El viernes pasado fuimos mi madre y yo a recoger a mi hermanito Miguel a la guardería y al volver al coche y sentarme en mi asiento, mamá me dio mi regalo por haberme portado tan fantásticamente la noche anterior, y me puse muy contenta. Los regalos fueron una cosa de esas de hacer pompas y una pistola de agua. Miguel estaba dormido y no se enteró de nada, pero al llegar a casa se despertó y quería su gasa y su chupete y también su regalo, que mamá, como es muy precavida, también le había comprado a Miguelito un juguete de hacer pompas, en su caso, por haber hecho caca en el váter las últimas veces.
¡Qué contento estamos con nuestros regalos! Luego cuando papá vino y vio los regalos, nos recordó que cuando nos portamos bien, ellos, mi madre y mi padre, entonces se portan bien con nosotros.
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