martes, 28 de septiembre de 2010

El orinal

¡Ya estoy yendo al colegio! ¿Verdad que es increíble? Pensaba que nunca llegaría el día en el que pudiese ir al cole. Me encanta ir al cole, sobretodo porque puedo jugar con mis amiguitas y porque el cole, en realidad, es muy divertido. Durante las clases hacemos muchas cosas que me gustan como pintar con pinturas, colorear, cantar, bailar... podéis imaginar que ir al cole sólo tiene un inconveniente que es que te tienes que levantar temprano para llegar a la hora. Además como mis padres han comenzado a la vez que nosotros con el trabajo pues ahora las mañanas son un poco, cómo decirlo, un sin parar ni descansar.

Miguel también está yendo a la guardería y también se lo pasa en grande. Se pone muy contento cuando ve que le están poniendo el uniforme de la guardería. Le gusta a pesar de que ayer un compañero le mordió. Tuvieron una de las suyas, ya imagináis, Miguel repartiendo tortas, supongo, y el otro niño le mordió cerca del cuello. Pero no ha sido nada. Coloradito y nada más como dice papá.

Hoy ha sido el primer día que mi hermanito ha hecho pipí en el orinal. Sí, en serio, ¡y tres veces!. Tiene unos pañales nuevos que se suben y se bajan, les llaman pañales bragita, que en principio yo no comprendía cómo mis padres le ponían a mi hermano bragitas, pero es sólo un pañal que se sube y se baja y sirve para empezar a aprender a hacer pipí. A ver como va. Por lo pronto ya ha hecho pipí en la guardería y en casa ya tiene preparado su orinal.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Todo va mejor

Vuelvo a estar mejor y aunque no estoy del todo recuperada ya lo estoy casi. Hace dos días que no tengo fiebre, lo que es la mejor señal, pero todavía no tengo mucho apetito porque sigo teniendo algo de diarrea, tampoco mucho pero tengo. La fiebre me ha durado más de siete días y habré perdido alrededor de 3 Kg, que en alguien que pesaba 25 Kg es bastante.

Ayer almorcé unas patatas fritas con croquetas, que era lo único que me apetecía, y mis padres me dejaron tomarme un cremoso helado de nata, pero no fui capaz de tomármelo entero.

En cuanto a mi hermano, decir que este fin de semana le hemos hecho unas fotos de carnet para la guardería y que ha salido guapísimo. Papá ha guardado una de las fotos en su cartera, así como mamá, y tenemos guardadas unas para los abuelos. ¡Qué graciosillo!

Mañana si no pasa nada voy a volver a ir al colegio. ¡Ya tengo ganas!

viernes, 24 de septiembre de 2010

Perdiendo peso

Sigo pachucha, ayer también tuve fiebre por la tarde y por la noche, así que hasta el lunes no voy a ir al colegio, de manera que pueda recuperarme del todo. Me da pena porque echo de menos a mis amigas que llevo una semana sin ver. Durante la noche mis padres tuvieron que cambiarme el pijama porque estaba chorreando de tanto sudar. Y de tanto sudar y tan poco comer se me nota, y mucho, que he perdido peso. Ayer, por ejemplo, para cenar tan sólo quise tomarme medio yogourt blanco y un vaso de agua. Mis padres me han comprado Aquarius pero no me gusta y no quiero probarlo. No tengo ningún apetito.

Miguel aunque no tiene este virus tan malo tampoco está del todo bien. Tiene mocos y mucha tos, especialmente por las noches. De tanto toser se despierta y llora, despierta a todos menos a mí, que tengo el sueño muy profundo y así nadie descansa en condiciones. Esperemos recuperarnos pronto porque ya se acerca la feria y no me la quiero perder.

Papá ya está recuperado y mamá sigue fuerte como siempre.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Virus y tortas

Las noticias de esta semana no son del todo buenas, aunque alguna sí que hay. Mi abuela Pepi, y yo caímos enfermas las primeras, luego se sumaron Natalia, tita Ana, mi padre, el abuelo Miguel y mi madrina, el resto, incluido mi hermano, se salvan de puro milagro.

