viernes, 26 de octubre de 2012

Carita de angelito

Después de la Feria y después de nuestro viaje a Baeza y Úbeda llegó la hora de volver al cole.

El cole es muy divertido. Ves a tus amigos, hablas con ellos, les cuentas las cosas que has hecho, a donde has ido y un montón de cosas más. Miguel, por lo que se ve lo entiende de otra manera. Cuando papá fue el martes a recogerlo después del comedor, lo encontró sentado, apartado de los demás, castigado. Las encargadas del recreo, y también las del patio después del comedor, le dijeron que estaba castigado por pelearse. Se había peleado con tres niños en el rato pequeño que dura el recreo, uno detrás de otro. Además dijo que habían tenido que separarlo, que estaban repartiéndose tortas como si fuesen mayores, sobre todo él. Y que de alguna manera Miguel siempre está metido en todas. ¡Con la carita de angelito que tiene! Dijeron que no había pelea en el recreo que no estuviese él. Dijeron que comer comía muy bien pero que pegar lo hacía mejor, y que además no hacía ni caso, que le regañaban y era como si sonaran pajaritos en el cielo, como quien escucha llover.

Imaginad la cara de mi padre. Todas las maestras encargadas de vigilar el patio ya conocen a Miguel. Dice papá que no se conocen el nombre de muchos niños del colegio pero que el de Miguel se lo saben todas. Además le cuentan que se pelea con niños mayores que él y que no tiene miedo a nada. Papá dice no es que sea valiente sino que es un inconsciente.

Así que nada más llegar a casa papá agarró una moto de las que tiene Miguel y se la rompió y la tiró, lo dejó sin dibujos durante toda la tarde y además lo puso a hacer una cartilla de ejercicios que tenemos en casa. ¡Cómo lloró Miguel cuando papá le rompió la moto! Papá le advirtió que como le dijesen otra vez en el colegio que se había peleado o portado mal se iba a quedar si juguetes y sin dibujos durante mucho, mucho tiempo.

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