viernes, 3 de junio de 2011

Bajo el sol chiclanero

En Chiclana tuvimos un tiempo magnífico, y eso que cuando mirábamos al hombre del tiempo en la tele siempre colocaba una nube negra y algo de lluvia, pero la realidad fue otra. Así que como hizo muy buen tiempo pudimos acercarnos a la piscina nada más llegar. Estrenábamos manguitos nuevos y Miguelito además un flotador, aparte de bañadores.

Pasamos un primer día buenísimo y después de cenar, sentados en unos sillones que hay en uno de los salones del hotel me entró un sueño grandísimo y no paré de pedirle a nuestros padres que nos volviésemos a la habitación para dormir, aunque, más tarde, tras mucho insistir, ya en la habitación se me quitó de repente el sueño, pero a cambio me entró hambre. A mis padres no le hizo mucha gracia porque en el bufé apenas comí porque no tenía ganas, y después en la habitación me entró. Menos mal que mamá siempre está muy pendiente de todo y tenía un plátano para mí.

Al día siguiente después de desayunar churros con chocolate que había en el bufé, fuimos a la playa, a la que nos llevamos nuestros cubos y palas. ¡Qué divertida es la playa! ¡Hay tanta arena para jugar! Estuvimos allí hasta la hora del almuerzo, y fuimos a comer a un chiringuito que hay cerca de la piscina, donde ya pasamos toda la tarde, hasta poco antes de la hora de la cena.

Bajamos a cenar, esta vez comí más para que no me entrara hambre en la habitación, y después de cenar, de camino a los salones del hotel comenzó una atracción de magia. ¡Qué me gusta la magia! ¿Sabéis qué? ¡Me sacaron al escenario como voluntaria! !Qué suerte tengo ¿verdad? Hice el truco de unir dos aros cerrados, una y otra vez. Qué ilusión me hizo hacer magia.

Después ya en la habitación le dije a mi padre si me podía comprar un par de aros para enseñarles a mis amigas y a mi prima Natalia cómo sé hacer magia, pero le entró mucha risa y no me hizo mucho caso.

1 comentario:

Mamá dijo...

¡¡¡Mis dos hombretones!!!