Mojándome los pies

El domingo por la mañana me desperté bastante pronto, pero en lugar de llamar a mis padres lo que hice fue bajarme de mi cama, con mucho cuidado de no caerme, e ir a oscuras en busca de mis padres, pero a mitad de camino, por el pasillo, no sé cómo, me perdí y me puse a llorar hasta que vinieron a por mí. Mis padres me repitieron una y otra vez que no me bajara de la cama porque me podía hacer daño por lo que intentaré hacerles caso.

Después de desayunar nos fuimos mami y yo junto con Lidia y Elena a la playa, algo más tarde llegó tita Cristina. Pasamos una mañana bastante entretenida todas jugando con la arena. Yo incluso me comí un poco. ¡Qué asco! Ya no lo vuelvo a hacer más. No me bañé porque el agua del mar estaba muy fría, sólo me mojé un poquito los pies al principio y un poco al final para quitarme la arena. Hicimos castillos con los juguetes que me regalaron mis padrinos.

De camino a casa me dormí en el coche, agotada, pero me despertaron al llegar a casa para comer y después no quise dormir la siesta, papá lo intentó un buen rato hasta que finalmente lo consiguió y me dormí.

Ya por la noche vinieron a ver el fútbol mis titos Mª José, Francisco, Cristina y David. Todos comieron pizza, menos mami que se pidió nadie sabe qué, y yo sólo un yogur, no quise el biberón.