Los primeros síntomas son una fiebre alta, un cansancio general con dolor de cabeza, mucho sueño, y diarrea, algunos también vómitos. Se ve que en nuestra estancia todos juntos en la casa rural además de coger unos kilitos de más también cogimos un virus de sobra. Por eso esta semana no he ido al colegio, me he ido quedando en casa de mis abuelas. Primero en casa de mi abuela Pepa durante tres mañanas y el jueves en casa de mi abuela Pepi. Papá sí ha ido a trabajar, aunque no tenía buen aspecto.

Por otro lado, mamá y Miguel están en forma. Mamá incluso haciendo aerobic, pues se ha apuntado este mes, y Miguel, ¿qué decir de Miguel? Mari Palma, su seño en la guardería, dice que le ha metido mano en la guardería a todos los niños y a los que no son tan niños, que con lo chico que es, parece increíble la fuerza que tiene y lo difícil que es atraparlo. Dice que lo castiga pero que ni llora, que se cruza de brazos poniendo el morro torcido y que cuando alguien se le acerca, ¡zas!, tortazo que le da. ¡Vaya mano más larga que tiene! Aun así dice que también es muy gracioso y cariñoso, que se acerca y la abraza y da besos. Y que se rie mucho y que no para en todo el rato de pasárselo bien.

Papá dice que cuando lo lleva a la guardería entra sin ningún problema, que da un beso y dice adiós y mira con cara rara a los demás niños que lloran porque no quieren entrar en la guardería.

Ayer mamá lo llevó a cortarse el pelo y se portó muy bien, parece que le gusta que le corten el pelo. ¡No es nadie!

lunes, 20 de septiembre de 2010

Celebrando a pares

Este fin de semana lo hemos pasado en Villanueva del Trabuco, pero en esta ocasión no hemos ido con los amigos de mis padres, ni con los titos hermanos de mi mamá, sino con los titos por parte de mi papá, además de mis abuelos Pepi y Miguel y mis padrinos. Lo he pasado superbien aunque ha sido una lástima que el tiempo ha estado algo revoltoso, de manera que no hemos podido disfrutar, como nos hubiese gustado a todos, de la piscina. Lo hemos pasado bomba y nos hemos divertido mucho con la estancia allí, así como de las comidas, y de jugar con mi prima y mis titos y padrinos. A pesar de que el agua de la piscina estaba verdaderamente congelada. Tanto que una vez dentro sólo pensabas en salir, todos menos mi prima Natalia que debe tener la sangre de horchata.

Lo hemos pasado en grande, especialmente yo, porque aunque estábamos celebrando, por segunda vez, el cumpleaños de mi abuela Pepi, también recibí regalos, porque coincidió que mientras pasábamos el fin de semana en la casa rural fue mi santo. ¡Jo, cuántos regalos recibí! ¡Y todos estupendos! Ya estoy loca por volver el año que viene, pero, eso sí, un poco más en el verano.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El cumpleaños de mamá

El martes pasado fue el cumpleaños de mi madre, por eso, antes de acostarnos el lunes, le dimos sus regalos. En esta ocasión yo no sabía qué era lo que habíamos regalado a mami, porque fueron papá y Miguel los que compraron los regalos.

Pero la verdadera celebración la realizamos el martes al mediodía, cuando mi madre vino a recogerme al colegio, justo un momento antes de entrar al comedor. ¡Qué bien! Fuimos juntos con los abuelos Pepa y Felipe a almorzar pescaditos fritos. ¡Me encantan los boquerones fritos! Desde el restaurante dimos un corto paseo por el paseo marítimo hasta llegar a una heladería donde me pedí un helado que me sentí incapaz de terminar.

Como mamá tenía que trabajar también por la tarde, a pesar de ser su cumpleaños, me quedé en casa de los abuelos. Cuando mamá salió del trabajo, ya bien tarde, nos recogió y volvimos a nuestra casita, donde me esperaba mi cama favorita. Uhm...

lunes, 13 de septiembre de 2010

Estamos en marcha

¡Ya estamos otra vez rodando! Y no es que estemos en una película, ni mucho menos, sino que ya estamos en marcha. Mis padres trabajando, yo en el cole y Miguelito en la guardería. Hoy ha sido el primer día, en mi vuelta, que he almorzado en el comedor. Todo ha ido bien, incluso para Miguel. Bueno... para Miguel y para todos.

