Hoy os voy a contar una de las cosas sorprendentes que hace mi hermano Miguel. Resulta que lleva ya unos cuantos días que después de cenar se toma un biberón, la mayoría de las veces lo hace tumbado en su cama, y ya prácticamente dormido, aunque en cuanto nota que le están intentando dar el biberón saca las manos de debajo de la almohada, que es como le gusta estar y aparta las manos de quien intenta dárselo porque lo quiere coger él y tomárselo él "solito", que es lo que siempre dice "yo solito". Todo esto que os cuento es lo normal y a diario, lo extraño viene ahora, durantes las últimas tres o cuatro últimas noches se está despertando entre las tres y las cuatro de la madrugada pidiendo otro biberón, al principio mis padres pensaban que se podría haber quedado con hambre de la ceno, pero la cosa es que había cenado bastante. ¡Qué extraño verdad!
Así que a media noche obliga a mi madre la mayoría de las veces a levantarse y prepararle un biberón, mientras Miguel no para de gritar "¡el bibi, el bibi!" una y otra vez, porque no para hasta que lo tiene entre las manos. Después por la mañana al despertarse, aunque parezca mentira, se toma otro. ¡Será glotón! Vamos que lleva tres o cuatro noches seguidas que se toma tres biberones. ¡Un litro de leche!
De todo esto yo casi ni me entero porque cuando se toma el primero por la noche ya suelo estar dormida, y de el de la madrugada, a pesar de los gritos de Miguel, no me entero de nada, a veces, con suerte puedo enterarme algo del de la mañana, pero la mayoría de las veces tampoco lo hago.
Así que mientras yo duermo Miguel no hace otra cosa que tomar biberones.
Os ponemos una foto justo después de que Miguel se recuperara. ¡Qué alegría!
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