martes, 30 de agosto de 2011

Los Pitufos

Ayer por la tarde fue un día especial como pocos lo son. Para comer mi madre cocinó huevos rellenos, que han pasado de ser una comida que yo no quería probar nunca, a ser una de mis comidas favoritas de entre todas las comidas que hay en el mundo mundial. Luego, por si no fuese bastante ya para ser un día especial, por la tarde, fuimos al cine, para ver la nueva película de Los Pitufos. ¡Jo, cómo me gustó la película! ¿He dicho me gustó? Pues debería haber dicho nos gustó, porque Miguel lo pasó bomba como yo y mis padres también parecían disfrutar. ¡Qué divertida y qué bien lo pasamos!

Además, mis padres me compraron un paquete de palomitas para mí, y uno bien grande de gusanitos para Miguel, que compartimos, aunque Miguel no debe todavía comer muchas palomitas, y un botellín de agua para cada uno de nosotros. Teníamos los mejores asientos de todo el cine porque había muy poca gente y estábamos totalmente en el centro del centro -lo sé porque papá me lo explicó-.

Al salir del cine papá nos explicó que durante la película, en un momento que salí junto con mi madre al servicio porque ya no podía aguantar más para hacer pipí, mi hermano le preguntó a mi padre dónde estábamos, porque estaba tan metido en la película que ni se enteró de que me había ido, entonces se incorporó y comenzó a gritar Sofíiiiia, mamaaaaaá, porque la película volvía a ponerse interesante y no quería que nos la perdiésemos. Por lo visto un niño que estaba sentado delante se volvió a mirar a Miguel, que estaba formando tanto jaleo, y Miguel sacó la mano del paquete de gusanitos y le saludó diciéndole: ¡hola!. Valiente elemento.

Después del cine, de camino a casa, para rematar el día, tomamos un helado cada uno. ¿No es genial? Me pedí un cucurucho de nata, y otro para Miguel. ¡Qué bien dormimos después en nuestra camita por la noche!

lunes, 29 de agosto de 2011

Aprovechando el tiempo

Ya se nos están acabando las vacaciones, pero aún estamos en los últimos días. Sigo intentando aprovechar el tiempo, jugando con mis cosas, con mi hermano, aunque a veces discutimos, y cosas así. Es verdad que a veces echo de menos a mis amiguitas, y me entran ganas de llorar, pero sé que ya mismo estaré otra vez jugando con ellas.

A mi hermano le debe pasar algo parecido porque de vez en cuando se acuerda de la guardería, y cuando por la mañana mis padres lo están vistiendo, pregunta si lo llevamos a la guarde y cuando le dicen que no, pregunta: ¿no?, con algo de tristeza, pero pronto se le pasa.

Y no es que lo estemos pasando mal, todo lo contrario, lo que pasa es que teníamos una rutina que nos gustaba y nos gusta compartir nuestras cosas con nuestros amigos.

Mis padres dicen que cuando volvamos al cole no nos vamos a querer levantar por la mañana y es que hoy, por ejemplo, me he despertado a las once menos cuarto, que es muy tarde. Mi hermano se ha despertado una hora antes que yo, más o menos, pero se ha estado quietecito viendo los dibujos en la tele mientras se tomaba el biberón.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Gormiti versus Fresita

Mi hermano y yo estamos comenzando a tener problemas con los dibujos, a mi hermano le gustan unos que a mí también me gustan pero prefiero otros. A Miguel le gusta mucho, muchísimo ver la película de Cars. Todo los días la ve una vez, o si no todos, casi y cuando no está viendo Cars lo que más le gusta, incluso más que ver Cars es Gormiti, que son sus dibujos favoritos. A mí no es que no me gusten pero no tanto como a Miguel. Además a Miguel le gusta tanto que se mete en los dibujos tan profundamente que luego se pasa un buen rato dando tortas. ¡Es lo que más le gusta!

A mí, sin embargo, me gustan más los dibujos pacíficos, sobre todo en los que salen princesas y cosas de color rosa. Me encantan los dibujos de Fresita, o de Mickey Mouse y cosas así, pero a mi hermano no parece que le hagan tanta gracia y cuando lleva un rato viéndolos se cansa y pide que pongamos otros dibujos.

Os coloco una foto en la que se nos ve a Miguel y a mí jugando en mi cama con una linterna y las luces apagadas.

martes, 23 de agosto de 2011

No sale

La semana pasada mis padres se rieron un buen rato a costa de mi hermano Miguel, y es que Miguel está aprendiendo a hacer caca -ya lo tiene prácticamente controlado- y también está aprendiendo a hablar y tiene unas ocurrencias que nadie puede evitar reír.

Resulta que le entró uno de esos ataques instantáneos de hacer caca, que cuando le entran no puede esperar, hay que ponerlo rápidamente porque si no parece que se va a hacer caca encima, aunque luego nunca se hace. Así que mi padre, que es el que estaba en casa más libre, lo puso en el váter y pasó que no podía hacer caca. Miguel decía una y otra vez que "no sale", puso las manos con las palmas hacia arriba preguntando "qué pasa, qué pasa, no sale" y luego dijo "el váter está roto". Y mi padre se hinchó a reír.

lunes, 22 de agosto de 2011

Pidiendo

El sábado pasado fue el primer día en los dos años y diez meses que tiene mi hermano Miguel que durmió sin pañal. Mis padres estaban dándose cuenta de que ya apenas manchaba el pañal, y durante el día siempre pide pipí y nunca se le escapa nada, por lo que decidieron que durmiera sin pañal, y por ahora, que lleva dos noches, ninguna de las dos noches se ha hecho pipí, es más se despierta a medianoche pidiendo hacer pipí en el váter.

