y bambú y setas y pollo chino, claro.

Desde el restaurante chino, nada más acabar con el postre helado, sin perder el tiempo, fuimos a recoger los saladitos y el hielo y después a una caseta donde se iba a celebrar la fiesta de cumpleaños de mamá. ¡Jo, qué fiesta tan buena! Mientras mi madre limpiaba el polvo de las mesas y mi padre el de las sillas, mi hermano y yo colocábamos todas y cada una de las sillas en su sitio, que fue muy cansado, y una vez que las montamos todas, ellos fregaron el suelo y nosotros descansamos un rato sentados. Al terminar volvimos a casa y nos arreglamos corriendo para volver y estar listos para la fiesta. ¡Jo, qué fiesta tan divertida! ¡Cuánta gente había! ¡Lo pasamos genial! ¡Todo estaba riquísimo! Miguel y yo lo pasamos en grande. Y cuando llegó la hora de la tarta ya estábamos machacados. Menos mal que los abuelos se iban y quisieron llevarnos con ellos a su casa porque mis padres querían quedarse más rato y nosotros no podíamos más con nuestros cuerpos. ¡Qué bien se descansa también en casa de mis abuelos Pepa y Felipe!

En la foto -de izquierda a derecha- estamos:  Marta, Adrián, Sofía, Natalia, Daniel, Miguel, Jaime y Daniel.

jueves, 13 de septiembre de 2012

De vuelta al cole

El lunes fue el primer día de cole. Mi primer día en primero de primaria, y también el primer día de Miguel en el curso de cuatro años; y eso que Miguel no tiene aún cuatro años, aunque es cierto que está a punto de cumplirlos. ¡Qué emocionante!

Este año al pasar a primero de primaria cambiamos de patio y ahora no  voy a poder estar en el mismo patio que Miguel y no voy a poder, como hacía el año pasado, cuidar de él, pero bueno, cada día que pasa es mayor y más responsable, aunque todavía le queda un buen trecho. En su clase ahora hay más niños, porque cuando el año pasado estaba en el primer curso de todos, en el de los tres años, los niños se repartían en tres cursos, este año, pasan a ser dos. Así que ahora en su clase han entrado siete u ocho compañeros nuevos.

En mi clase, en primero de primaria, estamos los mismos que estábamos el año pasado, pero nos han cambiado de profesora, y este año también parece que tenemos una muy buena, por lo menos a mí desde el principio me está pareciendo superbuena.

Lo mejor es que los dos estamos muy pero que muy ilusionados con el principio del curso, y aunque parezca imposible, no nos está costando levantarnos por la mañana, y es que nuestra ilusión gana a nuestro cansancio y al sueño. Incluso estamos comiendo bastante bien en el comedor. ¿No es maravilloso?

Os ponemos una foto que mamá hizo un día que pilló a Miguelito sacando todos los juguetes. ¡Menos mal que luego los recoge él!



lunes, 10 de septiembre de 2012

En la biblioteca

El viernes pasado salimos a la calle Papá, Miguel y yo en busca de unas cuantas bombillas que se habían fundido y nos habíamos quedado sin reservas para sustituirlas. Fuimos andando a pesar de que hacía mucho calor, aunque eso sí, fuimos buscando las aceras con más sombra. Durante el camino y especialmente en la tienda, mi padre nos prometió que si nos portábamos perfectamente, y la palabra es muy importante, porque papá decía que bien no era suficiente, sino que teníamos que hacerlo perfectamente, entonces, si conseguíamos portarnos perfectamente, en ese caso y sólo en ese caso, nos llevaría a la biblioteca.

