viernes, 30 de abril de 2010

En el agua

Ayer fue otro día muy, muy intenso. Por la mañana fue más o menos como siempre: despertarse, desayunar, ir al cole, al comedor... pero por la tarde después de mis clases de inglés y de merendar, a la vuelta a casa, una vez que papá había vuelto del trabajo, llegó la hora de baño. Papá metió primero a Miguel, estuvo un ratito solo, sin mí, aunque un buen rato lo pasó llamándome porque me extrañaba, ya que solemos bañarnos juntos, pero como yo estaba bastante entretenida con unos de mis nuevos juguetes de cumpleaños, pues Miguel se bañó antes. Yo entré en el baño y al poco llegó el momento de sacar a Miguel.

Mamá empezó a cambiarlo mientras papá empezó a preparar la cena. La cosa es que mientras yo estaba tranquilamente con mis patitos en la bañera, mamá puso a Miguel en el suelo, una vez peinadito, vestidito con su pijama y sus tenis. Y ocurrió que Miguel no se lo pensó dos veces. Salió pitando dirección a la bañera y.... plof. Niño al agua. Con pijama, tenis, pañal y todo. ¡Vaya cómo se pusieron mis padres! ¡Imaginaros!

En fin, que hay que tener mucho cuidado, y estar muy atento con mi hermanito Miguelito.

martes, 27 de abril de 2010

¿He dicho 4 años?

El lunes fue el primer día que acudí al colegio ya con los cuatro años cumplimos, y, la verdad, me sentía más mayor y un poquito rara. Pasé un día muy bueno, contándole a mis amigas los muchos regalos que he recibido y enseñándoles todo el rato los cuatro dedos de mi mano, porque si no lo he dicho: Ya tengo 4 años. Se lo digo a todo el mundo que me cruzo en el ascensor, o por la calle, o con cualquiera que hable por teléfono. Ahora mi número favorito ha pasado a ser el cuatro, y mi color sigue siendo el rosa, aunque es verdad que a veces es el rojo. Depende.

Aquí os dejo una foto de mi tarta de cumpleaños. ¿A que es preciosa?

domingo, 25 de abril de 2010

Cuatro años

Ya pasó mi cumpleaños, y vaya como lo pasé. ¡Fue un día realmente especial! Desde por la mañana temprano todo fue muy divertido. Nada más despertarme mis padres de dieron muchos besos, mientras me daban las felicidades, como también hizo mi hermanito Miguelito. Me cantaron cumpleaños feliz en español y en inglés, para que yo vaya aprendiendo. Miguel también quiso cantar, pero todavía no lo hace nada bien. Desde la misma cama ya empecé a recibir varios regalos: una muñeca de Tiana -ahora es mi muñeca favorita-, un cuento también de Tiana y otro de la película Up, y otro precioso de una ratoncita. Todos muy bonitos. Ah, y un libro también de Tiana, pero para pintar y pegar pegatinas.

En el colegio me pusieron una corona de princesa durante toda la mañana, para que todos supieran que era mi cumpleaños, y yo repartí una bolsa de caramelos para cada compañero.

Como era mi cumpleaños mis padres me recogieron y no me quedé en el comedor, en cambio fuimos a almorzar al restaurante que yo eligiese. Elegí una pizzería para tomarme unos macarrones con tomate. ¡Qué ricos estaban! De postre me tomé un frigopie, que es un helado de color rosa con forma de pie. ¡Qué divertido!

Pero lo mejor estaba por llegar. Por la tarde fue la verdadera celebración de mi cumpleaños. Fuimos al parque que hay cerca de casa. Vino todo el mundo que yo quería y estaba tan nerviosa que no pude parar un momento quieta. Vinieron algunos compañeros del colegio, amigos míos, primos, titos, padrinos, abuelos y muchos más...

No soy capaz de escribiros aquí cuantos regalos recibí porque son tantos que tardaría un buen rato, pero os puedo asegurar que ya estoy entretenida para un buen tiempo.

De vuelta en casa, después de un día tan intenso y especial, caí derrotada en mi cama, junto a mi peluche de vaquita, escuchando de fondo como mi hermano llamaba a grito limpio a mis padres. Tardé más que de costumbre en dormirme, pero no mucho más.

miércoles, 21 de abril de 2010

El despertador

Cada cual se despierta de la manera que quiere o puede. Yo, sin embargo, lo hago como y cuando mi hermano quiere. Es así y ya está. No hay que darle muchas vueltas. Miguel se despierta, ronronea, se estira unas cuantas veces y lo siguiente que hace es gritar "ía", "ía", una y otra vez. A grito limpio. "Ía" es como él me llama, es su manera natural de decir Sofía. Yo podría decirle que se callara, que no gritara o que me dejase dormir, pero como tengo muy, pero que muy buen despertar, le contento diciéndole: ¡Migueeeel, buenos días!

