Acababa de superar una y ya ando metida con otra. El jueves por la tarde vomité hasta cinco veces. En realidad las dos últimas veces ya no tenía casi nada que echar y sólo me salía agua. Cada vez que bebía agua vomitaba. Una tarde horrible. Me acosté sin cenar.
El viernes por la mañana no fui a la guardería para evitar males mayores y como mis padres tenían que trabajar me quedé en casa de la abuela Pepa, que cuidó de mí estupendamente. Sólo almorcé un yogourt y no lo devolví. Poco a poco fui sintiéndome mejor.
Por la noche celebrábamos el cumpleaños de mi abuela Pepi, que aunque su cumple era el sábado nos reunimos el viernes porque les venía mejor. Fuimos a cenar al restaurante alemán Kudamm. Nos lo pasamos genial. No comí mucho, tan sólo un poco de pan de ajo y unas pocas patatas cocinadas a la alemana. Quise pedirme un helado, como mi primita Natalia, pero no fui capaz de comérmelo. Con la segunda cucharada ya me di cuenta de que no estaba preparada. Me dolió un poco la barriga y fui unas cuantas veces al servicio con un poco de diarrea. ¡Qué le vamos a hacer!
Abuela Pepi recibió regalos de todos y Natalia y yo, aunque no cumplíamos años también recibimos regalos. Mis padrinos José y Mª Carmen nos regalaron unos muñecos que bailan al son de la música. Los dos iguales. Muy graciosos.
El viernes por la mañana no fui a la guardería para evitar males mayores y como mis padres tenían que trabajar me quedé en casa de la abuela Pepa, que cuidó de mí estupendamente. Sólo almorcé un yogourt y no lo devolví. Poco a poco fui sintiéndome mejor.
Por la noche celebrábamos el cumpleaños de mi abuela Pepi, que aunque su cumple era el sábado nos reunimos el viernes porque les venía mejor. Fuimos a cenar al restaurante alemán Kudamm. Nos lo pasamos genial. No comí mucho, tan sólo un poco de pan de ajo y unas pocas patatas cocinadas a la alemana. Quise pedirme un helado, como mi primita Natalia, pero no fui capaz de comérmelo. Con la segunda cucharada ya me di cuenta de que no estaba preparada. Me dolió un poco la barriga y fui unas cuantas veces al servicio con un poco de diarrea. ¡Qué le vamos a hacer!
Abuela Pepi recibió regalos de todos y Natalia y yo, aunque no cumplíamos años también recibimos regalos. Mis padrinos José y Mª Carmen nos regalaron unos muñecos que bailan al son de la música. Los dos iguales. Muy graciosos.
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