Este fin de semana ha sido algo extraño para mí. En principio tenía previsto un sábado superdivertido con un cumpleaños de un amigo mío en un parque de bolas, por lo que estaba muy contenta e ilusionada, sin embargo no me encontraba muy bien de ánimo porque había estado un poco con fiebre la noche anterior, y además antes había vomitado la comida. Pero entre mis ganas de ir y que me sentía algo mejor, fuimos.
Me equivocaba. Al poco rato de estar en el cumpleaños tras probar el primero de los bocados a un bocadillo, sentí que no estaba bien. No tenía ganas de saltar, ni de jugar, ni nada de eso, por lo que le pedí a mi madre que nos volviésemos a la casa. Me estaba entrando mucho sueño y también algo de frío. Así que mi madre, sin pensárselo, recogió las cosas, agarró a mi hermano de un brazo y nos llevó a casa. También vino con nosotros Oliver, un compañero mío del cole, que además de mi amigo es mi vecino, mientras que su padre y su hermanita se quedaron en nuestra casa viendo un partido de fútbol con papá.
Nada más llegar a casa me puse el pijama y me acosté. Estaba malísima, con dolor de barriguita y de garganta. Menos mal que mis padres me llevaron al médico por la mañana y ya tenían preparada la medicina que me tenía que tomar, que me vino superbien. Pasé toda la noche, desde la tarde, tumbadita en la cama descansando.
Mientras estaba en la cama vino mi primita Natalia, con mis titos Paco y Ana. ¡Qué sorpresa! ¡Pero que penita, porque yo no tenía ganas de levantarme! ¡Sólo quería descansar y descansar!
Desperté el domingo bastante mejorada. Sin nada de apetito pero mucho más animada. Tanto que les pedí a mis padres que nos llevaran al parque, y ellos, con tal de tenerme contenta, nos llevaron a mi hermano y a mí. Fuimos a almorzar al bar que hay allí, en el parque, pero no comí mucho, o más bien casi nada, porque aunque estaba mejor, no estaba todavía lo suficientemente bien. Vinieron con nosotros a almorzar los padrinos de Miguel, mis titos Cristina y David, y también vinieron, aunque sólo se quedaron a tomarse un rato pequeño, nuestro tito Paco y Natalia, porque tita Ana estaba en la playa. ¿No es increíble que vinieran? ¡Qué bien lo pasamos todo el rato con ellos! ¡Sí que fue una sorpresa que vinieran todos!
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