En casa tenemos cinco puzles distintos. Tenemos uno de madera, que aunque no es exactamente un puzle, lo vamos a llamar así. Sólo tiene seis huecos donde encajar piezas, y es para que niños pequeñines comiencen a jugar con puzles. Mi hermano y yo somos capaces de hacerlo casi con los ojos cerrados.
Luego tenemos otro de madera, que también es para encajar piezas, pero bastante más grande y difícil, pero que los dos nos las apañamos muy bien para hacerlo sin ayuda.
Desde bien poco tenemos otro que mis padres nos compraron en la tienda del Zoo en la última visita que realizamos. Ese es algo más complicado. Yo, claro está, sé hacerlo sola y con facilidad, pero a mi hermano le cuesta un poco, pero también es capaz de hacerlo solo, aunque no siempre lo consigue, y es que se pone nervioso y pretende introducir piezas donde es imposible que encajen y entonces comienza a deshacerlo y va para atrás en lugar de para adelante.
Hasta aquí son los puzles que Miguel conoce. No sabe que tenemos en casa otros dos, y es que es muy cabezón y como lo sepa, va a querer estar todo el tiempo jugando y me parece a mí que no va a saber hacerlos solito y no tengo todo el tiempo del mundo para estar todo el rato ayudándolo.
Los que tenemos son uno de 36 piezas, muy bonito que me trajeron mis titos y otro de 125 piezas. Muy difícil y complicado que sólo he hecho una vez y con la ayuda de mis padres, aunque todo es ponerse y, cualquier día de estos, espero conseguirlo hacer yo sola. Ya os lo contaré.
Luego tenemos otro de madera, que también es para encajar piezas, pero bastante más grande y difícil, pero que los dos nos las apañamos muy bien para hacerlo sin ayuda.
Desde bien poco tenemos otro que mis padres nos compraron en la tienda del Zoo en la última visita que realizamos. Ese es algo más complicado. Yo, claro está, sé hacerlo sola y con facilidad, pero a mi hermano le cuesta un poco, pero también es capaz de hacerlo solo, aunque no siempre lo consigue, y es que se pone nervioso y pretende introducir piezas donde es imposible que encajen y entonces comienza a deshacerlo y va para atrás en lugar de para adelante.
Hasta aquí son los puzles que Miguel conoce. No sabe que tenemos en casa otros dos, y es que es muy cabezón y como lo sepa, va a querer estar todo el tiempo jugando y me parece a mí que no va a saber hacerlos solito y no tengo todo el tiempo del mundo para estar todo el rato ayudándolo.
Los que tenemos son uno de 36 piezas, muy bonito que me trajeron mis titos y otro de 125 piezas. Muy difícil y complicado que sólo he hecho una vez y con la ayuda de mis padres, aunque todo es ponerse y, cualquier día de estos, espero conseguirlo hacer yo sola. Ya os lo contaré.