viernes, 4 de marzo de 2011

El bizcocho

El sábado pasado al despertarnos bien tempranito por la mañana y comprobar que hacía un día buenísimo, decidimos ir a desayunar a la calle. Fuimos a la cafetería donde nuestro vecino Pepe hace churros. ¡Qué buenos están! Pero lo realmente sorprendente del desayuno fue que llegó, sin nosotros esperarlo, mi abuelo Miguel y mi primita Natalia que de camino al rastrillo pasaron por la puerta. ¡Vaya sorpresa! Así que después de terminar de desayunar fuimos juntos todos menos mamá, que se fue a la compra y después a la casa a hacer un bizcocho y algunas cosas más.

En el rastrillo lo pasamos muy bien y nos sorprendió la gran cantidad de personas que había allí juntas esa mañana. No pudimos quedarnos mucho y nos volvimos pronto porque habíamos quedado para almorzar en casa de nuestros amiguitos Daniel y Jaime.

En casa de Daniel y Jaime mi hermanito Miguel se lo pasa genial porque hay muchos juguetes de niños, especialmente coches. Miguel estaba como loco y después de comer no se acordó de la siesta ni de nada, sólo jugaba y jugaba. Yo, en cambio, no me olvidé del bizcocho, y estaba deseando que llegara la hora de la merienda. A mis padres le gusta mucho estar con sus amigos y a mí también. ¡Pasamos una tarde-noche sensacional!

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