Ya estoy despiojada, o al menos eso parece, y por eso hoy he vuelto al colegio. Al final tan sólo he perdido un día -el pasado viernes- y estoy lista y preparada para seguir aprendiendo. En casa nadie parece haberse infectado, lo que es un logro de mi mamá, que se ha encargado -aparte de despiojarme a mí- de lavar todo lo que ha estado cerca mía (colchas, cojines, ropa, cepillos, peine,...). Todos ha significado un enorme trabajo de limpieza, sobretodo empezando por mí, que me he lavado cuatro o cinco veces tan sólo en un fin de semana. Todo el día en romojo, vamos.
Para descansar de tanto trabajo el domingo fuimos junto con mis abuelos Pepi y Miguel a almorzar a la calle. Fuimos a la Venta La Torre y una vez allí coincidimos con mis otros abuelos que casualmente también habían decidido salir a almorzar al mismo sitio. ¡Vaya sorpresa!
Después, mientras mi padre se fue al fútbol, yo fui con mi mamá y Miguelito a una cafetería con Nacho, Blanca y su mamá. Su papá no vino porque también fue al fútbol con papá. Me lo pasé en grande libre de piojos.
Para descansar de tanto trabajo el domingo fuimos junto con mis abuelos Pepi y Miguel a almorzar a la calle. Fuimos a la Venta La Torre y una vez allí coincidimos con mis otros abuelos que casualmente también habían decidido salir a almorzar al mismo sitio. ¡Vaya sorpresa!
Después, mientras mi padre se fue al fútbol, yo fui con mi mamá y Miguelito a una cafetería con Nacho, Blanca y su mamá. Su papá no vino porque también fue al fútbol con papá. Me lo pasé en grande libre de piojos.
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