Todavía estaba Nacho con nosotros en casa y uno de esos días, mientras papá fue a La Rosaleda para ver un partido muy importante del Málaga, nosotros fuimos al cine. Queríamos ver Piratas pero al llegar al cine había tal cola que fue imposible entrar en la sala a la hora que nosotros queríamos. Así que decidimos elegir otra película, porque estaba claro que Piratas no podríamos verla.
Entre las películas que podíamos elegir estaba Brave que yo ya la había visto en el cine con mis padrinos y con Natalia, pero yo era la única que la había visto. Le dije a mi madre que por mí no había ningún problema, porque no me importaba lo más mínimo verla de nuevo. Y eso fue lo que hicimos.
Entre las películas que podíamos elegir estaba Brave que yo ya la había visto en el cine con mis padrinos y con Natalia, pero yo era la única que la había visto. Le dije a mi madre que por mí no había ningún problema, porque no me importaba lo más mínimo verla de nuevo. Y eso fue lo que hicimos.
No sé si ver Brave fue una buena elección, porque para mí no había ningún problema pero Nacho, que estaba sentado justo a mi vera, no paraba de quejarse de que yo no callaba y de que pasaba todo el tiempo contándole lo que iba a ocurrir justo después. Dice que soy una destripapelículas. ¡Jo, qué enfadado se ponía Nacho cada vez que yo le contaba algo! Pero es que me cuesta muchísimo estarme callada cuando conozco algo que los demás desconocen.
Después fuimos al Burger King que está junto al cine, al mismo que habíamos ido dos días antes después del zoológico. Tampoco nos importó repetir. Al contrario, nos encanta el Burger King.
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