jueves, 23 de agosto de 2012

Tres días

La semana pasada mis padres se escaparon -según sus palabras- a Madrid durante tres días y tres noches. Así que mi hermano y yo nos quedamos en casa de la abuela Pepa y el abuelo Felipe. ¡Qué de cosas hicimos! Un día fuimos a la playa, otro vino con nosotros tita Rosi y nuestro primo Daniel, que junto con Miguel es como si sumaran catorce y fuimos todos al Zoológico. Menos mal que tanto mi hermano como yo tenemos un carnet para todo el año y no tuvimos que pagar entrada. Nos lo pasamos muy bien, aunque los abuelos lo pasaron genial porque además era la primera vez que visitaron el Zoo.

En casa de los abuelos lo hemos pasado superbien porque aparte de que nos dejan ir a la cama más tarde, y de que podemos ver los dibujos todo lo que queramos, nos cuidan como si fuésemos reyes. Nos hacen las comidas que más nos gustan y nos dejan estar todo el rato tirados en el sofá sin hacer nada, aunque mis padres ya nos habían leído la cartilla ante de "escaparse", y cada día, cuando llamaban, nos la recordaban una y otra vez, especialmente a Miguelito, que le han dicho mil y una veces que no tenga la mano tan larga, porque cuando menos te lo esperas te suelta una buena torta. Y mi padre dice que no lo hace sin querer, porque bien que a mis padres no les pega. Papá dice que sabe muy bien lo que se hace. Pero bueno, al final, se portó bastante bien.

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