sábado, 16 de febrero de 2008

Durmiendo en el coche nuevo

El viernes fue un día muy especial ya que después de que mis padres me recogieran en la guardería y almorzaran ellos en casa nos fuimos directos a casa de los abuelos Pepi y Miguel, donde me quedé un ratito. La abuela no estaba porque había ido a la peluquería, así que el abuelo y yo jugamos mucho, pero pronto me quedé dormida porque no había dormido la siesta en casa. Dormí más de dos horas.

Cuando mis padres volvieron lo hicieron con un coche nuevo, más grande, y de distinto color. A los abuelos les gustó mucho. Es de color marrón y no azul. Lo mejor que tiene el coche es que mantiene la misma silla que me regalaron los padrinos y cuando papá pone música me quedo dormida muy muy rápido.

Luego para cenar nos fuimos los tres a Rigodón. Yo tenía órdenes muy rigurosas de mami y de papi para portarme bien, y lo intenté con todo mi corazón. Allí cenamos junto con tita Cristina y David y Mª José y Francisco. Jugué un poco con todos. Me tomé el biberón y después piqué unas pocas patatas fritas y no me dejaron comer aceitunas porque tenían hueso. La tita Mª José me regaló una pelota que cambia de color. ¡Jo, qué me gusta!

Al salir nos fuimos todos a ver el coche nuevo, que estaba en el mismo sitio, me pusieron en la sillita, pusieron la música, dos curvas y ya estaba yo en el séptimo cielo.


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