Ayer fue mi cumpleaños. ¡Jo, cuántas cosas tengo por contar! Por ser mi cumpleaños nos despertamos algo más temprano y es que teníamos que llegar algo antes al cole para poder darle a mi señorita una tarta para poder tomarla con mis compañeros de clase. Mamá fue la que nos llevó al cole y también la que le dio la tarta a la señorita. Me pusieron una corona, que pude llevar todo el día en clase, porque para eso era mi sexto cumpleaños.
El día que alguien cumple años, mi señorita siempre hace que sea un día superespecial en clase. ¡Cantamos, bailamos y comemos tarta! ¿No es fantástico?
Al terminar no fuimos con casi siempre al comedor, sino que mi padre vino a recogernos y nos fuimos para nuestra casa, nos preparó la comida, y nos bañó, todo muy rápido para que nos diese tiempo de llegar a mi fiesta de cumpleaños los primeros. ¡Qué emocionante! Miguel se quedó dormido en el corto paseo desde la casa hasta el parque de bolas, pero en esta ocasión cuando despertó no lloró mucho porque estaba dentro de un parque de bolas.
Poco a poco fueron llegando todos los invitados, especialmente mi primos, mis abuelos, mis compañeros de cole, mis titos... no faltó nadie. ¡Fue una fiesta estupenda! Vino hasta Minnie, y además me trajo una tarta. ¡No me lo podía creer! Fue una fiesta de cumpleaños sensacional, estuve jugando hasta que ya no pude más. Entre dar besos, jugar, abrir regalos, jugar más, soplar la vela del seis, tirar de la piñata y todo lo demás, terminé el día destrozada, pero destrozada de felicidad. ¡Qué duro es cumplir años!
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