Veinte minutos después estábamos entrando en la fresquita sala de la biblioteca y papá dijo que había traído unas fotos y nuestros carnets de identidad para hacernos socios. De manera que mientras mi hermano y yo buscábamos algunos libros que llevarnos, mi papá hablaba con la mujer que cuida de la biblioteca -la bibliotecaria- y nos sacó el carnet de la biblioteca. Dijo que una vez que teníamos los carnets podíamos llevarnos un libro cada uno. Yo elegí Witch, El juicio final y mi hermano se llevó uno de la letra "i" que se titula La "i" tiene su punto, que es para niños de tres años. ¡Nuestros primeros libros de la biblioteca! Como papá no tiene carnet ni se lo hizo, porque no traía un par de fotos suyas, se llevó un libro con mi carnet.

Ahora tenemos un tiempo para leerlos y disfrutar de ellos, pero sobretodo hay que tener mucho cuidado con ellos porque después tenemos que devolverlos y puede que detrás de nosotros otros niños quieran leerlos. ¿No es divertido?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sardinas a tutiplén

Mi hermano pequeño Miguel y yo somos unos verdaderos enamorados de las sardinas en espeto. Simplemente nos encantan, por eso, cada vez que mis padres nos llevan a la playa les pedimos que nos lleven a comer sardinas, pero siempre no puede ser. A veces llevamos bocadillos a la playa, otras veces, cuando vamos con los abuelos Pepa y Felipe, ellos llevan comidas y comemos con ellos en la playa, pero ya no bocadillos sino con mesa y mantel, otras volvemos a casa y otras comemos en la calle pero no en un chiringuito, que es más caro, pero algunas veces, mis padres nos dan el antojo y comemos sardinas en los chiringuitos, que son el único sitio, que nosotros sepamos, donde las hacen bien.

Normalmente mis padres piden sardinas de entrada y después piden unos calamares, o unos boquerones fritos, a veces una fritura malagueña, según les dé, pero siempre pedimos las sardinas. Eso es fundamental.

A mi hermano Miguel le gusta tanto que aunque se tome un espeto para él solo, le parece poco y siempre dice que quiere más, entonces mis padres le dicen que tome calamares y boquerones o lo que sea, y se los come, pero ya no se lo come con tantas ganas.

La última vez que fuimos al chiringuito mis padres, para que mi hermano y yo nos hartásemos de sardinas, pidieron solo sardinas, nada más, para que nos hinchásemos. Teníais que ver la cara que pusimos cuando vimos las sardinas. Mi hermano, ahí donde lo ven, tan menudito, se comió, al menos, 14 sardinas. ¡Y tiene tres años!

lunes, 3 de septiembre de 2012

Repitiendo

Todavía estaba Nacho con nosotros en casa y uno de esos días, mientras papá fue a La Rosaleda para ver un partido muy importante del Málaga, nosotros fuimos al cine. Queríamos ver Piratas pero al llegar al cine había tal cola que fue imposible entrar en la sala a la hora que nosotros queríamos. Así que decidimos elegir otra película, porque estaba claro que Piratas no podríamos verla.

Entre las películas que podíamos elegir estaba Brave que yo ya la había visto en el cine con mis padrinos y con Natalia, pero yo era la única que la había visto. Le dije a mi madre que por mí no había ningún problema, porque no me importaba lo más mínimo verla de nuevo. Y eso fue lo que hicimos.

No sé si ver Brave fue una buena elección, porque para mí no había ningún problema pero Nacho, que estaba sentado justo a mi vera, no paraba de quejarse de que yo no callaba y de que pasaba todo el tiempo contándole lo que iba a ocurrir justo después. Dice que soy una destripapelículas. ¡Jo, qué enfadado se ponía Nacho cada vez que yo le contaba algo! Pero es que me cuesta muchísimo estarme callada cuando conozco algo que los demás desconocen.

Después fuimos al Burger King que está junto al cine, al mismo que habíamos ido dos días antes después del zoológico. Tampoco nos importó repetir. Al contrario, nos encanta el Burger King.

jueves, 30 de agosto de 2012

Medusas

En uno de los tres días que estuvo Nacho con nosotros, hicimos muchas cosas, como ya he escrito, y una de ellas, como también he escrito, fue ir a la playa. Fuimos los cinco -mamá, papá, Miguel, Nacho y yo- y todo parecía estupendo. Encontramos un buen hueco en primera línea de playa. Llevamos todas los cacharros que tenemos para poder jugar con la arena. El mar estaba como un plato de sopa de calabacín, liso, liso. No había ni media ola.

