miércoles, 28 de diciembre de 2011

El día de Nochebuena

El día de Nochebuena siempre es un día especial, pero para mí este año lo ha sido mucho más.

Por la mañana, a eso de las once, sin que mi hermano Miguelito se enterara, mis Padrinos, MariCarmen y Jose Miguel, vinieron a casa a recogerme y los tres fuimos juntos a por Natalia, que también vino con nosotros. Una vez los cuatro juntos, montamos en coche de padrino y fuimos al Plaza Mayor, para ver una película de cine los cuatro juntos. Vimos una película en tres dimensiones que se llama Arthur Christmas: Operación regalo. ¡Me encantó! ¡Qué bien lo pasamos!

Tomamos muchas chucherías, como a mí y a mi prima Natalia nos gusta. Luego comimos en el Burger King. ¡También nos encanta comer hamburguesas en el Burger King! ¡Qué bien lo pasamos los cuatro allí!

Antes de ir a casa de mis padrinos a ver su Belén, nos montamos en un montón de vacas que hay puestas por allí en el Plaza Mayor. ¡Qué bien lo pasamos en casa de los padrinos! ¡Hasta jugamos al escondite! Después me llevaron a mi casa y nada más llegar, casi sin tiempo para contarle a mis padres lo muy bien que me lo había pasado nos dimos un baño y nos preparamos para ir a casa de mis abuelos Pepi y Miguel, que es donde este año pasamos la Nochebuena.

Yo no tenía mucha hambre pero había muchísima comida por toda la mesa. Miguel sí que se puso tibio de comer y como siempre el que se puso tibio fue mi padre. ¡Ese sí que come!

domingo, 25 de diciembre de 2011

Madrid tercer día

Para nuestro tercer y último día en Madrid también desayunamos en el hotel. ¡Qué buenos que estaban lo churros madrileños! ¡y los zumos! Y justo después, sin perder nada de tiempo, fuimos a ver la Casa Museo de Lope de Vega, que una casa muy antigua y muy grande donde vivía Lope de Vega, que también, como Miguel de Cervantes, era escritor. Mamá y papá se quedaron en la entrada porque mamá se encontraba algo mareada y decidió mejor quedarse en la puerta, mientras que tita Mª José, Francisco, Miguelito y yo entramos a visitar la casa.

Lo más sorprendente de la casa es que en aquella época se lanzaba las cacas a la calle por las ventanas. ¿Os lo podéis imaginar? ¿No os parece muy extraño? Cuando la visita terminó y volvimos a la entrada mamá ya estaba muy mejorada y continuamos nuestra visita por Madrid. Lo siguiente fue ir a la Puerta del Sol, que pillaba de camino hacia El Corte Inglés de la calle Preciados donde mis titos querían entrar a comprar un regalo para Celia, a la que tanto echábamos todos de menos.

Por el camino nos hicimos unas fotos junto a una escultura de un oso y un árbol, que por lo visto es un madroño. A pesar de ser domingo por la mañana temprano, todo volvía a estar repleto de gente por todos lados. Volvimos de El Corte Inglés con el regalo y ya comenzábamos a tener hambre, así que volvimos al Mercado de San Miguel, que tenía unas tapas muy buenas y muy ricas y además estaba muy bonito con toda la decoración de Navidad. Después de allí cogimos una mesa en un restaurante por la zona antigua de Madrid, que no parecía tan antigua. Comimos otra vez tapeando y volvimos al hotel para recoger nuestras maletas.

Tirando de las maletas dimos un largo paseo por el Paseo del Prado, que es un camino que pasa por delante del Museo del Prado y que llega hasta la estación de Atocha, que es desde donde salía nuestro tren superrápido llamado AVE de vuelta hasta casa.

La vuelta en el tren fue más tranquila porque estábamos más cansados, y además pusieron la película de Cars 2, y como nos dieron unos auriculares, pues nos los colocamos y pasamos un buen rato del viaje viendo la película, pero no mucho. Mi hermano hizo caca dos veces en ese viaje de vuelta y otra vez más tuvo que ir al servicio a hacer pipó. Yo "sólo" fui una vez a hacer caca, pero dos para hacer pipí. Mis padres se conocían bastante bien el servicio del tren.

Al llegar a Málaga recogimos nuestro coche, que tanto eché de menos en las caminatas por Madrid, y de camino a casa fue imposible no dormir en nuestro coche con los asientos tan cómodos.

Al llegar a casa nos espabilamos, nos dimos un baño y cenamos con los abuelos Pepi y Miguel que vinieron a vernos. Estábamos muy cansados pero aguantamos un poquito más para pasar más tiempo con los abuelos.

