viernes, 6 de agosto de 2010

Mi nueva primita

Estos últimos días he pasado mucho tiempo hablando de mi nueva primita Celia. Preguntando cosas como sus apellidos, o qué come, o cuándo hablará y más cosas así. Miguel todavía va un poco a su bola, no hace muchas preguntas, simplemente corre de un lado de la casa para otro. Ya he visto a Celia dos veces y ya tengo ganas de verla tres. ¡Qué bonita cosa delicadita!

Por otro lado mi hermanito Miguel, el lunes pasado se llevó un buen porrazo en la frente. Parece ser que se tiró o se cayó desde lo alto de la mesa que hay frente al televisor y se dio un golpetazo contra el suelo en la frente. Casi antes de echar a llorar ya tenía un chichón que se podía ver desde la otra habitación. Papá estaba trabajando y mamá se llevó un susto de los buenos. Cualquiera le ponía hielo a Miguel en la frente. Ya lo tiene algo mejor pero todavía da cosilla mirarle la frente, y es que no guarda ningún cuidado.

El jueves fuimos a Málaga, a un médico que le mirara los pies a Miguelito, un traumatólogo. En realidad no dijo nada que ya suponíamos pero ahora estamos más tranquilos. Lo único que Miguel ha de hacer es andar descalzo por casa o por la arena o el césped. Ni medicinas ni inyecciones. Después mis padres nos compraron un globo a cada uno. No eran globos normales sino un hombre que hacía cosas realmente especiales con los globos. A mí me hizo una flor muy bonita y a Miguel la Pantera Rosa. ¡Qué divertido! Antes de volver, claro está nos tomamos unos heladitos de turrón en la Calle Larios.

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