Ya empezó el curso, y ya tengo mi mochila nueva, mis colores nuevos, los lápices nuevos, el sacapuntas, la goma de borrar, incluso algo de ropa nueva y, lo más importante, unos tenis chulísimos nuevos. Este año además tengo una profesora nueva, que no ha venido mucho por clase porque esta embarazada y, bueno en realidad no sé bien lo que le pasa, pero esta semana ha estado toda la semana sin venir. Espero que sea algo pequeño y se recupere pronto y podamos estar con ella.
Una de las cosas nuevas de este curso es que ya he pasado al patio grande, que es sólo para los mayores, y aunque nosotros somos los más pequeños de los grandes, nos hace ilusión estar en el patio grande y no en el chico, donde está mi hermano. Aunque por otro lado echo de menos encontrarme con mi hermano en el patio y cuidar de él. Al menos estoy con él en el comedor, y aunque no nos sentamos juntos siempre estoy pendiente de él.
Mi hermano que está aprendiendo muchísimas cosas y de manera muy rápida. Hace nada no sabía contar hasta diez y ahora, casi sin darnos cuenta ya lo hace hasta veinte. Y tenéis que ver cómo se está soltado a hablar. De vez en cuando suelta algunas palabras que no os podéis ni imaginar.
Otra de las cosas que están coincidiendo con el inicio del curso es que nos entra el sueño más temprano. Miguel y yo estamos cenando, por ejemplo, a las nueve y media de la noche y estamos con los ojos pesados, deseando irnos a la cama. ¡Qué sueño da el cole!
Os colocamos una fotos en la que salimos Miguel y yo en uno de los últimos días de playa. Apurando los últimos días del verano.
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