Así acabó uno de los fines de semanas más intensos de nuestras vidas, que al principio no tenía ganas de repetir pero que ya me están volviendo otra vez.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Madrid segundo día

Pasamos una noche muy buena mi hermano Miguel y yo durmiendo en la misma cama, a pesar de que Miguel, que mis padres situaron entre la pared y yo, pasó por encima mía durante la noche y se cayó de la cama. ¡Y es que no está quieto ni durmiendo! Pero no pasó nada porque allí habían colocado mis padres una almohada que había de sobra para que el golpe con fuera tan fuerte.

Unas de las mejores cosas que tenía el hotel era el desayuno. En el desayuno había unos churros muy raros, que aunque sabían a churros, eran muy distintos a los que tomamos normalmente en Fuengirola. Eran chiquititos, y además los servían fríos, y tenían forma de lazo, pero estaban buenos. Se llaman churros madrileños. Luego también había Colacao, zumos de varios sabores. ¡Cómo me puse de zumos! También había tortilla de patatas y pan de varios tipos y formas, bizcochos y algunas piezas de bollería.

Después de desayunar subimos a la habitación para recoger la ropa de abrigo y hacer algo de pipí antes de ir a empezar a descubrir Madrid. Muy cerquita de nuestro hotel está el Barrio de las Letras, que es un barrio donde vivieron muchos escritores hace mucho tiempo. Una de esas casas era la casa de Cervantes, que es el mismo escritor por el que han puesto el nombre a mi colegio. Y cerca estaba también la Casa-Museo de Lope de Vega, y también las casas de Quevedo, o Calderón de la Barca. Al final nos acercamos para pedir cita para visitar la Casa- Museo de Lope de Vega para el día siguiente.

Desde allí cogimos el metro. ¡La primera vez que Miguelito y yo tomamos el metro! Nuestro recorrido fue desde la estación de Prado hasta la de Rubén Darío, que estaba cerca del sitio que queríamos visitar: el Museo de Sorolla. ¡Qué sitio tan bonito! ¡Con tantos cuadros bonitos! Mis padres parecían muy contentos allí dentro y nunca querían salir de allí, pero al final salimos.

Volvimos al metro y nos dirigimos al centro de Madrid, a una estación que se llama Callao. ¡Jo, cuánta gente estábamos allí! Después bajamos por una calle en la que había más personas que suelo hasta la Puerta del Sol y Miguelito se volvió a quedar dormido. ¡Era la segunda vez en su vida en la Puerta del Sol, y la segunda que estaba dormido y no la vio! Pasamos por la Plaza Mayor, y hasta el Mercado de San Miguel, que estaba abarrotado.

Al final comimos donde yo quería, en Burger King. ¡Qué ricas las hamburguesas! Después para bajar la comida, fuimos a la Plaza de la Villa, y después por la Catedral de la Almudena, y el Palacio Real, la Plaza de Oriente y por la calle Arenal hasta la Puerta de Sol, donde esta vez, a la tercera, Miguelito estaba despierto por fin. Vimos un montón de personajes de Disney que estaban allí para recibir a los niños y hacerse una foto. ¡Qué emocionante!

Después de hacernos unas fotos seguimos por la Carrera de San Jerónimo, hasta el Congreso y hasta la Fuente de Neptuno y el Hotel Palace, donde hay una cafetería muy divertida y chula en la que tomamos unos batidos y unos pastelitos. ¡Qué ricos! Luego volvimos al hotel para descansar y además porque mi papá y tito Francisco se iban juntos a un concierto de música de esa que les gusta a ellos y también a Miguel. Creo que se llama rock.

Ellos se fueron al concierto pero nosotras y Miguel fuimos a cenar a la plaza de Santa Ana, cerquita del hotel y después a dormir que buena falta nos hacía.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Madrid primer día

Todo lo tenían mis padres muy bien preparado desde mucho antes de ir a Madrid, para que después cuando estuviésemos de viaje todo fuera perfecto. Papá vino a recogernos a Miguel y a mí al colegio, fuimos andando a la casa, y por el camino compramos comida en una pollería que hay cerca de casa. ¡Qué ricas las patatas y las croquetas! Rápidamente, antes de que llegase mamá nos bañamos y nos vestimos. Mamá llegó justo a tiempo para darnos el toque final. Recogimos las maletas y nos montamos en el coche.

