Esta pasada noche parece que Miguel no ha tenido la fiebre tan alta como en días anteriores, pero sigue con el cuerpo tonto. Anoche, para nuestra sorpresa, se tomó el biberón entero de un solo tirón, sin insistirle ni nada, pero cuando estaba dormido le entró esa tos tan tonta y pesada que arrastra los mocos y se le vinieron hacia arriba y vomitó. Echó, al menos, medio biberón. Yo estaba dormida y no me enteré, pero mis padres tuvieron que cambiarlo de arriba abajo, incluso le dieron un baño rápido, que sirve para bajar la fiebre y para quitarle el olor a vómito. También tuvieron que cambiar la ropa de cuna. Todo eso con la luz encendida y yo acostada en mi cama, justo a su lado, sin enterarme de nada. ¡Vaya sueño profundo que tengo!
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