jueves, 23 de junio de 2011

El día completo

Hoy es el santo de mi padre y por eso anoche antes de acostarnos le dimos uno regalillos. Ya llevaba yo unos cuantos días sabiendo los regalos que le habíamos comprado, pero últimamente he aprendido muy bien a guardar secretos y papá no sospechó nada de nada.

Mi hermano no guarda nada bien los secretos pero tampoco se entera de mucho, con lo que no hay mucho riesgo de que se le escape algo. Así que después de cenar, y justo antes de acostarnos, volvimos al salón y le dimos a mi padre los regalos.

Yo le di el primero para que lo abriera. Un polo rojo que le queda perfecto y que mamá adivinó que le gustaría, porque mamá conoce a papá mejor que nadie. Luego llegó el turno de mi hermano, pero cuando tenía que darle el regalo no lo hacía, todo lo contrario, lo estaba abriendo él. ¡Será posible! A papá no le importa que Miguel le abra los regalos pero a mí sí que me importaría.

El regalo que Miguel le dio es un libro, de esos que le gustan a papá que no tienen ningún dibujo y creo que también le gustó, porque dijo que lo iba a leer en cuanto acabase otro que estaba leyendo.

Volví a la cama recordando el día tan completo que había tenido. Por la mañana estuve en una batalla y por la tarde en una fiesta y luego llegó el santo de mi padre. ¡Cuántas cosas se pueden vivir en un solo día!

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