Aparcamos el coche en un hotel en Málaga, muy cerquita de la estación de trenes, donde pasaría todo el fin de semana mientras nosotros estuviésemos en Madrid. Desde el hotel fuimos a la estación de María Zambrano desde donde saldría nuestro tren hacia Madrid. Era un tren muy, muy rápido, a más de trescientos kilómetros por hora, que aunque yo no sé mucho, papá dijo que era el doble de rápido de cuando vamos en nuestro coche. Es un tren tan rápido que lo llaman AVE, porque parece que vuela.

Dentro del tren luego no parece que vaya tan rápido, aunque sí es cierto que el tiempo pasa rápido. Mis padres trajeron unas ceras de colores y unos cuadernos nuevos para pintar y lo pasamos muy bien. No nos movimos de nuestros asientos, salvo las veces que fuimos al servicio, que no fueron pocas: tres veces Miguel y tres veces yo. Y es que ir al baño era muy divertido.

Cuando llegamos a Madrid era ya de noche y hacía mucho frío. Muchísimo. Pero nuestros padres nos habían traído guantes, y gorros y bufandas y mucha ropa de abrigo. Nos montamos en un taxi que nos llevó directamente al hotel.

La habitación era muy divertida, y había una cama donde Miguel y yo íbamos a dormir juntos. ¡Qué calentitos! Al momento llegaron tito Francisco y tita María José, que estaban en su habitación esperando que llegáramos porque ellos como no tenían colegio pudieron irse por la mañana.

Salimos a comer a una plaza que había junto al hotel donde había muchos restaurantes. Se llama la Plaza de Santa Ana, y en el primer sitio que nos llamó la atención y había mesa libre entramos. Comimos bien y Miguel, que ya estaba muy cansado, se quedó frito en su carro en el mismo restaurante. Yo quería volver al hotel pero mis padres me dijeron que habíamos ido a Madrid para visitarla, y no para estar encerrados en la habitación del hotel.

Después del restaurante dimos un paseo hasta la Plaza Mayor, pero antes, para poder coger energías, me comí un donut de chocolate que estaba riquísimo. Desde la Plaza Mayor, bajamos por la Calle Mayor hasta la Puerta del Sol, donde había muchísimas personas y todo estaba muy bonito y decorado de Navidad. Miguel no vio nada de esto porque ya llevaba un buen rato dormido. Volvimos al hotel para reponer energías para el día siguiente.


domingo, 18 de diciembre de 2011

De turismo en ...

Este fin de semana ha sido un fin de semana maravilloso. Mis padres, mis tíos Mª José y Francisco, mi hermano Miguel y yo hemos ido de visita turística a una ciudad muy grande. Una de las más grandes si no la más grande de España. Una ciudad donde las calles son muy anchas, donde hay muchos museos y muchas esculturas y también muchas fuentes. Donde llega un tren que va rapidísimo y directamente desde Málaga, y donde hay muchísimos restaurantes y plazas. Pero donde sobre todo hay mucha, mucha gente.

Si todavía no lo habéis adivinado os lo digo yo. Hemos estado de visita turística en Madrid. En la capital de España ¡Y me ha encantado! Aunque también he echado un poco de menos mi casa. ¡Qué bien que ya estamos de vuelta!

Hoy estoy muy cansada y todavía casi no me ha dado tiempo a descansar, por eso, hoy sólo os pongo una foto, que ya en los próximos días os cuento más.

Os pongo una foto de todos nosotros en la Plaza Mayor. Una plaza grandísima en la que siempre había muchísima, pero muchísima gente.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Los juguetes favoritos

Mis padres dicen que cuando venga Papa Noel, o los Reyes Magos y vean la gran catidad de juguetes que tenemos en casa, posiblemente decidan volverse para atrás y darle los juguetes que eran para nosotros a alguien que los necesite más. Fue decirme eso y entrarme unas ganas horribles de deshacerme de algunos juguetes que tengo.

Mi hermano no opina lo mismo. No sé si es que no se entera o es que le da igual, pero cada vez que elijo un juguete para que mis padres se lo den a alguien que lo necesite más que nosotros, entonces, se pone como un loco, diciendo que no, que ese es suyo y cosas así.

Tiene juguetes a los que no ha mirado en mucho tiempo, pero en cuanto mis padres lo cogen y lo echan en una bolsa, en ese momento, pasa a ser su juguete favorito. Estamos apañados con él, como no cambie de parecer pronto, no vamos a recibir ningún regalo de Navidad, y todo va a ser por su culpa.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El mandril

Estaba mi padre sentado en la mesa charlando con su amigo Miguel, recién terminado los postres y en eso que mi hermano Miguelito estaba intentando tomarse el helado, y se veía a las claras que la iba a liar y manchar todo aquello que estuviese a menos de un kilómetro a la redonda, así que papá decidió sentarlo sobre sus rodillas y darle las cucharadas del helado de turrón él mismo. Todos habíamos comido ya, pero Miguelito que es algo nervioso tardó un poco más que el resto en comenzar a tomarse el helado.