La verdad es que a mí me costó mucho aprender a hacer pipí, y con cinco años todavía no lo había conseguido, sin embargo, mi hermano, ya lo tiene casi controlado. Me ha ganado, pero yo le gano en otras cosas, como en hablar, que hablo y hablaba con su edad mucho mejor. Así es la vida.

domingo, 21 de agosto de 2011

Con los abuelos Pepi y Miguel

Con los abuelos Pepi y Miguel también lo pasamos en grande. Estando allí Miguel no se cayó de la cama pero yo sí que me di un buen topetazo con la pared, y es que ya lo dice mi padre, cuando no es uno es otro, la cosa es estar siempre liados.

Uno de los días mientras me quedaba con mis abuelos Pepi y Miguel, mi padrino vino a recogernos y fuimos a su casa y también a la piscina que hay en su edificio. ¡Jo, qué bien lo pasamos juntos! Ya es la segunda vez que voy este verano. Mi madrina me explica muchas cosas y es muy atenta y paciente conmigo, mientras que mi padrino aguanta muchas de las patadas que Miguelito reparte. ¡Sólo le gusta jugar con los coches y dando patadas! ¡Valiente elemento!

Una de las cosas que me enseñaron mis padrinos que yo luego le expliqué a mis padres es a tomarme las uvas con las pipas, sin quitárselas primero. ¡Qué fácil es! Yo aprendí rápido pero mi prima Natalia no lo aprendió bien.

Otro de los días fui a casa de tita Ana y Paco, sin Miguel, y me llevaron a la feria de Benalmádena y estuvimos en la calle hasta tardísimo. Nos montamos en los coches choque y en el trenecito de los payasos donde me dieron un globo, pero se me explotó enseguida. ¡Que día tan especial junto a mi prima Natalia! ¡Dormimos juntas en su cama! ¿No es divertido?

sábado, 20 de agosto de 2011

Con los abuelos Pepa y Felipe

Ya estoy de vuelta y no creáis que he estado sin hacer nada porque no he parado. Como mis padres han estado de viaje, y en el viaje que han hecho había que andar mucho, tanto mi hermano como yo preferimos quedarnos en casa de los abuelos donde no hay que andar tanto, ni mucho menos, aunque tampoco paramos y además nos cuidan muy pero que muy bien.

Primero pasamos tres días en casa de mi abuela Pepa y mi abuelo Felipe y todo fueron cosas buenas, a pesar de que mi hermano Miguel se cayó una vez de la cama durmiendo, y es que no para ni durmiendo. ¡Vaya susto que se llevó!

Los abuelos nos llevaron junto con mi primito Daniel, con el que hace tan buenas migas mi hermano Miguel; fuimos a la piscina que tienen mis titos en el bloque de vivienda donde viven. Es una piscina chiquitita pero lo pasamos en grande. También nos llevaron al parque que hay junto su casa donde lo pasamos en grande, y también fuimos a cenar a un restaurante donde coincidimos con Blanca y con Nacho. ¡Qué bien lo pasamos juntos!

Se nos pasaron los tres días casi sin darnos cuenta y entonces vinieron a recogernos los abuelos Pepi y Miguel.

martes, 9 de agosto de 2011

El helado de coco

Seguimos de vacaciones y todavía nos quedan muchos días más. Estamos haciendo muchas cosas especiales, distintas a pintar, me refiero, como ir a la playa o a la piscina, pero de las cosas que hemos hecho nuevas la que más me está gustando es ir a la heladería que han abierto cerca de la casa.

El otro día descubrí por papá que se tomó un helado de coco y me dejó probarlo que me encantaba el coco. ¡Qué rico estaba! A la siguiente vez que fuimos, que fue al día siguiente, me pedí un cucurucho de coco y me lo comí entero. También me gustó el de turrón, y el de piñones me mamá o el de chocolate de Miguel, que poco a poco parece que le va cogiendo gustillo a esto de los helados, pero el de coco estaba riquísimo, aunque puede que la próxima vez que vaya igual me pido otro distinto, para ir probando.

A mi padre la heladería le gusta pero no tanto, porque dice que como no tienen horchata pierde mucho, y mamá dice que hace mucho calor, y que ponen el aire acondicionado pero que apenas se nota... todos hablamos mucho que si no hay horchata, que si hace calor pero cuando llegan los helados ya nadie habla. Todos estamos con la boca ocupada.

jueves, 4 de agosto de 2011

Con los mismos colores

¡Estamos de vacaciones! ¡Todo el día, a todas horas, todos juntos! Pero aunque no lo creáis estamos moviéndonos más que nunca. No paramos y los que menos de todos, mis padres, que se están dando un trabajo en la que casa que vaya. Estamos pintando la casa. Bueno yo no pinto nada, pero voy a ver que todo está bien hecho. Los colores de la casa son más o menos iguales aunque yo los noto distintos, pero es algo de lo que sólo yo me doy cuenta, que soy muy observadora y paso todo el rato mirando los colores de la pared.

Mientras mis padres mueven todos los muebles y estanterías de la casa, cada cuadro, cada silla, cada libro. Todo. Y lo quitan de un sitio para ponerlo en otro para dejar una pared libre para que el pintor pueda pintar, mi hermano y yo nos estamos quedando en casa de mis abuelos. Un día con unos abuelos otro día con los otros, aunque ayer por la tarde estuvimos en casa y vimos como el pintor, que se llama Andrés, pintaba el techo de la cocina y de los baños. ¡Pintar los techos debe ser divertido!

No les queda mucho, ya han pintado los dormitorios, los baños y la cocina, pero falta lo que está peor, el salón y los pasillos.

¡Vamos a tener la casa más pintada del mundo!