sábado, 31 de agosto de 2013

El tatuaje

Mi hermano Miguel dice que de mayor quiere ser pirata, o bien cazador de tiburones, o bomberos de los que apagan los fuegos, o quizás piloto de aviones de guerra, o un conductor de coches de carrera, o como dijo el otro días después de ir al circo: él quiere ser domador de leones. ¡Valiente elemento!

Por ahora dicen mis padres que lo que tiene que hacer es empezar a aprender a leer y a escribir, y que esa ya es una buena aventura, pero mientras, que se conforme con tener un tatuaje.

Eso sí, de esos que solamente duran dos días o menos.

jueves, 29 de agosto de 2013

Elefantes

Íbamos de camino a la playa, hacia Marbella, mi padre conducía y mi madre le acompañaba delante, mientras Miguel y yo distraídos mirábamos por las ventanas escuchando la música. De repente mi padre se salió de la autovía por un sitio por el que no nos tiene acostumbrados. Le preguntamos que adónde iba y nos dijo que nos iban a dar una sorpresa. Giró hacia atrás y desandamos el camino recorrido, pero por una carretera paralela. De repente llegamos a una gran explanada, donde solo había unos cuantos coches aparcados y en un lateral un gran Circo. ¡Jo, qué Circo tan grande!

Ya lo habíamos visto otra de las veces que pasamos de camino a la playa, pero no nos llamó la atención más que otras veces, sin embargo, en una amplia zona cerca del Circo, casi sin moverse había dos elefantes comiendo pacientemente. ¡Qué entretenido es ver comer a dos elefantes! Que si la trompa para acá, que si la trompa para allá, que si muevo una oreja, que si ahora con el rabo espanto unas moscas, que si muevo una pata para un lado, que si la otra la levanto. Nunca habíamos visto ni mi hermano ni yo un elefante antes, y ahora, sin esperarlo vimos dos. Otra cosa menos que ver.

A Miguel al principio le daba miedo acercarse para hacerse la foto, pero poco a poco, con mucha paciencia conseguimos que fuese acercándose y perdiendo el miedo.


lunes, 26 de agosto de 2013

Los Pitufos 2

Los días de veranos son muy largos y por eso nos da mucho más tiempo para hacer muchas cosas. A veces vamos a la playa, otras a la piscina, el resto de los días los pasamos en casa tirados en el sofá, otras vamos a algún sitio. El lunes pasado por ejemplo, sin esperarlo ni sospecharlo, de pronto, mientras Miguel y yo estábamos tirados en el sofá, fresquitos con el aire acondicionado encendido, viendo algún canal de dibujos animados de los que están en el Canal Digital, entró mamá y dijo algo así como: ¿os gastaría ir algún día a ver Los Pitufos 2 al cine? Nosotros contestamos que sí, por supuesto y entonces dijo pues levantaos que os vais a bañar y a vestir que nos vamos al cine. Teníamos que tener los ojos como platos. Dimos un salto del sofá y nos quitamos la ropa de camino a la bañera.

Una hora y pico después estábamos los cuatro más la abuela Pepa, que se vino con nosotros en el cine, con una paquete de gusanitos entre las manos viendo los Pitufos 2. ¡Qué divertido! Después del cine subimos un rato pequeño a casa del abuelo Felipe para saludarlo y después bajamos los cuatro a cenar al Burguer King. Miguel y yo y papá y mamá. ¡Nos encanta el Burguer King!

¡Eso es lo que yo llamo un sorpresa super chula!

domingo, 18 de agosto de 2013

Yiiiiiha

Ya habíamos vuelto de pasar unos días de viaje, y ahora estábamos otra vez en casa. Algunos días íbamos a la playa y otros íbamos a la piscina. Una vez íbamos a la piscina de mi tita Rosi, otra vez a la piscina de mis padrinos, otras a la piscina de mi amiguita Elena, o a la de Mario (el amigo de mi padre) o a la de nuestros vecinos Óliver y Carmen, o bien a la de la tita de mi padre, o a la del Club de Tenis de Nacho y Blanca. ¡Qué suerte tenemos! Siempre nos invita alguien para ir a su piscina. ¡Menos mal!

Después de muchos días de aquí para allá quedamos una noche para ir a uno de mis restaurantes favoritos. El restaurante Ku'Damm, que es un restaurante de comida alemana que está junto al puerto. En el Ku'Damm nos regalan unas piruletas en el menú de niños ¿no es genial? Fuimos con nuestros vecinos Óscar y Ana con nuestros amigos Óliver y Carmen. ¡Qué bien lo pasamos! Papá y Óscar se pidieron un par de esas cervezas bien grandes que les gustan a todos. Después de comer fuimos a una especie de feria que hay justo al lado y nos montamos en algunos cacharros. 

