jueves, 4 de octubre de 2012

El Potaje Mágico

El domingo pasado, como final de fiesta de un fin de semana divertidísimo fuimos los cuatro juntos al teatro, al Teatro Echegaray. La obra era una obra muy distinta a todas las que habíamos hecho antes, pues no sólo nos hacían reír, sino que también, y además muy a menudo, hicieron magia. ¡La primera vez que Miguel y yo vimos magia!

¡La magia es superdivertida! El mago tiene una sombrero que por lo visto se llama chistera y de repente es capaz de sacar cualquier cosa de dentro: pañuelos de muchos colores, un periódico, un palo larguísimo y también una paloma. La paloma aparecía y desaparecía que parecía imposible. También sacó a un niño de el público y lo puso tumbado entre dos sillas, y luego quitó una silla y el niño continuaba tumbado. ¡Teníais que ver la cara que se nos quedó a Miguel y a mí! Lo pasamos genial y ya estamos deseando volver al teatro, a ver magia o lo que sea. La obra se llamaba El Potaje Mágico.

Nada más terminar la obra de teatro buscamos un sitio donde pudiésemos almorzar porque tanto Miguel como yo estábamos muertos de hambre. Fuimos a un lugar que se llama La Bodega de El patio, y mi padre y mi madre se pidieron y se comieron una paella negra, negra, negra, que ninguno de los dos, ni mi hermano ni yo, quisimos probar. Nosotros preferimos tomar una comida menos oscura.

Al terminar, de camino al coche, dando un largo paseo, pasamos justo por delante de la Heladería Casa Mira, y claro, no quisimos evitar tomarnos un cucurucho cada uno, igual que Miguel no pudo evitar quedarse dormido en el coche de vuelta a casa.

No hay comentarios: