sábado, 3 de marzo de 2012

Kung-Fu Panda 2

Estábamos en casa todos: papá, mamá, mi hermano Miguel y yo, cuando mamá, con algo de desgana, tuvo que irse a trabajar, por lo que papá se quedó a nuestro cuidado. Bueno él suele ir al cuarto del ordenador o bien se tumba a leer en la cama mientras mi hermano y yo hacemos y deshacemos todo lo que queremos y más. Especialmente mi hermano.

Pero cuando papá nos llamó para que fuésemos a la cocina para merendar, al entrar en el salón y ver en qué estado estaba todo, comenzaron a salirle rayos por las orejas, los ojos rebotaban como dos palmas fuera de la cara y el labio inferior cayó hasta el suelo, aunque puede ser que exagere un poco, pero la cosa fue que papá dijo que fuésemos a merendar y que había que comérselo todo. Sabíamos que no había que poner ni un solo pero y así lo hicimos y al terminar papá dijo que teníamos que recoger todo el desastre en ese mismo instante y que si lo hacíamos rápido se sentaba con nosotros para ver una película con las luces apagadas como si fuese el cine. En ese mismo momento Miguel y yo sacamos los seis brazos y seis manos que tenemos cada uno cuando nos lo proponemos y en un santiamén todo estaba recogido.

Cinco minutos después estábamos los tres sentados en el sofá, todo rodeados de cojines, con una manta bien tapados y viendo Kung-Fu Panda 2, en completa oscuridad. ¡Qué bien lo pasamos! Aunque Miguel a la media hora, cuando el oso panda estaba en la fase de meditación y eso, se quedó dormido y ya no vio nada más, pero tampoco parecía importarle.

1 comentario:

Mamá dijo...

¡Lástima que me lo perdí! A la próxima sesión me apunto.