Nos montamos en los coches choques y Miguel también se montó en una moto de un scalextric con Carmen, y se lo pasó en grande, pero lo más divertido de todo fue montarnos en lo alto de una cama elástica, agarrado por unos cinturones y tirados por unas gomas elásticas que nos hacían saltar muchísimo. ¡Jo, qué bien lo pasamos! ¡Fue divertidísimo! Os ponemos la foto de Miguel porque la mía salió movida.

lunes, 12 de agosto de 2013

En el Circo

 En El Bosque nos bañamos en la piscina, y salíamos a almorzar, y a cenar, y fuimos a visitar el río Majaceite en busca de ver algunas truchas, y también aprendimos a jugar al billar, no mucho, pero algo aprendimos. Y además de todo esto también fuimos al Circo. ¡La primera vez que Miguel y yo fuimos al Circo! ¡Y también mamá! Al menos que ella recuerde. Mi padre dice que sí ha ido al Circo de pequeño, y más de tres y más de cuatro. ¡Jo, qué suerte!

El Circo es súper divertido y también súper peligroso y, en ocasiones, da un montón de miedo. Comenzó la primera de las actuaciones con el domador dentro de una jaula con un tigre y dos leones. ¡Jo, qué grande que eran las fieras desde la primera fila del circo! ¡Daba miedo ver al domador allí dentro! Una leona se abalanzó contra la jaula y del golpe casi que la desmontó. Mi madre estaba descompuesta  y no creáis que no tenía ganas de salir corriendo. ¡Vaya colmillos que tenían los leones y el tigre!

Luego vimos un buen número de atracciones: trapecistas, equilibristas, payasos, y un hombre que lanzaba fuego y cuchillos por encima de su cabeza y luego los cogía con la mano a una velocidad tan rápida que daba vértigo ver como lo hacía. ¡Qué gran actuación!

Además vimos algunos animales exóticos como búfalos y llamas. ¡Vaya cuernos que tenían los búfalos! En el descanso salieron Bob Esponja primero y Dora la Exploradora a chocarnos las manos. ¡Qué contento estaba Miguel chocando con Bob Esponja!

Jaime y Miguel estaban encantados con todo lo que vieron, y a Dani y a mí nos gustaron unas más que otras.
A mi padre le gustó ver al domador y a las fieras y a mi madre lo que menos. ¡Circo para todos los gustos!

jueves, 8 de agosto de 2013

Jugando al billar

En nuestros cuatro días de vacaciones en El Bosque, no sólo estuvimos todo el tiempo en la piscina, ni sólo fuimos a visitar el río en busca de truchas, no, también jugamos al billar. Cada noche después de volver de cenar en el pueblo, al llegar al hotel, en el gran salón jugábamos una partida de billar. El primer día y el segundo jugó mi padre con nosotros, los cuatro niños, pero después, el último día, se animaron mamá, Sagri y Juani y lo pasamos genial jugando.

El billar es uno de los juegos más complicados que jamás he jugado. Se ve a la gente coger el palo y luego dar un buen golpe a una bola blanca, que a su vez choca contra otra que al final entra por una de las esquinas que parece que es fácil para todo el mundo. ¡Pero que difícil que es meter una sola bola!

Poco a poco, con el paso de los días, medio aprendí a saber coger el palo, pero luego jugar era otra cosa. ¡Imaginad Miguel! ¡Vaya peligro con el palo en la mano!


miércoles, 7 de agosto de 2013

En El Bosque

La siguiente escapada que teníamos prevista después de la casa rural era ir a la Sierra de Grazalema, concretamente al pueblo de El Bosque, y hacia allí nos fuimos juntos con nuestros amigos Dani y Jaime, su madre Sagri y su tía Juani, porque su padre Miguel no pudo venir finalmente.

Durante nuestros cuatro días en El Bosque lo pasamos genial. Pasamos casi todo el tiempo dentro del hotel, en la piscina, que en ocasiones estaba allí para nosotros solos. Desayunábamos en el hotel y salíamos para almorzar y para cenar a unos restaurantes que están cerca de nuestro hotel.

Mi hermano Miguel estuvo un tiempo preocupando a nuestros padres porque iba cojeando, y así se tiró un par de días, pero no se quejaba mucho, y es que mi hermano Miguel es muy duro, cojeaba pero no quería ir al médico, pero no por no ir al médico, sino por no salirse de la piscina, o de donde quiera que estuviésemos. ¡Lo estábamos pasando tan bien que no quería dejarlo por nada! ¡Y menos aún para ir al médico!

Una mañana fuimos a visitar el río Majaceite, donde pudimos ver las truchas, y donde también vimos una serpiente de río. ¡Qué susto! Hacía mucho calor y volvimos porque no queríamos estar hasta muy tarde cuando pegara más fuerte el solano. Al volver al hotel nos dimos un buen baño en la piscina.

En la foto mi padre me enseña dónde está la serpiente de agua. ¡Qué bien escondida estaba!