¡Jo, qué bien me lo he pasado hoy! Para empezar, nos despertamos más tarde de lo normal, pues para eso era domingo. Desayunamos tranquilamente aunque papi sólo se tomo un vaso de leche porque decía que así tendría más espacio libre en la barriga. Después nos arreglamos y nos fuimos a recoger a la abuela Pepi que se venía de día de campo con nosotros. Nos esperaba una buena.
De camino a la finca de Mª Carmen y Ángel, que son vecinos y amigos de la abuela Pepi, hicimos una parada para encontrarnos allí con mis padrinos Mª Carmen y José, mis titos Ana, Paco, y Natalia; Mª José y Francisco, además de Mª José, Alberto, Blanca y Nacho; Yolanda, Tineo, Marta y Luis; Ozzy y Dani. En el camino se nos unieron Mariam y Osorio. Cuando por fin llegamos nos estaban esperando Mª Carmen y Ángel, junto con Paqui -mi pediatra particular- y Antonio., que son grandes amigos. Al momento llegó Mario y algo más tarde Pascual. Casi nadie como veís. Todos muy buenos amigos.
En el campo -que es como yo le llamo- me lo pasé pipa jugando un montón, sobre todo en una piscina donde disfrutamos como enanos que somos. Un día especial de verdad.
Los mayores tampoco se lo pasaron mal, se les veía muy contentos a todos, riendo con la boca llena a dos carrillos. Mª Carmen hizo unos callos con los que papi empezó a rellenar su
espacio libre. Ángel en la barbacoa tampoco se quedó corto. Todos sin excepción se lo pasaron en grande. Boooomba como yo digo.
Durante un buen rato todos miraron al cielo, deseando que unas nubes negras no se nos acercaran. Y así fue. ¡Qué suerte! Justo después de los postres, de los que mami hizo buena cuenta, empezaron a caer unas gotas muy grandes y después nos llamaron Mª Carmen y Ángel y nos dijeron que empezó a granizar justo después, cuando nosotros ya nos habíamos ido.
No os pongo ninguna foto del día porque aunque mis padres se llevaron la cámara de fotos, ni se acordaron de ella.