Miguel sigue tomando los antibióticos pero está muy mejorado, casi no tiene tos y los mocos van a menos. Se le nota la mejoría con sólo mirarlo. No para en todo el rato, va corriendo de un lado para otro con una sonrisa de oreja a oreja, pero en cuanto te despistas y lo pierdes de vista un momento, es porque ya la está liando. Así es.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Recordando

Finalmente, como Miguelito no ha mejorado, al menos no como esperábamos, mis padres han tenido que darle antibióticos. Esperemos que mejore pronto y vuelva a ser el mismo de antes, porque está un poco apagado, no tiene el mismo ánimo, y anda todo el rato alrededor de mis padres pidiéndoles que le cojan en brazos. Cuando la hace efecto la medicación vuelva a la normalidad y regresa a ese estado continuo de movimientos de un lado para otro, pero en cuanto desaparecen sus efectos se pone meloso y quejica de nuevo. Pobrecito.

Yo, en cambio, estoy muy contenta porque he ido al cole, algo más tarde por ser el primer día, pero ya he visto a la mayoría de mis amigos. Antes de ir al cole, mientras desayunaba en la cocina, pasé un buen rato recordando todas las cosas que he hecho para contárselas a mis amigas. ¡Jo, cuántas cosas he hecho! He ido al cine, a la playa, al chiringuito, al parque, a cumpleaños... y sobre todo, me he tomado muchísimos helados. ¡Me encanta el verano!

He puesto una foto donde se puede ver lo bien que lo pasamos mi hermano y yo cuando nos dejan un ratito pequeñín a solas en el salón. A mis padres no le hace mucha gracia ver el salón de esta manera, pero al escandaloso de mi hermano sí que le gusta tocar la trompeta. ¡Tampoco es para tanto!

jueves, 9 de septiembre de 2010

El sueño profundo

Esta pasada noche parece que Miguel no ha tenido la fiebre tan alta como en días anteriores, pero sigue con el cuerpo tonto. Anoche, para nuestra sorpresa, se tomó el biberón entero de un solo tirón, sin insistirle ni nada, pero cuando estaba dormido le entró esa tos tan tonta y pesada que arrastra los mocos y se le vinieron hacia arriba y vomitó. Echó, al menos, medio biberón. Yo estaba dormida y no me enteré, pero mis padres tuvieron que cambiarlo de arriba abajo, incluso le dieron un baño rápido, que sirve para bajar la fiebre y para quitarle el olor a vómito. También tuvieron que cambiar la ropa de cuna. Todo eso con la luz encendida y yo acostada en mi cama, justo a su lado, sin enterarme de nada. ¡Vaya sueño profundo que tengo!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

70 años

El lunes por la noche mi hermanito parecía tener fiebre, y cuando mamá le puso el termómetro se confirmó la sospecha. Tenía en la frente algo más de 38º, por lo que mis padres no lo llevaron a la mañana siguiente a la guardería y se vino conmigo a casa de mi abuela Pepi.

En casa de mi abuela Pepi era un día especial porque mi abuelo cumplía 70 años, casi nada, y teníamos prevista una celebración en un restaurante para cenar por la noche, con tarta incluida. ¡Qué ilusión! Pero antes de irnos nos duchó la abuela para que mis padres pudieran darse prisa para llegar al restaurante.

Miguel parecía que mejoraba y pudimos ir. Todos lo pasamos genial, especialmente el abuelo, que aunque le tocó pagar la cuenta, estaba muy feliz y contento de tenernos a todos cerca de él en un día tan especial. Recibió muchos regalos y se le veía muy feliz, pero tenía la pena de que a mi hermanito Miguelito parecía que le subía la fiebre, así que hoy tampoco ha ido a la guardería y hemos ido juntos a casa de mi otra abuela, Pepa, mientras mis padres están en el trabajo.

Esta tarde mamá lo llevó al pediatra y el médico dijo que Miguel tenía la garganta muy irritada y que si no bajaba la fiebre esta noche, y mañana sigue igual, le tienen que dar antibióticos. Esperemos que no sea necesario y se recupere pronto.

