El pasado sábado fue un día inolvidable. Otro más. Nos levantamos temprano, nos arreglamos y nos fuimos a casa de la abuela Pepi a recoger a mi prima Natalia y también a dejar a Miguel. Nos fuimos mamá, papá, Natalia y yo al Zoo. Al de Fuengirola. Como Miguel es muy chico todavía y le da miedo, pues no vino.
Ir al zoo es unas de las cosas más divertidas que se puede hacer en una mañana. Vimos muchísimos animales de todos los tamaños y colores. ¡Me lo pasé en grande!
Vimos gorilas, chimpancés, tigres, serpientes, ardillas, pájaros, cocodrilos, hipopótamos y muchos más que ahora no me acuerdo, pero, de todos los animales que hay en el zoo mis favoritos son los flamencos. Me encantan porque son rosas. Aunque también me gustó mucho ver a un orangután chiquitito, y comprobar cómo lo cuidaba su madre.
Estaba tan cansada que mi padre tuvo que llevarme un rato en hombros.
Cuando terminamos de ver todos los animales nos fuimos a casa de la abuela Pepi y el abuelo Miguel a comer paella. ¡Yo me comí un plato entero! ¡Y es que tenía un hambre!
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