Así es como empiezan la mayoría de mis días.

martes, 20 de abril de 2010

Exterminio

Después de dos días de persecución, lucha, captura y exterminio, mi cabeza ha pasado de ser un campo de batalla a lo que es ahora, un limpio y sano cabello de niña de casi cuatro años. Mamá ha sido la responsable de tan tremendo éxito. Ha estado literalmente peinando cada parte de mi cabeza en busca de los escurridizos piojos y pegajosas liendres. Culpables todos ellos de mis picores continuos.

Pero todo ha pasado, o por lo menos eso parece, porque después de unas cuantas inspecciones no hay pistas de ellos. Mejor así.

Por otro lado mi hermanito Miguel cada día comprende mejor las cosas y, de esta manera, parece que empieza a diferenciar algo mejor lo que debe y lo que no debe hacer. Otra cosa muy distinta es que luego, al final, haga lo que le dé la gana, porque muy obediente no es.

domingo, 18 de abril de 2010

Pobre mamá

El fin de semana ha pasado y ha vuelto a ser un fin de semana pasado por agua. Así que no hemos podido ir al parque, aunque, en realidad, no hemos podido ir casi a ningún sitio. Todo el fin de semana en casa. Al menos papá fue a por churros el sábado por la manaña y los tomamos en casa, y también he visto muchos dibujos. Muchísimos.

Otra cosa que hemos comprobado una vez más es que Miguel es muy duro. Estaba trepando por la trona que tenemos en el salón de casa. Ya sabéis: ahora se sube al sofá, se baja, se sube a la mesa, se baja, se sube a la silla, se baja, así está todo el rato, y en una de ellas se cayó dándose un golpe. Ni protestó. Seguía a lo suyo, pero entonces apereció papá en el salón y pilló a Miguel subiéndose en la trona. Le regañó y cuando Miguel le miró papá vió que tenía sangre en la nariz. Sí, y estaba ya seca. Valiente susto se llevó. Y es que Miguel se da porrazos y ni se queja. Es más burro, más burro.

Pero lo peor de todo el fin de semana, sin duda, fue el final. Una vez que me había dado un baño espumoso, tranquilita, disfrutando en la bañera. Cuando mamá me estaba peinando, descubrió una liendre. ¡Otra vez no, por favor! Vuelta a echarme el champú anti-piojos, otra vez bañarme, otra vez lavar las sábanas, las colchas, los cojines, mis pijamas... pobrecita mamá.

jueves, 15 de abril de 2010

El corte de pelo

Ayer miércoles volvió a ser un día especial, pero éste más que otras veces, porque por primera vez en su vida mi hermanito Miguel fue al peluquero, y es que tenía unas greñas que vaya. Miki, que es quien se encarga de él mientras mis padres están ocupados en el trabajo, ya venía tiempo diciéndolo, pero mis padres no encontraban el momento, hasta que ayer casi sin pensarlo mamá decidió inesperadamente acercarse para pedirle cita.

No hizo falta, en el mismo momento en el que preguntó cuando podría pelarlo, le llegó la hora.

He de decir que Miguel, sorprendentemente, decidió, por una vez, estarse quietecito, con cara de curiosidad pero disfrutando de su primer corte de pelo. Todos nos quedamos boquiabiertos, incluso la peluquera, que decía que Miguel se estaba comportando como un hombrecito. ¡Quién lo diría!

Ahora, después de lo ocurrido, lo miro con otros ojos.

Os cuelgo una foto en la que se ve lo contento que estaba Miguel mientras le cortaban el pelo.

Miguel me está cogiendo la delantera porque yo, que tengo ya casi cuatro años tan sólo he ido una vez. Las mismas que Miguel que tiene apenas un año y medio.

domingo, 11 de abril de 2010

El café frío

Este fin de semana ha sido algo más tranquilo que de costumbre. Hemos pasado mucho tiempo en casa, jugando con nuestros juguetes, coloreando, viendo dibujos en la tele y cosas así. Lo peor es que Miguel ha vuelto a hacer una de las suyas, aunque un poco sin querer, la verdad.

El sábado por la mañana, mientras papá estaba fuera, mamá y yo estábamos desayunando tranquilamente en la cocina. Y Miguel, que pasa todo el tiempo del que dispone maquinando alguna trastada, decidió sentarse en el filo del cubo de la fregona. Tanto se apoyó al sentarse, que volcó el cubo, y todo el agua que había dentro se derramó inundando todo el lavadero, poniendo a Miguelito empapado de agua. Mamá tuvo que cambiarlo de arriba abajo, pañales y tenis incluidos. Vaya regañeta que le cayó al pobre. Pero claro, es que no se está quietecito ni un solo momento.

La pobre de mamá se quedó a medio desayunar y se le puso el café frío.

Os coloco una foto un poco loquita, dándome un baño espumoso.

sábado, 10 de abril de 2010

Todo va bien

Ayer fuimos al médico, a la revisión del año y medio de mi hermanito Miguel. Como era viernes pudimos ir todos: papá, mamá, Miguel y yo. No os podéis ni imaginar lo llorón que se pone Miguelito en cuanto reconoce a nuestro pediatra. Las batas no le gustan nada.

Venga llorar y llorar, dando manotazos, patadas y colorao como un tomate. Pesarlo no es del todo difícil pero medirlo, eso sí que es complicado. Lo importante es que todo va bien, y sigue creciendo, poco a poco dentro de lo normal.

Después fuimos a tomar la merienda. Yo me tomé un gran trozo de tarta de chocolate. Umm... estaba buenísima. No dejé nada de nada en el plato. Seguidamente, para bajar la comida, fuimos paseando hasta un parque y luego dimos una vueltecita hasta que me cansé y volvimos al coche. Después la cena y a dormir.

Os coloco una foto de cuando Miguelito tenía tan sólo 3 días, y yo aún no lo había visto. Estaba preparadito para salir del Hospital dirección a nuestro hogar. ¡Que gracioso! ¿verdad? ¡Cómo ha cambiado en tan solamente un año y medio!

miércoles, 7 de abril de 2010

En la biblioteca

Se acabó la Semana Santa y ya estoy de vuelta en el cole y en mis clases de inglés. ¡El cole es muy divertido! Hoy, por ejemplo, hemos ido de visita a la biblioteca que hay cerca de casa, y hemos pasado un buen rato allí entre los libros y los cuentos. Hemos conocido al bibliotecario, que es el hombre que cuida de los libros que allí hay.

Otra de las cosas buenas de la vuelta al cole es que tengo unas zapatillas deportivas nuevas, regaladas por mi abuela Pepa, que voy a estrenar mañana, con las que seguro que corro más y mejor. Imaginad lo alto que salto con ellas puestas.

Esta primera semana en el comedor ya me han escrito a bolígrafo en la mano dos veces MB que, como sabéis, significa que me he comido el almuerzo Muy Bien. ¡Qué contentos están mis padres!

Miguel y yo seguimos con nuestros mocos y nuestra tos y además Miguel tiene una herida en el labio que se ha hecho con el palo de la fregona de juguete que tiene en casa de la abuela Pepa. ¡Jo, cómo se le puso el labio de inflamado! Pero ya está mejor. ¡Pobrecito!

viernes, 2 de abril de 2010

El puente y el castillo

El jueves nos levantamos tempranito aunque era fiesta, y es que ya sabéis que Miguelito no aguanta mucho en su cuna. Mamá me preguntó si yo quería tomar churritos y cuando Miguel lo escuchó se puso muy contento, y repetía "uito" "uito" una y otra vez, y tiraba de nosotros para que nos fuésemos a la cocina. Se fue para allá y se sentó en la silla esperando que le diésemos churros. Pero como no teníamos en casa fuimos a tomar churros a la calle.

Nos arreglamos y fuimos a la churrería que hay cerca de casa. El churrero nos regaló churros a Miguel y a mí, y tuvimos la suerte de que nos invitó a desayunar Ignacio, nuestro vecino, que también estaba allí.

Desde la churrería nos fuimos a pasear al paseo marítimo. Andamos hasta llegar a un puente tras el que había sobre una montaña un gran castillo con una bandera. Subimos andando hasta él, y una vez allí pude ver los cañones, lo grande que es el mar y lo enorme que era la bandera. Fue muy divertido. No nos acordamos de llevar la cámara de fotos y no pudimos hacernos ninguna. ¡Vaya rollo!

Antes de volver a casa fuimos a comer y recobrar fuerzas a un restaurante. Volvimos a la casa y no pude hacer otra cosa que tumbarme en el sofá.

jueves, 1 de abril de 2010

Bombones

Ya estamos todos en casa de una vez por todas de vacaciones de Semana Santa. Desde el principio no hemos parado de hacer cosas divertidas.

Ayer miércoles por la noche fuimos a cenar a casa de unos amigos. Me encantó la casa de nuestra amiga Mª José, y aunque yo ya la conocía, no recordaba lo bonito que es su cuarto de baño. ¡Me encantó!

Primero cenamos Miguel y yo, y después cenaron los mayores. Miguel, por una vez, se durmió pronto y yo me quedé bastante quietecita y calladita viendo una película muy divertida de un gato llamado Garfield. La vi entera y después empecé a verla de nuevo hasta que me quedé dormida en el sofá, pero antes me tomé algún bombón que otro...

No sé muy bien cómo, pero al día siguiente me desperté en mi camita.