Yo estoy segura de que se va a recuperar pronto y, además, lo va hacer sin la ayuda de los antibióticos, porque Miguel es muy fuerte y tiene muchas ganas de jugar. Y papá dice que eso es una muy buena señal. El pobre ya se ha perdido dos días de guardería, esperemos que mañana esté mejor.

Yo sigo apurando mis últimos día de vacaciones, pero ya estoy ansiosa por empezar en mi nuevo curso. ¡Qué ganas!

domingo, 5 de septiembre de 2010

De boda en boda

Poco a poco las vacaciones se nos van yendo, casi sin darnos cuenta, a pasito corto. Mamá ya está trabajando, aunque ella, en realidad, nunca ha dejado de trabajar; papá está a punto de volver al trabajo; Miguel ya ha comenzado, y yo, siendo sincera, ya tengo ganas. Y es que tengo ganas de contarles a mis amigas del colegio todas las cosas tan emocionantes que he hecho durante el verano.

Este fin de semana precisamente hemos estado muy ocupados, y no he echado a nadie de menos porque como mis padres han tenido dos bodas seguidas, una el viernes y otra el sábado, al final nos hemos quedado una noche con unos abuelos y otra noche con otros. De modo que mis padres así pueden disfrutar plenamente de la celebración, porque aunque yo me porto bastante bien, no puedo asegurar lo mismo de mi hermano, que está hecho un prenda, o un diablillo, o un demonio, o un bicho, o cualquier cosa que no para de ingeniarse juegos que no están para nada bien. Así que como mis padres tienen la suerte de poder dejarnos a los abuelos, pues eso, que nos quedamos con los abuelos, que nos miman mucho y están muy pendientes de nosotros. ¡Cuánto quiero a mis abuelos!

jueves, 2 de septiembre de 2010

Una hora y media

Hoy ha vuelto Miguel a ir a la guardería. Era su segundo día y le tocaba quedarse una hora y media. Lo está haciendo de manera gradual, que quiere decir poco a poco. Los tres fuimos a acompañarlo. Llamamos al timbre, nos abrieron la puerta, Miguel entró y no miró hacia atrás. Se fue directo con los otros niños muy contento. Mientras él se quedaba allí, nosotros fuimos a desayunar. Nos acordamos mucho de él. Todos pensábamos que echaría de menos estar con Miki, y seguro que la echa de menos, pero lo está llevando bien, y es que Miguel da pasos de gigante, o eso dicen mis padres, pero yo no lo veo del todo así.

Cuando volvimos estaba empapado en sudor de no parar. La señorita dice que es muy participativo, y que presta mucha atención pero que no es muy obediente, pero que todavía es pronto. Y es que yo creo que Miguel está un poco mimadito con eso de que es el chiquitín de la casa. Pero por lo menos ha tenido un inicio de guardería muy bueno, porque cuando entramos había muchos niños llorando, algunos casi todo el rato, y Miguel pasa por el lado y los mira sin saber qué les pasa.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

45 minutos

Hoy ha comenzado mi hermano Miguel a ir a la guardería. Ha sido su primera vez. Iba muy gracioso con su uniforme, o al menos así me lo parecía a mí. No tenía mucha idea de lo que le esperaba allí ni nada de nada, pero una vez en la puerta entró el primero, sin mirar atrás, por delante mía y de mis padres. Vio una casita de juguetes y se metió, sin pensárselo, porque Miguel es así, muy atrevido y lanzado, a veces, incluso, demasiado.

Nos fuimos de allí dejándolo con los demás niños y no pareció darse cuenta, enseguida mis padres se asomaron por la ventana redonda de la puerta y vieron cómo Miguel le estaba quitando un tractor a un niño que había allí. ¡Vaya bicho!

Como era el primer día de adaptación de Miguel en la guardería, tan sólo tenía que estar allí 45 minutos, por lo que aprovechamos ese tiempo para hacer unas cosillas. Primero fuimos a lavar el coche y después a recoger un encargo de la farmacia.

Cuando volvimos los niños estaban en el patio y, ¿sabéis qué es lo que estaba Miguelito haciendo? Pues estaba jugando a la pelota, pegándole patadas, con dos niños más y en cuanto un niño la cogía, él se la quitaba, la tiraba al suelo, patadón y a correr de nuevo.