Cuando papá le decía a Miguelito que abriera la boca, le pedía que la abriera bien grande y Miguelito la abría todo lo que podía. Ponía la boca muy, muy grande. Entonces papá, al verlo, le dijo que parecía un mandril -ese mono que es muy feo y abre mucho la boca (como el de la foto)- y Miguelito movió la cabeza afirmativamente. Papá le preguntó si sabía lo que era un mandril, y Miguelito volvió a mover la cabeza diciendo que sí, entonces papá, sorprendido de lo que Miguelito decía que sabía le preguntó que qué era un mandril. Y Miguelito, ni corto ni perezoso dijo que de España, del Málaga y del Mandril. Ja, ja ,ja... ¡cómo se rieron todos!

Dice mi madre que mi padre le tiene hecha un limpieza de cerebro tan grande a Miguelito que ya todo lo relaciona con lo mismo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Los adornos navideños

Ya estamos de lleno en fechas navideñas, y por eso, en casa, ya hemos realizando algunos preparativos. El jueves pasado colocamos todos nuestros adornos de Navidad por la casa, y en serio os digo que está preciosa.

No sabría decir de todos los típicos adornos de navidad cual es el que más me gusta a mí. Por un lado me encanta el árbol de navidad, tan grande, tan luminoso, con tantas bolas doradas, y luces encendiéndose y apagándose. Por otro lado está el Belén, con la Virgen, San José, el niño Jesús, la mula y el buey. Todo tan lindo y bonito. Además hecho por mi abuela Pepi. ¡Qué artista!

Además del árbol y del Belén ponemos más adornos por la casa. Uno en la misma puerta para que se vea claro que dentro estamos en Navidad.

Todo es muy bonito y navideño, pero lo que más ilusión me ha hecho colocar es una bandeja de papá Noel en el que he colocado un montón de bombones de chocolate. ¡Me encanta que esté a mi alcance! ¡Le he prometido a mis padres que cuando me vaya a tomar uno se lo voy a decir! Aunque de verdad que no sé si podré cumplirlo siempre.

martes, 6 de diciembre de 2011

Todo cerrado

Hoy martes ha sido fiesta y desde primera hora de la mañana mi hermano y yo hemos decidido que había que aprovecharlo. Por eso nos despertamos bien temprano y fuimos a meternos en la cama de nuestros padres, que aunque estaban tranquilitos rápidamente se espabilaron.

La primera decisión que tomamos fue vestirnos rápido e irnos a desayunar a la calle. Fuimos a la churrería de Pepe, nuestro vecino, donde siempre nos atienden muy bien. Todos comimos churros y algunos los mojamos en chocolates y otros en azúcar. ¡Qué ricos que están!

Desde allí fuimos a El Corte Inglés porque mis padres querían comprar algunas cosas para la Navidad, pero resultó que estaba cerrado, como también el Mercadona, y el Dani, y el Euromarket. Todos estaban cerrados. A mi padre se le ocurrió la idea de ir al Carrefour Los Patios, que aunque sospechaba que también estaría cerrado, al menos, muy cerca hay un parque que podría ser muy divertido.

¡Qué bien que estaba cerrado! ¡Y qué divertido era el parque! Tenía un tobogán bien largo y con curvas, muy pero que muy rápido, pero mejor lo comprobáis en el vídeo. Era tan rápido que como no te quitaras pronto el que venía detrás te daba un buen golpe.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Mi nueva bata

Hoy escribo en mi blog solamente para deciros que como mi bata rosa se me había quedado muy pequeña y ya estaba bastante estropeada, mi madre, que siempre es tan buena previsora y está tan atenta a todas las cosas que hay que hacer para mejorar en casa, me ha regalado una bata de Minnie. ¡Es una bata super chula y me encanta! Es una bata preciosa, supersuave, mucho más que lo era mi bata anterior, y tiene un cinturón que es una de las cosas que yo le dije a mi madre que quería cuando me la comprase, pero además, sin esperarlo, incluye un gorro que viene con lazo y orejas, de manera que cuando me lo pongo parezco una auténtica ratoncita.

Ahora cada día, al terminar del baño, estoy deseando salir y secarme para colocarme mi bata nueva de Minnie y mirarme en el espejo.