viernes, 30 de septiembre de 2011

El Santo de Miguel

Esta semana también estamos muy liados, y así me parece que va seguir siendo durante un buen tiempo, y como estamos muy liados pues casi no nos da tiempo a otra cosa que a eso de estar liados. Si embargo, tuvimos algo de tiempo para divertirnos un poco más de la cuenta el día del jueves, que fue el santo de mi hermano Miguel y también de mi abuelo Miguel.

A mi abuelo no lo pudimos ver y darle felicidades en persona porque estaba de viaje pero a mi hermano sí que nos lo comimos a besos los tres en casa.

Miguel es muy pillín y aunque no tiene ni idea de qué significa eso del santo, si que se da cuenta de que es un día especial y distinto para todos, pero sobre todo para él.

Mis padres le regalaron unas botas de agua y se puso muy contento y feliz y ya estaba loco para ir a la calle y pisar charcos, pero tuvimos que explicarle que no había charcos en ese momento porque no había llovido. También le han regalado ropa entre los abuelos, titos y padrinos, pero de todos los regalos que ha recibido el que más ilusión le hizo al principio fue un reloj de Buzz Lightyear. Luego cuando lo tuvo un buen rato puesto decía que le molestaba y ahora cuesta que se lo ponga, y es que no está acostumbrado a llevar reloj.

Ahora os pongo una foto mía porque como casi todo ha sido de Miguel pues para variar.

martes, 27 de septiembre de 2011

De un lado para otro

Últimamente hemos estado un poquitín vagos y no hemos actualizado nuestro blog, pero lo que pasa es que con el ajetreo diario que tenemos apenas nos queda tiempo para sentarnos a escribir. Y es que esto de ser hija de padres trabajadores es muy duro. Por la mañana al cole, luego al comedor, otro día al inglés, otro a casa de una abuela, otro a casa de la otra y casi no tengo tiempo de disfrutar de los dibujos de la tele. Todo el día de un lado para otro.

Por eso cuando llega el fin de semana lo que apetece es quedarse tranquilitos. Este viernes y sábado, además, mi hermano Miguel tuvo fiebre, y mami aunque no tuvo fiebre sí estuvo malita. Así que mi padres decidieron ir al Hospital para que nos viera un médico. Y la verdad es que después de ver al médico y tormase las medicinas que les había recetado la doctora, tanto uno como el otro han mejorado muchísimo.

Mamá ha mejorado mucho y Miguel muchísimo. Tanto, que el domingo ya pudimos ir al parque que está cerca de la casa y pasar un buen rato jugando y después comiendo en el restaurante que está allí mismo en el parque. Y como nos portamos bien, o al menos no muy mal, de postre, nos dejaron tomarnos un helado para cada uno. Uhmmm... luego toda la tarde tirados en el sofá viendo los dibujos... ¡Me encanta!

martes, 20 de septiembre de 2011

El primer día

El lunes de la semana pasada, día 12 de septiembre, fue un día muy pero que muy importante. Mi hermano Miguel fue al cole por primera vez en su vida. Mis padres estaban algo preocupados por si lloraría al entrar. También estaban algo preocupados porque Miguel sabe pedir pipí, pero lo pide tan tarde que como no se dé prisa se le escapa unas gotillas.

Tampoco sabe aún limpiarse cuando hace caca. Pero lo peor de todo es que cuando hace pipí, al sentarse, siempre se quita los pantalones y también los calzoncillos, y luego no sabe ponérselos y le tienen que ayudar. Sin embargo, en el cole nadie le va a ayudar porque tiene que salir de la clase e ir solo al servicio que está justo al lado, para luego, volver a la clase. En casa no lo consigue casi nunca, pero es verdad que el váter está más alto que en el cole.

Sólo puedo decir que cuando mamá habló con la señorita le dijo que todo fue bien. Y no sólo no lloró al entrar sino que empujaba a los demás para entrar el primero. Mamá le preguntó a la señorita si había hecho pipí bien y le dijo que sí. ¡Os lo podéis creer! Está hecho un prenda bueno.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Salmonetes y bambú

El miércoles, que era el día que de verdad mamá cumplía taitantos, al salir de clase, mamá vino a recogernos y allí mismo nos arregló, porque estábamos muy sucios y muy despeinados. Mamá nos invitó a almorzar junto con los abuelos Pepa y Felipe y también mi padre que estaban esperándonos para comer pescaitos en La Paz Garrido. ¡Qué bien comimos!

El que más comió fue mi hermano Miguel, comió como pocas veces ha comido. Se hinchó de coquinas, se hinchó de boquerones, de calamares y también probó pulpo, patatas y salmonetes. El tío le dio a todo. Y por si fuese poco también se tomó un helado al final. Yo también me porté bien porque comí muchos boquerones y calamares, alguna patata y un salmonete, que yo no quería comer porque los pescados naranjas no me atraen mucho, pero hice un esfuerzo porque era el cumpleaños de mi madre y porque si no me lo comía me quedaba sin helado.

Después papá se fue a trabajar y nosotros estuvimos un rato pequeño con los abuelos y después para la casa.

En la casa me lo paso muy bien. Me encanta estar en casa. Tengo tantísimas cosas que siempre tengo cosas que hacer y nunca me aburro. Además estamos fresquitos con el aire acondicionado. Además también tenemos varios canales de dibujos animados, lo que hace que muchas veces cueste trabajo sacarme de casa.

Por la noche, para rematar el día, pedimos comida china y probé por primera vez bambú, que es la comida favorita de los osos panda, pero no me gustó mucho.

sábado, 17 de septiembre de 2011

En el Elola

El miércoles fue el cumpleaños de mamá, que cumplió taitantos. Pero nosotros comenzamos la celebración el día antes, el martes, en cuanto papá llegó del trabajo y nos llevó a ver a mamá practicar su clase de pilates. Las clases de aerobic las recibe muy cerca de casa, en el Complejo Deportivo Elola, así que resultó un paseo corto. Fue muy divertido ir a verla practicar aerobic, pero qué calor hacía allí dentro. Miguel nada más entrar dijo que hacía mucho calor. Hasta con lo chico que es se dio cuenta. Estuvimos un buen rato sentados en la grada animando a mamá, que era de todas las que estaban en la clase, la que hacía mejor la gimnasia. Bueno ella y tita Rosi que estaba junto a ella.

Después vimos a muchísima gente más practicando deporte. Vimos a gente practicando fútbol, otro fútbol pero en un campo más pequeño y con una pelota más chiquitita. También vimos a gente jugando al balonmano, al pádel y a natación. ¡Jo, qué grande era la piscina! ¡Es la piscina más grande que nunca he visto! En esa piscina es en la que papá nada algunas mañanas. Ver a tanta gente practicar deporte afectó a Miguel que desde ese momento se tiró todo el camino de vuelta a casa dando patadas y saltos. ¡No paraba ni un segundo!

Al llegar a casa nos pusimos los pijamas y cenamos porque queríamos estar listos para que cuando mamá llegara y se duchara, le pudiésemos dar los regalos de su cumple.

Miguel le regaló unos pantalones y yo un libro en inglés, en el que no hay ni un solo dibujo. Parecía muy contenta y nosotros nos fuimos satisfechos a la cama por haber visto a mamá tan feliz.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La desición rápida

El sábado por la mañana me desperté algo perezosa y no tenía muchas ganas de ir a la playa, que es lo que, en principio, yo tenía previsto. Me quedé con mi padre, pero no en casa, sino que fuimos juntos al rastro.

Yo sabía que si iba al rastro le podría sacar algo a mi padre. Algún regalín. Se lo pregunté antes de ir para asegurarme y me dijo que sí, pero que sólo en el caso de que me portara bien. Así que decidí no ir a la playa y sí al rastro acompañando a mi padre.

Hacía mucho calor, muchísimo, y había que caminar un buen rato, pero no me quejé nada. Papá se entretenía mirando libros y yo muñecas, él miraba discos y yo más muñecas. Había muchísimas. Cada pocos minutos le preguntaba a papá si me estaba portando bien y él me decía que sí. Hasta que ya empezaba a estar muy cansada y con mucha sed. Creo que papá al darse cuenta de mi cansancio, porque casi caminaba arrastrando las manos por el suelo de lo doblada que iba, me dijo que me compraría una cosa, pero sólo una. O bien un libro de dibujos que estaba mirando en ese momento y tenía entre mis manos, o bien, bajábamos un buen trecho y me compraba una muñeca preciosa que me había gustado un rato antes. Tenía que tomar una decisión.

Cinco minutos después estábamos sentados en un bar, donde había aire acondicionado. Papá con una cerveza y yo con un zumo de melocotón. Los dos comiendo de unas patatas fritas que nos pusieron de acompañamiento. Y también los dos leyendo nuestros libros nuevos.

Aquí os pongo una foto mía, disfrazada de no sé qué en el cumpleaños de Celia.

lunes, 12 de septiembre de 2011

En el cumple de mi abuelo Felipe

Si el miércoles celebramos el cumpleaños de mi abuelo Miguel yendo todos juntos a cenar el viernes hicimos lo mismo pero por el cumpleaños de mi abuelo Felipe. Vinieron todos mis titos y primas por parte de mi madre, los abuelos y nosotros. Fuimos a tomar pescaditos fritos, aunque yo que estoy últimamente muy caprichosa y mis padres están algo enfadados por eso, me tomé patatas fritas con huevo.

Mis padres dicen que mi hermano Miguel y mi primo Daniel se portaron mejor que yo, por lo menos en lo que a comer se refiere, porque yo comencé diciendo que me dolía la tripa y que no quería comer y luego me comí las patatas con huevo. Mi padre dice que me lo he comido porque iba con los abuelos pero que cuando vaya con mis padres voy a pasar hambre si no me como la comida que me ponen por delante. ¡Jo!

Le pregunté a mi padre cuales eran los números que le pondrían a la tarta de mi abuelo y me dijo que iba a tener suerte porque no había tarta, de manera que me podría tomar un helado. ¡Qué suerte la mía!

viernes, 9 de septiembre de 2011

71 tacos

El miércoles fue el cumpleaños de mi abuelito Miguel, que cumplía 71 años, y que, aunque es el mayor de todos mis abuelos, está todavía muy en forma y con ganas de guerra. Nos juntamos en el Restaurante Los Manueles, invitados por los abuelos, a cenar para celebrar que otro año más cumplía años. ¡Y los que le quedan!

Fuimos todos mis titos por parte de mi padre: mis padrinos Mª Carmen y José, mis titos Ana y Paco, con Natalia. También vinieron a acompañarnos algunos de los hermanos de mi abuelo: mis tío-abuelos Antonio y Vicky; y Ani y José Luis. ¡Lo pasamos genial!

Mi papá dice que el abuelo ha cumplido 71 tacos cuando en realidad ha cumplido 71 años. No entiendo nada.

También he de decir que me porté regulín porque yo quería tomar un helado, y sin embargo lo que había era tarta, entonces como yo tenía antojo de helado en lugar de tarta, me puse a llorar y no quise tomarme la tarta, hasta que, tras un buen rato, me convencieron para tomarme la tarta, que por cierto estaba buenísima.

martes, 6 de septiembre de 2011

En el Carmen Thyssen

Ya ha comenzado la tarea diaria del trabajo para mis padres, pero todavía no para nosotros, los pequeñines de la casa. No importa, porque aunque mis padres trabajen, aún les queda algo de tiempo para hacer cosas superespeciales con nosotros.

El sábado por la mañana, por ejemplo, mi madre nos llevó a la piscina junto con Lidia y Elena, y un poco más tarde, llegó Juanfra. Volvimos a casa para almorzar y justo después nos bañamos rápido y nos largamos para Málaga, donde habíamos quedado con nuestros amigos Daniel y Jaime, y con sus padres y su tía, claro. Lo primero que hicimos fue visitar el Museo Carmen Thyssen, que a mí se me hizo algo pesado y aburrido, pero mis padres parecían estar muy contentos y a gusto. Especialmente mi padre y Miguel -el papá de Daniel y Jaime- que iban por detrás de nosotros, más tranquilos, disfrutando de los cuadros.

Desde allí fuimos a un restaurante asturiano que ellos conocían, donde nos comimos unas croquetas para chuparse los dedos, además de boquerones fritos que nos vuelven locos a todos. Luego dimos un paseo hasta la heladería Casa Mira, donde me pedí un helado de cucurucho que no fui capaz de tomarme entero de lo grande que era. Miguel se pidió uno igual de grande y casi se lo toma, pero al final se dio cuenta que no podía y se lo dio a mis padres. De vuelta a casa en coche no recuerdo nada.

Al día siguiente también hicimos cosas especiales. Fuimos a la playa los cuatro juntos. Fuimos a la playa que es mi favorita, porque el agua cubre muy poco y puedo estar jugando en la orilla todo el rato, además mis padres se colocan en primera fila y están muy pendientes de nosotros. Mi hermano no hay día que no se llene la boca de arena, y cuando no es la boca son los ojos. ¡Siempre pasa algo con él! Al menos esta vez no le entraron ganas de hacer caca.

Desde la playa, todavía con arena en los pies, fuimos al chiringuito. ¡Nos encanta! Me tomé seis sardinas. ¡Un espeto estero para mí! ¿No es increíble? Pues figuraos que el canijo de mi hermano se tomó otras seis sardinas. ¡Otro espeto entero para él! ¡Y eso que también comimos calamares fritos! Después para despedir el día de playa, tomamos un helado riquísimo. Miguel un Frigopie y yo un Sandwich de nata. ¡Qué rico todo!

Volvimos a casa y pasamos toda la tarde tranquilos en casa, donde vinieron a visitarnos los abuelos Pepi y Miguel, que tuvieron la suerte de venir cuando mi madre estaba haciendo crepes.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El último día

El último día de las vacaciones de mis padres teníamos decidido ir todos juntos a desayunar a la calle. Fuimos a la churrería de Pepe, nuestro vecino, y tomamos churros con chocolate y yo también un poco con azúcar, que casi me gustan más.

Desde la churrería, directamente, fuimos a la playa, porque ya íbamos preparados con los bañadores y las toallas y las sillas y la sombrilla y todo. No había apenas ninguna ola, el agua parecía estar en calma, y quizás un poco más caliente que el día anterior, pero sólo muy poco. Qué bien se pasa y qué rápido pasa el tiempo en la playa. Mis padres leyendo y Miguel y yo haciendo castillos. El único problema fue cuando a Miguel le entró ganas de hacer caca y mamá tuvo que dejarlo todo y llevarlo corriendo al chiringuito, porque ya se sabe que Miguel está aprendiendo bastante bien pero cuando dice: que sale, que sale, hay que darse mucha pero que mucha prisa.

Desde la playa fuimos almorzar a uno de los sitios que más nos gustan a Miguel y a mí. Se llama Myramar y tienen unas hamburguesitas chiquititas, con queso y con unos huevos chiquititos que están riquísimos. Después volvimos a la casa a comer helado y descansamos porque después yo tenía una cita que llevo mucho tiempo deseando que llegase: el cumpleaños de mi amiguita María del Mar. ¡Qué bien lo paso en los cumpleaños! ¡Y Miguel no digamos!

jueves, 1 de septiembre de 2011

Burros y sardinas

Si pensaba yo que el día anterior había sido muy bueno, el siguiente no fue mucho peor.

Me desperté algo temprano porque tenía muchas ganas de ir al baño, y comprobé que mi padre ya estaba despierto, sentado delante del ordenador. Le dije que tenía hambre y me dijo que me invitaba a desayunar en la calle. ¡Acepté sin dudarlo! Mi madre se levantó para vestirme y volvió a la cama mientras Miguel seguía dormido y mi padre y yo nos fuimos a Mijas.

Fuimos a Mijas porque allí es donde trabaja mi padrino, al que fuimos a visitar. Los tres juntos: mi padre, mi padrino y yo fuimos a desayunar juntos. Me tomé un Colacao y un pan con mantequilla que me invitó mi padrino ¡Qué rico estaba y qué divertida es Mijas con tantos burros! Fuimos en coche un buen rato muy despacito detrás de un burro que se había soltado e iba solo. Al terminar de desayunar bajamos hacia Fuengirola pero antes paramos en el garaje porque el coche llevaba unos días con un sonido extraño, que a mis padres les preocupaba. Nos dijeron en el garaje que lo iban a mirar y que nos tomaramos algo en el bar, y que en 15 ó 20 minutos volviésemos. Así que fuimos al bar que hay cerca y tomé un botellín de agua. Al rato el hombre del garaje vino al bar y le devolvió las llaves del coche a papá y le dijo que lo había aparcado en la misma puerta del bar, que estaba arreglado y lo mejor fue que le dijo a papi que no le debía nada. ¡Qué bien!

Fuimos a casa y nos preparamos para ir a la playa. ¿No es divertido? Fuimos a la playa los cuatro, y nos instalamos muy cerquita de la orilla. El agua estaba algo fría, pero a mí no me importó. Lo pasamos genial haciendo castillos de arena y después fuimos a almorzar al chiringuito. ¡Cómo me puse de sardinas! Primero comimos boquerones, luego calamares y para terminar me tomé cuatro sardinas, ¿y sabéis qué? Mi hermano Miguel se tomó otras cuatro. Mi madre dice que ya mismo en lugar de pedir tres espetos vamos a tener que pedir cuatro. Uno para cada uno.

Volvimos a la casa y mi madre me puso un gran vaso con helado de turrón. ¡Uno de mis favoritos! ¡Cómo me puse de helado! Luego pasamos toda la tarde en casa jugando y por la noche: pizza. ¡Yuuuupi!