Hoy cuando mi padre me recogío de la guardería me preguntó si yo quería ir a conocer a mi primito Daniel. ¡Sí quiero! contesté gritando. Fuimos a recoger a mi madre y a Miguel, que estaban comprando un par de pollos, muchas patatas, algunas croquetas y empanadillas además de una gran botella de Coca-Cola bien fresquita para almorzar juntos con Rosi y Chiqui.
Así que hoy he conocido finalmente a mi primito Daniel. Sólo puedo decir: ¡qué guapo y qué chiquitito! También pusimos a Miguel y a Daniel, juntos para que se conocieran. Miguel era mucho más grande, y eso que a mí me parece muy chiquitín.
Mientras estábamos allí, llegaron los abuelos Pepa y Felipe, vinieron a traer un jamón, como es su costumbre cada vez que celebran el nacimiento de un nieto. Todos estamos encantados con la llegada del pequeño Daniel, y desde aquí, le doy el apretujón que allí no pude.
Así que hoy he conocido finalmente a mi primito Daniel. Sólo puedo decir: ¡qué guapo y qué chiquitito! También pusimos a Miguel y a Daniel, juntos para que se conocieran. Miguel era mucho más grande, y eso que a mí me parece muy chiquitín.
Mientras estábamos allí, llegaron los abuelos Pepa y Felipe, vinieron a traer un jamón, como es su costumbre cada vez que celebran el nacimiento de un nieto. Todos estamos encantados con la llegada del pequeño Daniel, y desde aquí, le doy el apretujón que allí no pude.
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