martes, 31 de agosto de 2010

Mi secreto

Hoy que casi todo el mundo está para arriba y para abajo, maletas para un lado y para otro porque se acaban las vacaciones de unos o empiezan las de otros, os voy a contar un secreto. Me pongo un poco colorada cuando lo digo pero así es, y no puedo evitarlo. Soy un poco vaga, que es más o menos que me gusta mucho quedarme en el sofá tumbada, o tirada por el suelo o todo lo que tiene que ver con moverse poco. Soy así. Cada uno es como es y no me importa decirlo. Mi hermano por el contrario no le gusta nada estarse quieto, ni siquiera una "mijita" de nada. Yo me levanto por las mañanas de la cama y si no acompaño a mi padre a comprar el pan es porque me tengo que levantar. Hay veces que, por ejemplo, tengo hambre y la comida está en el plato, lista para que le eche el diente, pero por no coger el tenedor y hacerlo yo sola espero a que mis padres me lo den en la boca. ¿Qué le voy a hacer si soy así?

Mi tita Rosi me dijo, el domingo pasado, cuando salíamos de la playa en dirección al coche, e iba yo arrastrando mis pesados pies, medio doblada del cansancio, que mis padres me iban a tener que apuntar a algún deporte. ¿Sabéis que le contesté? Que ni se les pasara por la cabeza, porque yo lo que prefiero, y es, además, lo único que estoy dispuesta a hacer, pintar, colorear y cosas de esas que son sentaditas. Y digo yo que en una casa con que haga deporte uno ya es suficiente ¿no? Pues que lo haga Miguelito, que siempre está dispuesto.

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