Este fin de semana ha sido un poco ajetreado, y eso que empezamos regular. El viernes fuimos mi madre, Miguel y yo a recoger a papá al trabajo y mamá le dijo que si nos invitaba a almorzar en un restaurante, aunque yo no tenía muchas ganas. Una vez en el restaurante Miguel se portó fatal y papá y mamá, en algún momento, estaban de acuerdo en que era mejor no haber ido. Aunque al menos me tomé una natilla con galleta riquísima. El resto del día lo pasé tirada en el sofá viendo los dibujos.
El sábado, en cambio, fue mucho más movidito. Papá nos llevó a Mijas para desayunar, pero antes recogimos a los abuelos Pepi y Miguel. Visitamos a mi padrino José, que estaba trabajando. Fuimos al parque y dimos un pequeño paseo por el pueblo, pero hacía frío y no estuvimos mucho.
Por la tarde fuimos a la celebración de cumpleaños de nuestro primito Daniel. Lo celebró en el campo, donde también había muchos niños, entre otros Nacho y Blanca, con los que jugué mucho. También hay columpios y caballos, pero de verdad. Jacas, como los llama Miguel. Se nos hizo de noche allí. Volvimos reventados y listos para cenar y dormir.
El domingo también fue muy divertido pues fuimos a almorzar al parque que hay junto a nuestra casa y papá me trajo mi bicicleta, una vez que la ha reparado. ¡Qué difícil es montar! ¡Qué esfuerzo tan grande hay que hacer para que ande! Me cansé muy pronto y mis padres dicen que soy una vaga, y no es verdad, es solamente que estaba cansada. Otro día será.
El sábado, en cambio, fue mucho más movidito. Papá nos llevó a Mijas para desayunar, pero antes recogimos a los abuelos Pepi y Miguel. Visitamos a mi padrino José, que estaba trabajando. Fuimos al parque y dimos un pequeño paseo por el pueblo, pero hacía frío y no estuvimos mucho.
Por la tarde fuimos a la celebración de cumpleaños de nuestro primito Daniel. Lo celebró en el campo, donde también había muchos niños, entre otros Nacho y Blanca, con los que jugué mucho. También hay columpios y caballos, pero de verdad. Jacas, como los llama Miguel. Se nos hizo de noche allí. Volvimos reventados y listos para cenar y dormir.
El domingo también fue muy divertido pues fuimos a almorzar al parque que hay junto a nuestra casa y papá me trajo mi bicicleta, una vez que la ha reparado. ¡Qué difícil es montar! ¡Qué esfuerzo tan grande hay que hacer para que ande! Me cansé muy pronto y mis padres dicen que soy una vaga, y no es verdad, es solamente que estaba cansada. Otro día será.
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