miércoles, 22 de febrero de 2012

El buscabocas

El domingo pasado mientras esperábamos una mesa en la terraza del bar que hay junto a la plaza cerca de casa, mi hermano pequeño Miguel, que ya sabéis que está hecho un personaje, comenzó a discutir con un niño. Yo estaba dando vueltas alrededor de la plaza con la bicicleta que me trajeron los últimos Reyes Magos y no vi nada de nada, pero por lo visto por mis padres mi hermano estaba discutiendo con un niño que tenía un plástico en la mano que hacía las veces de espada. Mi hermano y ese niño, que era mucho mayor que él, estaban agarrándose el uno al otro, forcejeando. Entonces el niño mayor empujó a mi hermano, que cayó al suelo, pero lo peor de todo fue que se levantó de un salto, casi sin darle tiempo a reaccionar al otro niño, y sin pensárselo ni un instante, se lanzó a lo loco hacia el otro niño, y lo tiró. Los dos cayeron al suelo. Y desde el suelo Miguel soltaba tortazos de esos que él suelta.

Mi padre acudió rápidamente para separarlos. Regañó a mi hermano y le dijo que se fuese a jugar y que dejara a los niños mayores y que no se metiera en más peleas. Mi hermano se fue con pocas ganas y en cuanto mi padre le dio la espalda para volver al sitio desde donde mi madre estaba viéndolo todo, volvió a la carga.

No saben mis padres muy bien cómo fue pero un minuto después estaba correteando muy feliz por el parque con el plástico como si fuese una espada. ¡Valiente elemento! En esta ocasión fue mi madre la que le quitó el plástico y lo tiró, y le advirtió de que no se acercara más a lo mayores y que se dedicara a jugar o si no lo iban a sacar del parque. Todo terminó ahí.

Pero mis padres se quedaron pasmados comprobando cómo Miguel, desde el suelo se lanzó a lo kamikaze contra otro niño mucho mayor que él, el cual, además, tenía una especie de espada de plástico en la mano. Mis padres dicen que mi hermano no le teme a nadie ni a nada, y que por eso el otro día, por ejemplo, el dentista le tuvo que pegar un diente.

No hay comentarios: