Pues el viernes, como ya he contado, llovió mucho, muchísimo, y nos evacuaron de clase antes de la hora prevista de salida, y mi padre vino a recogernos, y vimos la tele que tanto nos gusta, pero antes de ver la tele que tanto nos gusta y después de recogernos, cuando nos evacuaron del cole, entre medio, fuimos al asador de pollos, a comprar un pollo asado con patatas fritas. Por lo que Miguel y yo estábamos doblemente contentos porque estábamos viendo la tele, pero además sabíamos que íbamos a comer en casa, y no en el comedor del cole, y que además de almorzar en casa, íbamos a tomar pollo asado con patatas fritas, que es una de nuestras comidas favoritas.
Todo iba de maravilla, porque además era viernes y el día siguiente sábado, y el otro domingo. Todo iba de maravilla, digo, pero todavía mejoró, pues de repente sonó el timbre de la puerta y apareció mamá, que también había sido evacuada en previsión de la lluvias que se esperaban. Así que pudimos comer los cuatro juntos, en el salón. Los cuatro en la mesa con el pollo asado con patatas. Riquísimo.
Luego por la tarde teníamos inglés, pero como llovía, y además se esperaba que lloviese muchísimo más, mis padres dijeron que íbamos a quedarnos en casa, y a Miguel y a mí no nos dio ninguna pena, ni mucho menos, todo lo contrario, dimos palmas de alegría de saber que podíamos quedarnos en casa, viendo la tele que tanto nos gusta, mientras en la calle llovía, y nosotros desde el sofá, con las cortinas abiertas veíamos como llovía. ¡No es una tarde perfecta!