martes, 31 de julio de 2012

Entre truchas y caballos

Una de las cosas super chulas que hicimos en El Bosque fue ir a visitar un río. El río Majaceite, donde nos habían dicho que había muchas truchas, que, por si no lo sabéis, son unos peces que viven en los ríos.

De manera que después de desayunar fuimos a dar un paseo junto al río, no muy largo pero tampoco muy corto, hasta que llegamos a un sitio donde había un puente y desde el que se podían ver las truchas. Había muchas pero eran chiquititas, o por lo menos no tan grandes como yo las imaginaba. Justo al lado del río también vimos una cuadra donde había muchos caballos sueltos. ¡Qué bonitos eran! Había más de veinte y más de treinta, y todos parecía estar pasándoselo muy bien.

Paramos un buen rato en aquel lugar, mirando a los caballos, y a las truchas en el río, y también vimos árboles altísimos, que daban unas sombras enormes. ¡Qué sitio tan bonito! Luego volvimos, ya más despacio, porque hacía mucho calor y estábamos algo más cansados. Al volver, montamos en el coche y fuimos a visitar Grazalema, donde almorzamos muy bien y de postre, ya imaginaréis: helado.

lunes, 30 de julio de 2012

Cuatro días en El Bosque

El lunes pasado, hace justo una semana, despertamos tempranito y fuimos rumbo El Bosque, que es un pueblo que está cerca del pueblo donde mi madre estuvo trabajando durante dos años, Grazalema. Mis padres decidieron que ya era hora de volver y de refrescar la memoria y, de camino, saludar a algún antiguo compañero de trabajo que todavía queda por allí. Con nosotros vinieron Miguel, Sagri, Juani, Daniel y Jaime. Bueno, en realidad fuimos juntos, pero en dos coches.

Por delante nos esperaban cuatro días de piscina, de juegos y de mucho tiempo libre para disfrutar con nuestros amigos. Miguel y yo nos hinchamos a comer, y no hace falta que os diga cómo se puso mi padre. ¡Qué bien comíamos en el hotel! ¡Y también fuera del hotel! Ya fuese en Grazalema o en el mismo El Bosque!

Dos días estuvimos acompañados con nuestros amigos, pero al tercer día tuvieron que irse, y los dos últimos días nos quedamos nosotros solos, aunque no solos del todo porque en el Hotel había más personas, y con algunas de ellas, especialmente algunas de mi edad, hice migas.

La mayor parte del tiempo la pase dentro del agua, practicando a nadar sin manguitos, pues ya no los necesito, y además ha aprendido a bucear, y aunque todavía no lo hago perfectamente, ya he mejorado bastante. Miguel todavía utiliza manguitos pero ya es mucho más valiente y ha aprendido a estar solo, en la piscina, sin la ayuda de nadie. Ya veis que vamos dando pasitos.

viernes, 27 de julio de 2012

La conductora

Casi sin quererlo ni buscarlo bajamos al centro de Fuengirola porque papá había visto unas sandalias que estaban muy rebajadas y que le gustaban mucho. Además le vendrían bien porque ya no tenía ninguna. Mamá también tenía que mirar para comprarse un bolso y de camino devolver una compra, así que bajamos con esa intención. Papá, al final, se compró las zapatillas, pero mamá, aunque devolvió la compra, no encontró un bolso que fuese bueno, bonito y barato como ella quería. Así que volvió de vacío.

Pero ocurrió que mientras estábamos en la tienda de las zapatillas, llamaron los abuelos Pepi y Miguel para saber dónde estábamos, y decidieron bajar al centro con nosotros y una vez juntos, casi sin darnos cuenta, estábamos sentados en una terraza con unas albóndigas con tomate por delante. Bueno y alguna que otra cosa más.

Cenamos muy bien y nada más terminar bajamos un poquito más y dimos una vuelta por el paseo marítimo hasta llegar a la heladería Verdú donde tomamos unos helados. Después nada más terminar de tomarnos los helados seguimos paseando por el paseo marítimo y dimos con un sitio donde había unos coches de choque. ¿Y sabéis qué? Dimos tres vueltas y en las tres vueltas conduje yo, y mi hermano que acompañaba. En la primera vuelta lo hice bien pero en las otras dos vueltas lo hice genial. ¡Vaya conductora que estoy hecha!

Ya estoy deseando volver para seguir practicando.

viernes, 20 de julio de 2012

Por el Muelle Uno

El día que en Fuengirola es fiesta porque se celebra el día del Carmen, que es su patrona, decidimos tirar hacia Málaga, según mi padre para huir de los barullos. Se lo dijimos a nuestros amigos Jaime y Daniel y les pareció buena idea así que allí fuimos a encontrarnos con ellos. Lo hicimos tan bien que cuando estábamos aparcando, casi al mismo tiempo, también estaban aparcando ellos. Los dos coches aparcando simultáneamente, uno muy cerquita del otro. ¡Vaya suerte!

