jueves, 16 de febrero de 2012

En el dentista

El martes pasado, tras llevar mis padres varios días observando a Miguel, y llegar a la conclusión de que, después de todos estos días, no termina de mejorarle el diente, tenían que llevarlo al dentista. Cada vez que mastica algo lo hace con el otro lado de la boca, no es capaz de morder ni una simple galleta, ni un plátano ni nada. Todo lo parte antes y se lo lleva a la boca ya partido. Estaba claro que tenía un problema con su diente.

Mis padres sabían que el diente se le movía, pero tenían la esperanza de que se le fuese poco a poco fijando y dejara de molestarle, pero parecía que no iba por buen camino, así que, sin más pérdida de tiempo lo llevaron al dentista.

¡Aunque parezca increíble, no os podéis ni imaginar lo bien que se portó Miguel en el dentista! ¡No rechistó ni una sola vez! ¡No lloró! ¡No cerró la boca! Y lo más importante, se estuvo todo el rato muy quietecito y con la boca muy abierta. Justo como mis padres le habían dicho que hiciese. Incluso cuando el dentista le puso empaste para fijarle el diente con los dos de los lados, aguantó el tirón. Todo un hombretón. ¡Qué orgullosos estaban mis padres! ¡No echó ni una sola lágrima! Y eso que era bastante molesto.

El dentista dijo que tenía afectados las dos paletas superiores, pero que una casi no tenía importancia. En total tres fisuras interiores en los dos dientes. Al terminar el dentista le regaló un gorila de plástico y estaba contentísimo. A mí me entraron ganas de que me miraran la boca, y se lo dijimos al dentista y me miró, pero lo hizo de pie, sin sentarme en el sillón ese tan chulo que tienen. En cualquier caso también me dieron un regalo: un corderito de plástico.

Mis padres están tan contentos con Miguel y Miguel de él mismo, que dice que quiere volver al dentista para la revisión. ¡Qué valiente!

2 comentarios:

Mamá dijo...

¡Qué campeón mi niño! ¡Cómo se portó! Seguro que muchos adultos se mueven mucho más que él en el dentista. Un besazo para mi niño

Tito David dijo...

Increible!!! Con lo mal que yo lo paso cada vez que voy al dentista... muy bien, Miguel, eres todo un campeón!!!!

Besos