Pasó Halloween y este año hasta mi hermano se ha visto trabajando para este día tan monstruoso. Yo hice una careta en el cole y él hizo otra en la guardería y a los dos nos pintaron la cara para que pareciésemos diablos y monstruos. ¡Cómo me reí al ver a mi hermano Miguel intentando dar sustos! ¡No asusta ni a una hormiga!
Por la noche mi padre fue a comprar un cartucho de castañas asadas que yo no sabía muy bien qué eran, pero al menos me hacía una idea, sin embargo, el pequeñín de Miguel no tenía la más mínima idea y en cuanto vio a papá entrar por la puerta con el cartucho gritó: ¡Bien, bravo, churritos! ¡Qué gracia nos hizo a todos! Pero después, ni él ni yo consentimos en probarlas y es que ya habíamos cenado y no nos cabía nada de nada, bueno, en realidad a Miguel sí que le cupo algo después un buen biberón.
Ya ha llegado la cama de Miguel, está en nuestro cuarto pero todavía no tiene ningún colchón ni somier pero ya hay una almohada. Miguel sigue durmiendo en su cuna pero ya estamos preparando en casa su paso de cuna a cama. Mis padres no están muy seguros todavía, piensan que Miguel se va a levantar de la cama y la va a liar más de un día. Yo creo que tienen mucha razón. Ya veremos.