domingo, 5 de septiembre de 2010

De boda en boda

Poco a poco las vacaciones se nos van yendo, casi sin darnos cuenta, a pasito corto. Mamá ya está trabajando, aunque ella, en realidad, nunca ha dejado de trabajar; papá está a punto de volver al trabajo; Miguel ya ha comenzado, y yo, siendo sincera, ya tengo ganas. Y es que tengo ganas de contarles a mis amigas del colegio todas las cosas tan emocionantes que he hecho durante el verano.

Este fin de semana precisamente hemos estado muy ocupados, y no he echado a nadie de menos porque como mis padres han tenido dos bodas seguidas, una el viernes y otra el sábado, al final nos hemos quedado una noche con unos abuelos y otra noche con otros. De modo que mis padres así pueden disfrutar plenamente de la celebración, porque aunque yo me porto bastante bien, no puedo asegurar lo mismo de mi hermano, que está hecho un prenda, o un diablillo, o un demonio, o un bicho, o cualquier cosa que no para de ingeniarse juegos que no están para nada bien. Así que como mis padres tienen la suerte de poder dejarnos a los abuelos, pues eso, que nos quedamos con los abuelos, que nos miman mucho y están muy pendientes de nosotros. ¡Cuánto quiero a mis abuelos!

No hay comentarios: