jueves, 12 de noviembre de 2009

Tortícolis

Ayer miércoles me desperté de manera muy extraña. No podía mover el cuello hacia mi izquierda -¿o era mi derecha?, ya no me acuerdo-. En realidad sí que podía, pero me dolía mucho. Era la primera vez que me ocurría, al menos que recordáramos en casa. ¡Jo! ¡Qué mal rato pasé!

Tardaron mucho mis padres en detectar lo que me pasaba, principalmente porque yo no hablaba, sólo lloraba. Gritaba: ¡Aaaaay! y seguidamente ¡Buaaaahhh! En fin, una llorica, pero es que sólo tengo tres añitos.

Al final, cuando conseguí reponerme y decirles que me dolía el cuello, entonces mis padres tomaron medidas dándome una medicina y untándome una crema, y fui muy poco a poco mejorando, pero a la hora de ir al cole, todavía estaba con dolores y mi madre junto con mi señorita me tuvieron me meter en clase a la fuerza. Casi a rastras.

Una vez en el cole, jugando con mis amigas y corriendo por el patio, me fui encontrando mejor. Al terminar el día ya casi ni me acordaba.

Pero de todo, lo peor, sin lugar a dudas, fue quitarme el pijama y ponerme el jersey por la mañana. ¡Qué dolor! Me duele sólo de recordarlo.

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