Me acerqué a probar la temperatura del agua y como viene siendo habitual últimamente estaba estupenda. Una temperatura muy agradable. Mi padre estaba entonces profundizando con el palo de la sombrilla en la arena para clavarlo, pues mi padre dice que para ir a la playa él sólo necesita sombra. Mi madre dijo que no nos metiéramos en el agua hasta que nos hubiese untado la crema de protección solar y le hubiese colocado los manguitos a mi hermano.

Así que, una vez resuelto todo lo anterior, fuimos hacia la orilla, con la intención de refrescarnos, pero no hice nada más que acercarme y pude ver una medusa. Corriendo se lo dije a mi padre. Agarró un cubo que siempre llevamos a la playa para hacer castillos y la sacó del agua. Luego, entre Nacho, Miguel y yo, hicimos un hoyo pequeño donde meterla para que allí muriera.

Mientras estábamos enterrando a la medusa Miguel nos puso en alerta de que había visto otra medusa. ¡Otra más! Papá fue a por ella y nos dijo que hiciésemos un hoyo mucho más grande, que íbamos a meter unas cuantas. ¿Sabéis cuántas metimos? ¡Sesenta medusas! En serio. Nos pasamos casi todo el rato que estuvimos en la playa cazando medusas. ¡Qué bueno es papá cazando medusas! Cogió sesenta. ¿Os lo podéis imaginar?

Nacho le tenía un miedo terrible a las medusas y creo que no se mojó ni el tobillo, a pesar de que mi padre le decía que ya había quitado casi todas las que había. Yo me metí con algo de miedo y Miguel, por inconsciente, se metió hasta el cuello.

No nos quedamos mucho y nos fuimos a comer al Tomaquet-Myramar donde sirven las mejores hamburguesitas con queso que yo nunca haya probado.

Lo pasamos genial. Nos reímos mucho cuando Miguel quiere decir medusas y sólo le sale melusas. ¡Es tan divertido!

En las fotos podéis ver nuestro cubo con unas cuantas medusas, y también a nosotros mientras esperábamos que llegara la comida. ¡Qué hambre!

martes, 28 de agosto de 2012

El puzle de 125 piezas

Vino Nacho a dormir a nuestra casa, e hicimos juntos muchísimas cosas. Una vez fuimos al Zoo, otra al cine, y también a comer al Burger King, y a una pizzería, y a un restaurante, y a la playa, y a la piscina, ¡vaya!, qué buen montón de cosas hicimos. Pero también hicimos cosas en casa. Cosas distintas, pues aunque nosotros tenemos muchos juguetes, muchísimos diría yo, los tenemos muy vistos, pero Nacho no los tiene tan vistos y hace que nosotros veamos maneras diferentes de jugar con las mismas cosas. Es una de las cosas más divertidas de los juguetes, que cuando juega Miguel suele hacerlo a su manera bruta y cuando lo hago yo, aunque sea con los mismos juguetes, suelo jugar de mi manera dulce y delicada.

Una mañana que nos quedamos en casa hicimos un puzle. Miguel estaba entretenido viendo la tele, tirado en el sofá, y Nacho y yo decidimos hacer un puzle que yo tenía en mi estantería y de tanto verlo no le hacía el más mínimo caso. Cuando Nacho y yo hicimos el puzle los dos solos, sin la ayuda de nadie, me puse muy contenta. Aun cuando Nacho ya se había ido, todavía lo hice yo sola una vez más.

domingo, 26 de agosto de 2012

Tres en la habitación

Mis padres volvieron de Madrid y nos trajeron algunos regalos: una camiseta para mi hermano en la que sale un "torito guapo" y un vestidito para mí, muy bonito y muy fresquito. También nos trajeron algunas chocolatinas, de esas que tanto nos gustan. Bueno, a lo que iba, que llegaron mis padres y se fueron los padres de Nacho, ¿y dónde se quedó Nacho mientras su padres estaban fuera? ¡Pues en nuestra casa!

¡Jo, qué bien lo pasamos con Nacho en casa! Nos gusta que esté Nacho en casa por muchas cosas, pero sobretodo porque juega con los dos. A veces juega con Miguel y a veces juega conmigo, además cuando Nacho ha estado en casa hemos hecho un montón de actividades. Hemos ido a la playa, a la piscina, a una pizzería, al Burger King, al cine, al Zoo de Fuengirola y muchas cosas más que os iré contando poco a poco.

Nacho se quedó a dormir en la cama de Miguel y Miguel durmió en la cuna parque de viaje que tenemos, la montamos justo al lado de la cama de Miguel, que ahora era de Nacho y así dormimos los tres en la misma habitación. ¡Qué bien lo pasamos por las noches! Os pongo una foto que mi padre nos hizo cuando los tres ya estábamos dormidos y probablemente soñando con los angelitos. Se puede ver que a mí me gusta dormir tapada. Sudando, pero tapada.

jueves, 23 de agosto de 2012

Tres días

La semana pasada mis padres se escaparon -según sus palabras- a Madrid durante tres días y tres noches. Así que mi hermano y yo nos quedamos en casa de la abuela Pepa y el abuelo Felipe. ¡Qué de cosas hicimos! Un día fuimos a la playa, otro vino con nosotros tita Rosi y nuestro primo Daniel, que junto con Miguel es como si sumaran catorce y fuimos todos al Zoológico. Menos mal que tanto mi hermano como yo tenemos un carnet para todo el año y no tuvimos que pagar entrada. Nos lo pasamos muy bien, aunque los abuelos lo pasaron genial porque además era la primera vez que visitaron el Zoo.

En casa de los abuelos lo hemos pasado superbien porque aparte de que nos dejan ir a la cama más tarde, y de que podemos ver los dibujos todo lo que queramos, nos cuidan como si fuésemos reyes. Nos hacen las comidas que más nos gustan y nos dejan estar todo el rato tirados en el sofá sin hacer nada, aunque mis padres ya nos habían leído la cartilla ante de "escaparse", y cada día, cuando llamaban, nos la recordaban una y otra vez, especialmente a Miguelito, que le han dicho mil y una veces que no tenga la mano tan larga, porque cuando menos te lo esperas te suelta una buena torta. Y mi padre dice que no lo hace sin querer, porque bien que a mis padres no les pega. Papá dice que sabe muy bien lo que se hace. Pero bueno, al final, se portó bastante bien.

domingo, 19 de agosto de 2012

Brave

Parecía que iba a ser un día cualquiera pero mi madrina Mari Carmen y mi padrino José Miguel nos llevaron a mí y a mi prima Natalia a pasar un día sensacional con ellos. Ya el día antes lo sabía yo, y ya andaba nerviosa, pero no decía mucho porque no quería que mi hermano se pusiese celoso. Hicimos tantas cosas que no sé si voy a ser capaz de contar todo lo que hicimos, pero al menos lo intentaré.

Primero vinieron a recogernos a casa, y con ellos vino Natalia, a la que ya habían recogido. Para que Miguel no se quedara triste, mis padrinos le trajeron un puzle de 50 piezas, que me parece a mí que Miguel no va saber hacer solo, pero puede estar tranquilo porque yo le voy a ayudar. Además para que Miguel no se quedara triste, mis padres, también lo llevaron al Burger King. En realidad estaba hasta contento de quedarse con mis padres.

Miguel fue a la playa con mis padres, y eso de sentirse protagonista le gustaba, porque es algo que no le ocurre muy a menudo y después fue al Burger King y desde allí vino a encontrarse en la piscina de la casa de mis padrinos. Eso no me hizo mucha gracia porque nosotras dos, Natalia y yo, estábamos muy contentas y tranquilas sin Miguel y cuando vino era un poco fastidioso.

Nosotras también fuimos al Burger King, pero además también fuimos al cine, y vimos la película Brave y además lo hicimos en 3D. ¡Jo, qué bien lo pasamos! En el cine nos comimos un combo de bebidas y palomitas. ¡Jo, qué buenas que están! Luego en la piscina, aunque me cueste admitirlo, Miguel no nos molestó, como yo suponía.

viernes, 17 de agosto de 2012

En el cumpleaños del abuelo Felipe

Cada año, el doce de agosto, mi abuelo Felipe cumple años y cada año invita a toda su familia a cenar en un restaurante. Este año, al final, por una cosa o por otra lo celebró el día antes y nos llevó a un sitio nuevo para casi todos menos para mi mamá y para mí. Mamá y yo habíamos estado en Restaurante El Rancho antes, en una reunión que hicimos allí unas amigas de mi clase junto a las madres. Es un sitio muy especial pues tiene un parque dentro del mismo recito, y además dos castillos hinchables, uno para los más pequeños y otro para los más grandes.

El restaurante además tiene una terraza muy grande sobre un césped, y por las noches es un sitio perfecto para estar mirando las estrellas. La comida, según dicen mis padres, no es ninguna maravilla pero está bien. Para mí, mientras haya helados, casi que todo lo demás me da igual.

Miguel y Daniel se lo pasan bomba juntos pero más de una vez vuelve Daniel diciendo que Miguel le ha pegado, y yo le creo, porque ya conozco bien a Miguel y sé perfectamente lo largas que tiene las manos y me parece a mí que Daniel va a darse cuenta pronto.

Yo me lo pasé muy bien jugando con tito David y con la bolsa de caramelos que trajo la hermana de David, Laura, y su marido, César, que estaban de paso por aquí y se unieron a la fiesta.

Celia estaba guapísima, como siempre, y tanto papá como mamá jugaron mucho con ella, especialmente papá. ¡Está tan graciosa!

sábado, 11 de agosto de 2012

Senda y yo

En Torrox hice muchas cosas, y un buen número de ellas eran divertidas, pero una de las cosas que hice y que me quedé más contenta de hacer fue pasar un tiempo acariciando a Senda.

Senda es una perra negra que llevó Emilio, un primo de mi padre. Era muy grande y a primera vista no entraban ganas de acercarse a ella, sin embargo, cuando te hacías amiga de ella, era tu mejor guardiana. ¡Qué le gustaba que yo le acariciara! Se quedaba quietecita, con la cabeza apoyada en el suelo disfrutando de las caricias. A mí también me hizo mucha ilusión porque suelen darme bastante miedo los animales en general, pero con Senda todo fue como la seda.

Aquí os dejo una foto de la mejor perra de la tierra, Senda, con su negro y suave pelo.

En Torrox

El fin de semana pasado fuimos a Torrox, que es el pueblo de Málaga donde la tía de mi padre, la tita Ani, tiene una casa-campo con piscina. Yo ya había estado antes, aunque no lo recordaba en absoluto, pero mi hermano nunca, jamás, en su corta vida había estado allí.

En el campo en Torrox nos encontramos con algún primo de mi padre. ¡Qué contento estaba mi padre! También vinieron con nosotros sus padres, que son mis abuelos: los abuelos Pepi y Miguel. Con ellos vino mi prima Natalia. ¡Qué alegría me llevé!

Allí en la casa-campo había una piscina y mi hermano y yo, como también mi prima y algunos hijos de los primos de mi padre lo pasamos todo el rato dentro del agua. ¡Qué divertido es jugar en la piscina! ¡Y qué fresquito!

Emilio, que es un primo de mi padre, estuvo pasando el día con nosotros y con su familia al completo: su mujer -Cristina- y sus dos hijos -Paula y Emilio-, también vinieron con su perro, Senda, una perra negra preciosa. Además estaban con nosotros los tíos de mis padre Antonio y Vicky que vinieron con su nieto Antoñito, y después llegó Carolina con el hermanito pequeño de Antoñito, Salvador, que estaba precioso. Con ellos también vinieron los abuelos de Antoñito. Y claro en la casa también estaba la tita Ani y su marido, el tito de mi padre, Jose Luis.

Otra de las cosas que hicimos en Torrox fue hincharnos a comer, como casi siempre mi padre fue el campeón, aunque Miguelito no os creáis que se queda lejos. ¡Cómo come mi hermano!

En la foto, por orden de izquierda a derecha: Natalia, Sofía, Salvador, Paula, Emilio, Antonio y Miguel.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Peligro en la playa

Estamos en agosto, el mes que sin duda más nos gusta del año, porque es el mes en el que normalmente estamos los cuatro de casa en vacaciones, de manera que es un mes en el que proyectamos un montón de actividades, más incluso que en julio, y eso que este mes de julio hemos hecho un buen montón de cosas.

El jueves, por ejemplo, fuimos los cuatro a la playa. Buscamos un aparcamiento y en el primer lugar que encontramos, esa fue nuestra playa. Miramos la bandera que había en la playa y era roja, pero sin embargo al mirar hacia el mar, parecía estar plano y sin apenas olas, y las que había además eran muy pequeñas. ¿Qué es lo que pasaba entonces?

Lo que pasaba es que estaba llena de medusas, a las que mi hermano, que le cuesta pronunciarlas, las llama "melusas". Bueno pues estuvimos en esa playa que estaba abarrotada de medusas. Solamente mi padre en un momento que se puso sacó catorce medusas y mamá después una más. Las cogía con un cubo y luego nos las enseñaba para seguidamente matarlas enterrándolas.

No es que nos guste que haya medusas pero mi hermano y yo pasamos un buen rato, desde la orilla, buscando medusas para que mi padre viniera a cazarlas. Fue bastante entretenido... y peligroso.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Un lavado de cara

Como estamos en verano y mi papá tiene algo más de tiempo y además le gusta toquetear esto del blog y las cosas del ordenador en general hemos decidido, o más bien, él ha decido darle un cambio de imagen a nuestro blog. No sé si os gustará.

Dice que ahora es más celestito y algo más alegre y como estamos en verano y hay muchas más cosas que contar y todas alegres y divertidas pues ha hecho este cambio.

Más o menos todo sigue de la misma manera, sólo es un lavado de imagen y de fondo. Luego, conforme vayamos andado con él veremos si es mejor o no así.

Espero que os guste.

martes, 31 de julio de 2012

Entre truchas y caballos

Una de las cosas super chulas que hicimos en El Bosque fue ir a visitar un río. El río Majaceite, donde nos habían dicho que había muchas truchas, que, por si no lo sabéis, son unos peces que viven en los ríos.

De manera que después de desayunar fuimos a dar un paseo junto al río, no muy largo pero tampoco muy corto, hasta que llegamos a un sitio donde había un puente y desde el que se podían ver las truchas. Había muchas pero eran chiquititas, o por lo menos no tan grandes como yo las imaginaba. Justo al lado del río también vimos una cuadra donde había muchos caballos sueltos. ¡Qué bonitos eran! Había más de veinte y más de treinta, y todos parecía estar pasándoselo muy bien.

Paramos un buen rato en aquel lugar, mirando a los caballos, y a las truchas en el río, y también vimos árboles altísimos, que daban unas sombras enormes. ¡Qué sitio tan bonito! Luego volvimos, ya más despacio, porque hacía mucho calor y estábamos algo más cansados. Al volver, montamos en el coche y fuimos a visitar Grazalema, donde almorzamos muy bien y de postre, ya imaginaréis: helado.