Desde el aparcamiento, todos juntos, andando, fuimos al Muelle Uno, que está junto al puerto. Una zona de Málaga que nosotros nunca habíamos visitado y que ya teníamos ganas de conocer. ¡Os diré que nos encantó! Está muy cerca del mar y desde el Muelle Uno se ven muchísimos barcos supergrandes. Miguel no se enteró de mucho porque se pasó todo el rato corriendo de un lado para otro con Jaime. ¡Qué energía tienen los dos! En cambio, Daniel y yo, que también tenemos mucha energía, sólo que la reservamos para mejores ocasiones, paseamos mientras hablábamos mucho junto a los barcos, algunos de ellos enormes.

Por detrás paseando venían mi padre y Miguel, que es el padre de Jaime y Daniel, charlando de sus cosas y detrás de ellos mi madre, la madre de mis amigos, Sagri y su tía Juani. También ellas hablando de sus cosas, que son distintas de las cosas que hablan los padres, o eso creo.

Después de recorrer el muelle a completo, desde el principio hasta el final, donde había un gran faro y donde Miguelito tuvo que hacer pipí porque ya no podía aguantar más, creímos que ya era hora de tomar la cena, por lo que entramos en la pizzería Mamma Mía y compartimos unas pizzas, que estaban muy ricas, sobretodo las partes que no tenían orégano.

Después de cenar nos dirigimos hacia la calle Larios, donde todo el mundo sabe que hay una heladería que me encanta. Juani nos quiso invitar a tomar unos helados a todos. ¡Qué buena que es Juani! Aprovechamos la oportunidad y tomamos helados, menos mis padres que tomaron horchata. Luego matamos el tiempo correteando detrás de una cucaracha que intentaba atacarnos. Fue muy emocionante hasta que papá, de un zapatazo, terminó de matar el tiempo, verdaderamente, de aquella cucaracha.

Ya de noche, en el coche, nos echamos a dormir hasta llegar a casa.

jueves, 19 de julio de 2012

El segundo diente

Tanto tiempo deseando que se me cayera el primer diente, tanto tiempo deseando que me visitara el Ratoncito Pérez y me dejara un regalito, que cuando por fin ocurrió pasó rapidísimo. Ahora en apenas tres semanas se me ha caído el segundo.

Ha sido justo el que está al lado del que se me ha caído. ¿No es casualidad? Ahora, como dice papá, tengo un gran hueco para colocar la pajita del Colacao sin que se me caiga.

Estábamos cenando en Rigodón, iba a beber un sorbo con la pajita de zumo de melocotón y justo en ese momento noté algo raro y en seguida me di cuenta. ¡Por poco me lo trago!

El Ratoncito vino esa misma noche y me dejó otra vez dos billetes de cinco euros. ¡Otra vez lo mismo! Mis padres dicen que si hay mucho niños a los que se les cae los dientes el mismo día, pues tienen que ir repartiendo y que yo he tenido mucha suerte porque me han dejado dos billetes en lugar de uno, y dicen que aunque me hubiese portado igual de bien, en otro día en el que se le hubiesen caído los dientes a más niños, a lo mejor, sólo me dejaba uno.

Les dije a mis padres que ya podía invitarlos a más helados en Tita Fina. ¡Yuuupi!

miércoles, 18 de julio de 2012

Un espeto cada uno

Los primeros espetos de sardinas de este año los tomamos ya en Julio. Fue en el chiringuito de la playa del Bombo, un día que fuimos a la playa los cuatro solos. Bueno, en la playa había mucha más gente pero quiero decir que fuimos solo los cuatro a la playa, sin nadie más, aunque cuando plantamos nuestra sombrilla verde en la playa alrededor nuestra había bastante gente. Nos situamos tan cerquita de la orilla que casi nos mojábamos los pies al estirarlos.

Nada más llegar a la playa lo primero que solemos hacer siempre es sacar todos nuestros juguetes de la playa, que son muchísimos: palas, rastrillos, cubos, pelotas, regaderas, conchas con diversas formas y una excavadora de Miguel. Luego, dependiendo de las ganas de papá, damos los tres un paseo. Éste día tenía ganas y dimos un largo paseo hasta unas rocas donde papá atrapó un cangrejo. ¡Jo, qué pinzas tenía! Papá me preguntó si quería cogerlo pero le dije que no y no me insistió. A Miguel ni le preguntó porque casi no se quiso ni acercar a mirarlo, aunque poco a poco fue perdiendo el miedo y al final acercaba el dedo pero luego lo echaba rápidamente hacia atrás.

