lunes, 25 de octubre de 2010

El camaleón

El viernes al salir del cole mi padre vino a recogerme. Él suele recogerme los viernes porque es el día que no trabaja por la tarde, mientras los demás días lo hace mamá. Pues el viernes, papá vino a recogerme en coche, y me preguntó si había visto alguna vez un camaleón. Yo le dije que sí, y me preguntó:
- ¿dónde?
- Pues en la tele -le contesté- ¡vaya cosa!
- ¿Quieres ver uno de verdad?
- ¡Claro!

Me llevó con el coche hasta un árbol que hay de camino del trabajo de mi padre hasta nuestra casa. Dijo que había visto justamente un camaleón en el árbol que teníamos delante hacía ya casi una hora. Nos pusimos a mirar el árbol, fija y detenidamente. Pasamos un buen rato buscando hasta que papá lo encontró, pero yo no lo veía, miraba y miraba pero no lo veía. Lo tenía al alcancé de la mano, a menos de dos palmos de mi nariz, pero hasta que mi padre no lo señaló, casi tocándolo, no lo vi. ¡Vaya camuflaje! ¡Tenía el mismísimo color de las hojas del árbol! ¡Y qué lento se movía!

Me explicó que cambiaban de color para pasar desapercibidos y que tenían la lengua muy larga, pero eso no lo vi, pero sí pude ver como movía los ojos de un lado para otro, cada uno por su lado, como si estuviera completamente bizco.

De vuelta a casa, sentada en mi asiento del coche, le dije a mi padre:
- ¿Quieres saber una cosa, papá?
- Dime
- ¿Sabes cual es mi animal favorito?
- No
- Los camaleones rosas.

¡Qué lastima que Miguel estaba dormido y no pudo venir con nosotros!

2 comentarios:

Tito David dijo...

jajajajajaja... los camaleones rosas!!! que bueno!!! la verdad es que nunca he visto ninguno pero si alguna veo me lo encuentro, le haré una foto para ti, guapa!
Besos

Sofía dijo...

¡Me encantaría de verdad!