jueves, 4 de febrero de 2010

Sin levantar cabeza

En casa no acabamos de salir de una y nos metemos en otra. La semana pasada como estaba malita con mucha tos, mocos y fiebre solamente fui a mi colegio el viernes. Esta semana, que ya me encontraba bastante mejorada, he estado yendo muy contenta desde el lunes hasta el miércoles. Pero ocurrió que el miércoles, cuando mi padre me llevó al cole, leyó un papel que había en la puerta de mi clase en el que se leía que había otra vez algunos niños infectados con piojos, así que por la noche cuando mi madre me miró para revisarme la cabeza. ¡Ahí estaban!

Nada más bañarme mamá me miró por si acaso tenía. Allí estaban. En serio. Me encontró un piojo y lo que parecía que era una liendre. Imaginad que desesperación. Otra vez a lavar toda la ropa de cama, los cojines, mis jerseys... todo. Mamá tenía ganas de llorar y yo también. El único al que parece no afectarle nada lo de mis piojos es a mi hermano Miguel, que sigue yendo de un lado para otro como si nada. Lo único bueno por ahora es que no me pica en absoluto la cabeza.

No hay comentarios: