sábado, 30 de julio de 2011

Otro cantar

Olvidé contaros que cuando volvimos desde Benaoján, que es donde estaba nuestra casa rural de fin de semana, a poco más de cien kilómetros de casa, mi hermano y yo nos quedamos dormidos casi en la primera curva y Miguel se despertó a la altura de Benalmádena, con muy buen humor, saludando a todos y diciendo hola. Yo, sin embargo, no me enteré de nada porque mis padres me despertaron en el parking del garaje, cuando ya mi padre había aparcado. ¡Se me pasó rapidísimo!

La ida fue otro cantar, y es que no tenía ganas de dormirme, estaba muy nerviosa por llegar a la casa rural y encontrarme con Nacho, con Blanca... bueno y con todos, así que estaba tan nerviosa que no pude quedarme dormida. Por eso, cuando ya estábamos llegando, me entraron unas ganas horribles de hacer pipí que no pudía aguantar, así que mis padres tuvieron que parar en el pueblo, aunque estábamos muy pero que muy cerquita, porque no podía aguantar ni un minuto más, por eso mi madre me acompañó a una cafetería de Benaoján y pude hacer pipí. ¡Qué alivio!

Después de hacer pipí, sentada de nuevo en el asiento del coche, di un suspiro muy grande y dije que ir así en el coche, con el pipí fuera de mí, era otra cosa y que así sí que se iba bien. Mis padres se reían mucho y Miguel preguntaba: ¿qué pasa? ¿qué pasa?

Así que pude comprobar que es mejor ir dormida y olvidarse de todo cuando vamos en el coche.

lunes, 25 de julio de 2011

Un fin de semana rural

No estoy de vacaciones pero es casi mejor así. Lo digo porque al no estar de vacaciones y aunque hay que levantarse algo pronto, sobre las ocho y cuarto de la mañana, no me supone ningún problema, y la mayoría de las veces a esas horas ya llevo algo de tiempo despierta, pero a parte de ese pequeño inconveniente, todo lo demás son ventajas.

Al levantarnos, Miguel va a la guardería y yo voy a la escuela de verano, que es algo así como estar en un cole donde todo el rato hay recreo, donde practicamos deportes, hacemos juegos o trabajos manuales, y donde también hay una piscina, como la que hemos disfrutado este fin de semana un montón de amigos juntos en una casa rural.

Sí, hemos pasado el fin de semana, desde el viernes por la mañana, hasta el domingo a última hora en una casa rural. En la casa rural había una piscina ideal para aprender a nadar y podéis imaginar que la he aprovechado a tope, como también he aprovechado el tiempo para jugar con Blanca, con Nacho, con Celia, con mi hermano, por su puesto, también con Daniel, aunque estos dos son casi inseparables y con todos los mayores, especialmente con tito David. También con mi madre y con mi padre.

Me he hinchado de helados y de comer en general, también de no parar de hacer cosas y de subir y bajar escaleras. Todo el rato en ropa de bañador, muy cómoda, y quedándome despierta hasta muy tarde. Ya estoy deseando volver a irme a una casa rural.

Pd: He aprendido a meter la cabeza debajo del agua yo solita, sin ayuda. Me ha enseñado Nacho. ¡Y sin taparme la nariz, eh!

martes, 19 de julio de 2011

De susto en susto

Últimamente no ganamos para sustos en casa. Primero fue la noticia de que Nacho, el ahijado de mis padres, un casiprimo mío, se había dado un golpe en la cabeza tan grande que lo tuvieron que llevar a urgencias, y una vez allí, el médico decidió que se quedara en el hospital ingresado y a pasar la noche, que al final fueron dos noches.

Nos quedamos muy preocupados con la noticia y entonces fuimos a visitarlo al hospital, porque aunque ya estaba bastante recuperado, estaba muy aburrido. Así que decidimos visitarle y llevarle un regalo. Le llevamos un juego de barcos, en el que cuando jugabas decías muchas veces agua, algunas veces tocado y algunas pocas hundido, y solamente una vez, y la dijo Nacho, ¡¡gané!!.

Otro susto lo dio Miguel que se cayó nadie sabe cómo dándose un golpe en la cara. Pero cuando se quitó la mano de la cara tenía sangre en el ojo, o eso parecía, pero al lavarle la cara se pudo ver que tenía una brecha junto al ojo, pero no dentro del ojo. Menos mal. Desde luego que se merece todo lo que le pasa, porque no hace caso a nadie. Si le dices que se esté quieto hace cualquier cosa menos justamente eso. Valiente desobediente.

Al final hubo suerte y las dos cosas, la de Nacho y la de mi hermano, se quedaron en un susto.

lunes, 18 de julio de 2011

Los regalos

El viernes pasado fuimos mi madre y yo a recoger a mi hermanito Miguel a la guardería y al volver al coche y sentarme en mi asiento, mamá me dio mi regalo por haberme portado tan fantásticamente la noche anterior, y me puse muy contenta. Los regalos fueron una cosa de esas de hacer pompas y una pistola de agua. Miguel estaba dormido y no se enteró de nada, pero al llegar a casa se despertó y quería su gasa y su chupete y también su regalo, que mamá, como es muy precavida, también le había comprado a Miguelito un juguete de hacer pompas, en su caso, por haber hecho caca en el váter las últimas veces.

¡Qué contento estamos con nuestros regalos! Luego cuando papá vino y vio los regalos, nos recordó que cuando nos portamos bien, ellos, mi madre y mi padre, entonces se portan bien con nosotros.

viernes, 15 de julio de 2011

Siendo buena

Hay días en los que sin saber por qué una tiene ganas de hacer más cosas que otros. Eso me pasó anoche. Mi madre andaba haciendo la cena, y Miguel paseándose de un lado para otro, con una gasa pegada a la nariz y dando chupetones al chupete. Yo, sin embargo, no sabía qué hacer, así que sin pensármelo dos veces decidí recoger todas las cosas del salón. Me puse, me puse y casi sin darme cuenta conseguí recogerlo todo en un plis plas. Lo dejé perfecto. Me sentí orgullosa.

Cuando mi madre vio el salón recogido se puso muy pero que muy contenta. Luego, ya que andaba inspirada, decidí preparar las cosas para acostarnos. Quité todos los muñecos que hay sobre mi cama y la de mi hermano, abrí la colcha y lo dejé todo preparadito para dormir. Mamá estaba contentísima. Le dije que como papá había ido a jugar al pádel y cuando volviera yo estaría dormida, le dijese ella, en mi lugar, a papá, lo bien que me había portado.

Mi padre volvió tarde y yo, como había supuesto, estaba dormida, profundamente. Mi madre le contó lo bien que me había portado, y papá se puso muy contento y vino a darme muchos besos en la cama, pero no me enteré porque estaba dormida. Profunda y completamente.

Pero al despertar esta mañana, lo primero que hizo mi padre después de darme los buenos días, fue decirme que estaba muy contento por haberme portado tan bien anoche y por haber ayudado a mamá tanto. Los ojos se me iluminaron. Pero cuando papá le insinuó a mamá que habría que premiarme comprándome un regalito, entonces, se me salieron de las órbitas. ¡Qué contenta estaba!

Y es que eso de ser buena me parece a mí que va a traer cuenta.

miércoles, 13 de julio de 2011

En el cine viendo Cars 2

Todo sigue bien por casa. Mi ojo ya está bastante mejorado, ya casi ni se nota. Mi hermano Miguelito está aprendiendo a hacer caca en el váter sorprendentemente rápido, al mismo tiempo que está aprendiendo a hacer pipí. ¡Está hecho todo un hombretón! Dicen mis padres que el próximo paso será dejar el chupete, pero que lo van a dejar hasta que cumpla los tres años como hicieron conmigo, aunque yo no me acuerdo.

El viernes pasado cuando todos regresamos de nuestras ocupaciones: Miguel de la Guardería, yo de la Escuela de verano, papá del trabajo y mamá de sus tareas aplazadas a las vacaciones, nos arreglamos y fuimos a Málaga. ¡Al cine! Antes merendamos y después compramos palomitas para papá y para mí, y gusanitos para Miguel. Vimos Cars 2, una película que le hizo mucha ilusión a Miguel, pero solamente al principio, luego se fue cansando de estar quieto en su butaca y empezó a liarla. Cuando no quería agua, quería el chupete, cuando no la gasa, o hacer pipí, y claro, a mí también me entraron ganas de ir al baño. La película nos gustó pero se nos hizo un poco larga.

De vuelta a Fuengirola, fuimos a cenar a Rigodón, junto a tita Mª José, Celia y tito Francisco, luego llegaron Sergio, Laura, Gonzalo y Clara. Miguel se quedó dormido en el coche de vuelta y al salir del coche cogió un rebote que no veas. Al terminar de cenar fuimos a dar un paseo para ir a tomar un helado. No os podréis creer que no quise tomar ni helado ni horchata, y es que me dolía mucho la tripa después de haber comido palomitas, gusanitos, un batido, un zumo y un sándwich con patatas fritas, pero convencí a mis padres para que me compraran un helado de turrón y me lo llevaran a casa, lo guardaran en el congelador, para comérmelo al día siguiente, como así hice.

viernes, 8 de julio de 2011

La mirada oscura

Los que me conocéis sabréis a estas alturas que yo tengo una manera peculiar de andar y de moverme, doy unos cuantos pasos y tropiezo con algo, o bien doy unos cuantos pasos y estoy a punto de caerme, pero algunas veces doy unos cuantos pasos y de verdad me caigo. La última vez ha sido distinto. Yo estaba sentadita en el suelo del salón de la casa de mi abuela Pepi, y de repente se me ocurrió dar un brinco y levantarme en un plis plas, pero de alguna manera que no sé explicar me di un cabezazo tremendo contra la pared, o peor, contra la esquina de la pared. ¿Dónde? Pues donde me doy todos los tortazos, en la esquina de la frente.

Cómo me dolió el golpe es algo que podéis intentar imaginar pero es algo que sólo yo sé, y os aseguro que por muchas cremas, hielo y cuidados, primero de mi abuela y luego de mis padres, ha sido imposible disimular el chichón gigante que me salió en la frente. Pero lo realmente extraño y distinto de este zambombazo ha sido que he tenido un derrame interior y que tiene que ver algo con la gravedad, que no sé muy bien lo que quiere decir pero suena a muy grave, y se me han puesto los dos ojos morados. Uno algo más que el otro. ¿No es increíble? Me doy un golpetazo en la frente y se me ponen los ojos morados. No hay quien lo entienda.

Lo que sí me ha quedado claro es que tengo que intentar no tener esos impulsos saltarines sin tener previsto un buen aterrizaje.

Pd1: Mi hermano Miguel ya ha hecho dos veces y media caca dentro del váter. ¡Esas son las buenas noticias! La mala es la otra media...

Pd2: Os pongo una foto bien cerquita de mi ojo, aunque ya bastante recuperado.

martes, 5 de julio de 2011

La excavadora

El lunes precisamente, el día que Miguelito cumplía 1000 días, fue un día histórico en nuestra familia, porque fue el día que, por primera vez, mi hermano Miguel hizo caca en el váter. ¡Jo, qué contentos se pusieron mis padres! Por ahora sólo lo ha hecho una vez, pero ya es mucho, además porque lo ha conseguido mucho más rápido de lo que yo tardé en conseguirlo. Y es que seguro que eso de hacerlo el día que cumplía 1000 días le ha ayudado, como también le he ayudado yo, que he hecho caca y él me ha visto para que vea que no pasa nada, y claro, así es más fácil.

Mis padres le prometieron que si lo conseguía, le comprarían una excavadora, que es lo que llevaba pidiendo mucho tiempo. Se puso contentísimo y ahora anda todo el día excavadora para arriba y excavadora para abajo.

Todavía no se ha dado el caso de que haga otra vez caca, así que no sabemos qué tal va a seguir la cosa pero mis padres tienen muchas esperanzas en que todo vaya por el buen camino. Esperemos que así sea. Seguiremos informando.

lunes, 4 de julio de 2011

1000 días de Miguel

Hoy hace justamente 1000 días que mi hermanito Miguel vino al mundo. Fue el 7 de octubre de 2008, y desde aquel día no ha parado de estar con nosotros, especialmente conmigo. Nos llevamos muy bien aunque a veces nos peleemos y discutamos, pero cuando yo llego a casa del cole, por ejemplo, lo primero que hago es buscarlo, y si no lo encuentro pregunto por él. A Miguel le pasa lo mismo o incluso más, porque en cuanto se despierta por lo primero que pregunta es por mí. ¡Estamos tan unidos!

Yo estoy muy contenta de que esté con nosotros, a pesar de que me rompe muchas, muchísimas cosas, y de que cuando quiero, la mayoría de las veces, no me hace caso, pero nos abrazamos mucho y también jugamos mucho. Así que, a pesar de que hay muchas veces que me saca de mis casillas, no lo cambio por nada del mundo. ¡Que vengan un millón de días más!

Os hemos puesto una foto de cuando Miguelito tenía poco más de seis meses. ¡Qué guapetón!

domingo, 3 de julio de 2011

Progresos

Esta semana ha sido una semana de tránsito para mí. Ya había terminado el cole y todavía no había comenzado la Escuela de Verano. En realidad tenía ganas de un descanso, pero, por otro lado, también tenía ganas de volver a la Escuela de Verano, donde hacemos tantas y tantas cosas.

Mi hermano ha seguido yendo a la guardería, sin descanso ninguno, y aunque se celebró su graduación va a seguir asistiendo a la guardería. Lo que sí que ha cambiado en el día a día de mi hermano es que ahora durante todo el día está sin pañal. Se supone que va a aprender a hacer pipí y popó en el váter. Yo, para ser sincera, tardé bastante en aprender y mi hermano parece que esta aprendiendo mucho mejor, pero todavía no podemos hablar muy en voz alta porque aunque va por el buen camino nada es definitivo.

Pipí sí lo pide y no se lo hace encima, pero caca por ahora no ha hecho ninguna vez en el váter y eso que hace todos los días. Tan sólo le ponen pañales para dormir. Bien la siesta o bien por la noche. Veremos como progresa.