Caminar por las rocas es muy peligroso porque si te caes te puedes hacer mucho daño, por eso mientras papá caminaba en busca del cangrejo por las rocas Miguel y yo nos quedamos desde fuera mirándolo. Papi dijo que iba a buscar un erizo o un cangrejo y nosotros le animábamos desde donde estábamos. Cuando nos dijo que había cogido un cangrejo nos pusimos supercontentos.

Nosotros queríamos llevarlo de vuelta a nuestra sombrilla para enseñárselo a mamá, pero papá dijo que no, que debíamos volver a dejarlo en las rocas porque seguro que tenía muchos hermanos que lo iban a echar de menos.

Lo soltó y volvimos para sentarnos porque estábamos muy cansados de tantas emociones y como mamá había llevado unas patatas fritas, pues nos tomamos unas pocas justo antes de ir al chiringuito a tomar las sardinas. ¡Qué buen día de playa!

Os diré que mi hermano y yo, aunque todavía somos pequeños, nos tomamos un espeto de sardinas cada uno, casi sin pestañear. ¡Qué ricas que están las sardinas en espeto!

sábado, 14 de julio de 2012

Fuimos campeones de Europa

Nada más volver de Sayalonga, tras una buena siesta en el coche de vuelta, no tuvimos tiempo para casi nada. Subimos a casa, subimos las maletas, las soltamos en el dormitorio de mis padres y a la bañera, a darnos un enjuago rápido y corriendo porque en seguida nos íbamos a marchar a casa de nuestros abuelos Pepi y Miguel. Allí estarían esperándonos Natalia, tita Ana y tito Paco y mi padrino José Miguel -mi madrina no pudo venir porque últimamente la pobre está pasando una mala racha con el brazo-. Se jugaba la final de la Eurocopa y nos enfrentábamos a Italia. En nuestra casa confiábamos que España iba a llegar a la final desde mucho antes de comenzar la Eurocopa, y por eso colgamos una gran bandera de España en el balcón. Papá me dijo que íbamos a ganar porque somos los mejores y vaya si acertó.

Llegamos justo a tiempo según decía mamá y muy tarde según decía papá. ¡No hay quien los entienda! A mí no me hubiese importado llegar antes para poder jugar con mi prima Natalia más rato, pero como dice mi abuela Pepi, no se puede estar al plato y las tajadas.

Nada más llegar nos pintamos las caras con la bandera de España y como todos en la casa llevábamos ropas del color rojo, y bufandas y pulseras de España y las caras pintadas y algunos pitos para formar jaleo cada vez que se marcaba un gol y marcaron cuatro, pues imaginad la de jaleo que montamos.

En el descanso cenamos una comida que había preparado la abuela Pepi, ¡qué buena cocinera que es la abuela Pepi! Al terminar el partido, después de ver cómo le entregaban la copa a los jugadores españoles, nos dirigimos a celebrarlo a la fuente principal donde había muchísima gente y también había muchísimo ruido. Todos los coches pitaban, mucha gente llevaba trompetas y silbatos y pitos y vamos, que lo pasamos genial. Nos encontramos con el abuelo Felipe y con la abuela Pepa y con tita Cristina y tito David que también estaban tan contentos como nosotros.

miércoles, 11 de julio de 2012

En Sayalonga

El último fin de semana de junio fuimos a pasarlo a una casa rural en Sayalonga. No recuerdo cuantos fueron los que fuimos a la casa rural porque fuimos muchos, muchísimos, tantos que no me atrevo a contarlos sin que se me olvide alguno, pero estoy segura que todos, todos, todos lo pasamos genial.

Yo me lo pasé casi todo el rato jugando con Blanca y con Nacho, un rato con uno y otro rato con el otro, a veces, incluso, los tres al mismo tiempo. Miguel casi todo el tiempo lo pasó jugando con el primo Daniel. ¡Vaya dos! No saben estar el uno sin el otro, pero también, muchas veces parece que no saben estar el otro con el uno. ¡No pasan diez minutos sin pelear! ¡Por cualquier cosa, incluso la más tonta!.

En la piscina de la casa rural he perdido, por fin, el miedo al agua casi por completo. He aprendido a lanzarme a la piscina desde el borde, aunque con manguitos, pero también he aprendido a meter la cabeza debajo de agua y a nadar también, un poco como un perrito, pero es que así es como todo el mundo comienza a aprender a nadar, vamos digo yo.

Los días en la casa rural siempre son muy intensos. Comenzamos desayunando muy bien por la mañana. Mi hermano y yo por ejemplo comimos los dos días huevos fritos para desayunar. ¿No es genial? Además Miguel se tomaba un biberón y yo un Colacao. Luego el resto del tiempo hasta la hora del almuerzo es sólo para jugar.

Aquí os pongo una foto del miedica de mi hermano, que como no llevaba manguitos se agarraba bien fuerte a mamá.

lunes, 9 de julio de 2012

El cumpleaños de papá

Después del cumpleaños de tito David, tan solamente dos días después, llega el cumpleaños de mi padre. El día del cumpleaños de mi padre no había partido de fútbol, ni noche de San Juan pero nos juntamos con los abuelos Miguel y Pepi y junto con mis padres y mi hermano fuimos a comer a un restaurante. ¡Qué bien comimos los seis! Estuvimos en una terraza y corría una brisa muy agradable. Después, para rematar el almuerzo fuimos todos juntos a tomarnos unos helados a la heladería que hay cerca de casa: Tita Fina. ¡Qué buenos que están los helados allí! ¡Son mis favoritos! ¡Y también los de mi hermano!

Mi hermano Miguel, que cada día está más pillo, siempre se pide uno de turrón, yo, en cambio, voy variando, a veces pido chocolate, otras fresa, otras Ferrero Roché o cosas así que tienen una pinta buenísima. Mamá siempre se pide un helado con dos sabores y papá, igual que le pasa a Miguel, casi siempre se lo pide de turrón. La abuela Pepi suele elegir el de Stracciatella, y desde que lo probé de ella también me lo pido en ocasiones. Con el abuelo Miguel nunca se sabe porque nunca repite, o por lo menos todavía no lo ha hecho, unas veces lo pide de turrón, otras de melón, otras de Carapino, cada día pide un sabor distinto. Yo los pruebo todos, claro. El único problema que tiene Tita Fina es que no tiene horchata.

Papá recibió muchos regalos ese día, y todavía alguno más que recibió más tarde. Estaba muy contento y no hacía más que pedirnos besos a mi hermano y a mí. Dice que lo que más le gusta en este mundo es vernos felices y dándole besos.

Os pongo una foto en la que se nos ve juntos a mi padre, a Nacho, a mí y a Miguel. No es del día de su cumpleaños -que olvidamos la cámara- pero pongo ésta que salimos nosotros con él.

domingo, 8 de julio de 2012

El cumpleaños de tito David

Otra de las cosas importantes que hemos hecho y que por una cosa u otra no me ha dado tiempo de contaros es que fuimos a la fiesta de cumpleaños de nuestro tito David, bueno en realidad es mi tito David, pero además es el padrino de mi hermano Miguel. La fiesta la celebró dos veces, primero en su casa, viendo un partido superimportante de España en su camino de conseguir su tercera copa de Europa, y luego en la playa, en la fiestas de San Juan.

Tito David estaba muy nervioso, al igual que mi padre, bueno y todos los que estaban allí porque nuestra selección jugaba una eliminatoria a todo o nada contra Francia. ¡Qué emoción! Lo pasamos estupendo. España ganó dos a cero y todos estábamos muy contentos porque allí todos éramos españoles y queríamos que ganasen los españoles. Allí comimos un montón de cosas y luego, en la playa, llegó el momento de la tarta. ¡Qué rica estaba! ¡La hizo mi abuela Pepa, que tan buena mano tiene con las tartas, especialmente con la de chocolate! Estuvimos tomando tarta y jugando en la arena hasta que llegó el momento de mojarse los pies en el agua. Yo me metí con mamá, y Miguel con papá, pero en realidad allí había gente por todos lados haciendo lo mismo que nosotros.

Después comenzamos a cansarnos y tuvimos que irnos a la casa, menos mal que mi padre había tenido mucha suerte y había aparcado muy cerquita y no tuvimos que andar mucho.

Os pongo una foto del cumpleaños de David en la que se le ve a él junto con mi abuela Pepa, tita Rosi, mami y tita Cristina. ¡Qué felices todos!

sábado, 7 de julio de 2012

La fiesta de fin de curso de Miguel

Últimamente hemos hecho tantas cosas especiales que no me da tiempo a ponerlas en este blog. Entre que estamos todo el rato de un sitio para otro, y que luego cuando estamos en casa hay tantas tareas por hacer, casi no podemos sentarnos a contar las cosas. Voy a intentar colocar, aunque con algo de retraso alguna de las cosas interesantes que hemos hecho.

¿Por dónde empezar? Comenzaré por el final, quiero decir, por el final del curso. La fiesta de fin de curso. En la fiesta de fin de curso, el protagonista absoluto en nuestra familia fue Miguel, que se disfrazó de hawaiano, y bailó en lo alto de un escenario junto con sus compañeros de cole, y aunque se puede hacer mucho mejor, lo hizo bastante bien, a pesar de alguna que otra distracción.

Vino casi toda la familia a verle, todos menos sus padrinos que tenían por mala suerte otra cosa que hacer a la misma hora y el mismo día. Aquí os pongo una foto del bailarín.

Después la gran actuación de Miguelito fuimos a tomar unos pescaditos fritos y lo pasamos genial.