El viernes pasado salimos a la calle Papá, Miguel y yo en busca de unas cuantas bombillas que se habían fundido y nos habíamos quedado sin reservas para sustituirlas. Fuimos andando a pesar de que hacía mucho calor, aunque eso sí, fuimos buscando las aceras con más sombra. Durante el camino y especialmente en la tienda, mi padre nos prometió que si nos portábamos perfectamente, y la palabra es muy importante, porque papá decía que bien no era suficiente, sino que teníamos que hacerlo perfectamente, entonces, si conseguíamos portarnos perfectamente, en ese caso y sólo en ese caso, nos llevaría a la biblioteca.
Veinte minutos después estábamos entrando en la fresquita sala de la biblioteca y papá dijo que había traído unas fotos y nuestros carnets de identidad para hacernos socios. De manera que mientras mi hermano y yo buscábamos algunos libros que llevarnos, mi papá hablaba con la mujer que cuida de la biblioteca -la bibliotecaria- y nos sacó el carnet de la biblioteca. Dijo que una vez que teníamos los carnets podíamos llevarnos un libro cada uno. Yo elegí Witch, El juicio final y mi hermano se llevó uno de la letra "i" que se titula La "i" tiene su punto, que es para niños de tres años. ¡Nuestros primeros libros de la biblioteca! Como papá no tiene carnet ni se lo hizo, porque no traía un par de fotos suyas, se llevó un libro con mi carnet.
Ahora tenemos un tiempo para leerlos y disfrutar de ellos, pero sobretodo hay que tener mucho cuidado con ellos porque después tenemos que devolverlos y puede que detrás de nosotros otros niños quieran leerlos. ¿No es divertido?
1 comentario:
Eso está genial. La verdad es que por mucho que hoy podamos acceder a todo por internet y por el ordenador, el encanto de los libros y de las bibliotecas no se puede perder.
Un besito.
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