El día de Navidad por la mañana temprano, nada más despertarnos, entramos en el salón despacito, para ver si por casualidad Papá Noel nos había dejado alguna cosita, y ¿sabéis qué? Tuvimos mucha suerte y nos trajo algún que otro detalle a casa uno de nosotros. A mis padres Papá Noel les dejó un libro a cada uno y conmigo y con mi hermano todavía fue más atento.
A Miguel le trajo uno de los juguetes que más le gustan: un Gormiti que traía un coche, y a mí una muñeca Winx preciosa. Además, nos trajo un libro para cada uno. El mío era de princesas y el de Miguelito era de superheroes. ¡Qué buenos regalos para todos!
Después papá se acercó a comprar churros mientras mamá preparaba los cafés, el biberón y mi Colacao.
Después teníamos otra de esas grandes reuniones que siempre tenemos en las casas de los abuelos cuando nos reunimos muchos. Este año tocaba en casa de mi abuela Pepa y mi abuelo Felipe. Estuvimos todos menos mi tita Cristina y tito David que estaban en Madrid. Unos vienen y otros van. Mi hermano y yo les echamos mucho de menos. Pero al menos mi hermano Miguel pudo jugar mucho, muchísimo con Daniel, que es con el primo que más juega y con el que más se divierte. También pudimos comprobar que Celia está ya comenzando a dar sus primeros pasos y que me parece que va a ser una gran charlatana como yo.
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